PRIMERA DAMA
Este año está Pepe de presidente de la comunidad de la playa. Residencial Parchís. Cuatro torres: Roja, Verde, Azul y Amarilla. 10 plantas por torre; cinco apartamentos por planta; 200 propietarios; 800 almas en agosto. Hay comarcas de Soria con menos habitantes. Una responsabilidad, oye. Así vinimos: Madrid-Torrevieja con los bajos a ras de asfalto. Tres trolleys de bikinis, pareos y vestidos, qué menos. Si Pepe es presidente, yo soy primera dama. Y hay que vestir el cargo.
Es lo único que se puede. Aquí no manda ni Dios. Ese el que menos. Más que de mesa, aquí se practican juegos de cama. Qué quieres. La gente está de vacaciones. Y se relaja. Pepe y yo somos liberales. Dejamos hacer, dejamos pasar. Pero el viernes tuvimos que llamar la policía. Habíamos celebrado la Velada del Cóctel Exótico. Un éxito, tú. Cada uno preparó una receta y bajó un barreño al césped. Triunfaron unos de la Torre Verde que venían de Cancún. Un trago corto con base de ron miel, copete de nata y canela en vaso de chupito. No te digo cómo lo llamaban, los ordinarios. Yo ni lo probé, pero quién más quién menos acabó harto de mamadas. Huy, se me ha escapado.
El caso es que una separada de la Torre Roja acabó en la piscina. A las tres. Con tres de fuera. En pelotas. Con los reflectores subacuáticos se veía todo. No es que estuvieran metidos en faena. Aún. Pero allí tenías a todos los críos en los balcones pidiendo las orejas. Y el rabo. Cuando llegaron los municipales, la propietaria se puso flamenca. Que en su casa se baña como quiere, que ya es mayorcita. Lleva razón: los 50 no los cumple. Los polis, dos pibones que podían ser sus hijos, no sabían si detenerla o sumarse a la fiesta.
Somos peores los adultos que los pequeños. El jardinero está harto de recoger restos orgánicos. Los chavales se dan el lote, pero a escondidas, las criaturas. Yo ese problema ya no lo tengo. Este año no ha habido niño. Que o se traía a la novia, o se quedaba en casa, me saltó mi Ignacio antes de venir. ¿Y qué vas a hacer?, si cumple los 18 en septiembre. Ella le saca unos meses, tiene 21, pero no los aparenta. Muy desarrollada de cuerpo, pero una cría de cabeza. La primera noche le abrí el sofá cama a Ignacio, pero ahora duermen en la habitación de invitados. Total, van a hacer lo mismo, y mejor que en su casa, en ningún sitio.
La niña es un encanto, no da guerra ninguna. Pobres, si no salen de la habitación. Lo único, que se levantan a la hora de comer y ella se pone a desayunar en tanga. Natural. Con el calor que hace no va a ir con pijama, la chiquilla. A Pepe se le van los ojos. Y a mí, no te digo. Pero la señora de la casa soy yo. Y de la finca. Por ahora.
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