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Reportaje:cine

Adiós, mundo cruel...

Cuando las malas noticias arrecian, Hollywood se apunta al cine apocalíptico

¿A quién le importa la crisis si el mundo se acaba en dos años? ¿Qué más da ser mileurista con contrato basura cuando cualquier pandemia puede convertirte en un zombi? Ésta es la receta escapista de Hollywood. Cuando las malas noticias arrecian, la industria se apunta al cine catastrófico. Ya sucedió en los setenta. En pleno apogeo de la era Nixon y la crisis del petróleo, la taquilla premiaba, de Terremoto a El coloso en llamas, las películas agoreras. La oleada de muerte y destrucción que promete inundar los cines en los próximos meses es impresionante.

2012 (estreno el 20 de noviembre) se aprovecha del término del calendario maya para mostrar al espectador lo que puede ser el fin del mundo. ¿Por qué no? Señales del futuro se cepilló esta primavera la Tierra y resultó rentable. Hoy, no hay edificio, por histórico que sea, que sobreviva a la destrucción en Transformers 2 (las pirámides), Terminator salvation (el centro de Los Ángeles) y ahora G. I. Joe (la Torre Eiffel). La refriega terminal se cuenta hasta en animación: en Lluvia de albóndigas (estreno el 4 de diciembre), la Torre Eiffel acaba aplastada a golpe de tostadas y en 9 (estreno el 23 de octubre) la especie humana es borrada de la faz de la Tierra. A los cinéfilos hipocondriacos no les irá mejor, con muertos vivientes. Virulentos como los de Infectados (estreno el 11 de septiembre), divertidos como los de Zombieland (estreno el 27 de noviembre), serios en The book of Eli o terriblemente dramáticos al estilo de La carretera. "La película es tan dura que les está costando estrenarla", afirmaba recientemente la escritora Isabel Allende, seguidora del libro de Cormac McCarthy, una historia posapocalíptica centrada en un padre y un hijo en lucha por su supervivencia.

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"Yo soy un optimista que no está preparado para un desastre", confiesa Roland Emmerich, director de 2012. Película que toca el cineasta alemán, mundo que destruye. "Sólo dos de mis filmes son de desastres, 2012 y El día de mañana. Independence day y Godzilla van de marcianos y monstruos que destruyen cosas", precisa.

¿Qué es lo que ha hecho la Tierra para que sólo quieran destruirla? En el cine, las motivaciones están claras. Es ese género en el que la gente normal se transforma en héroes. Revive la épica, y, para qué negarlo, a Hollywood le gusta que resucite el cine que tanto dinero hizo hace 30 años: el de las películas de desastres. "Piensa que el filme más taquillero de la historia, Titanic, también es una película de desastres", subraya Emmerich.

Ahora, la diferencia es el tono. Aquellas Terremoto o La aventura del Poseidón de los setenta atraían al espectador con reclamos del estilo ¿Quién sobrevivirá? Sin embargo, el sombrío futuro de los próximos estrenos deja poco lugar a la esperanza. "El planeta hace aguas y eso está presente en la conciencia de todos. Además, están el calentamiento global, la desaparición de las masas polares, la superpoblación unida a la falta de recursos... El cine es capaz de hacer de estas grandes catástrofes la mejor metáfora de nuestro conflicto interno", explica el actor Chiwetel Ejiofor, que con 2012 ya tiene su segundo filme apocalíptico tras participar en Hijos de los hombres, de Alfonso Cuarón.

Otro intérprete, Woody Harrelson, parte tanto de Zombieland como de 2012, da la razón a su compañero, activista concienciado con el terrible estado de nuestro planeta. "Nos viene bien la sacudida", afirma sobre este tipo de películas que se alimentan de la ansiedad general. ¿Explotando el temor ajeno? ¿Alimentando paranoias? "El miedo ya existe; como mucho mostramos opciones", se defiende John Cusack, también parte de 2012. ¿Como cuáles? "Disfruta de las cosas sencillas. Cuando el mundo se ha ido a la mierda y todos están muertos es lo único que te queda", recomienda Harrelson. "Aunque para sobrevivir", añade Ejiofor, "ayuda mucho estar bien situado".

Denzel Washington, en un fotograma del drama  <i>The book of Eli</i>, en el que protege un libro sagrado que puede salvar a la humanidad.
Denzel Washington, en un fotograma del drama The book of Eli, en el que protege un libro sagrado que puede salvar a la humanidad.
Centro, la cordillera del Himalaya, inundada en <i>2012. </i>
Centro, la cordillera del Himalaya, inundada en 2012.

EL ARMAGEDÓN PERFECTO

Con los efectos digitales, Hollywood puede por fin lucir musculatura y cargarse a gusto la Tierra. Aunque ese placer lleva disfrutándolo desde que arrancó el celuloide. Partiendo de los clásicos del género, construimos la película perfecta sobre el fin del mundo.

- Escenario. Extremo, como las aguas eternas de Waterworld o el inmenso desierto -sin agua, gasolina, ni tinto de verano- de la saga Mad Max (arriba, a la derecha). La sequedad gana en la pantalla porque es barata y ya existe.

- Protagonista. No hay duda, Charlton Heston (arriba). Era un viajero espacial que huía de unos monos belicosos para acabar descubriendo que no se había movido de casa en la serie El planeta de los simios. Fue el único no infectado en El último hombre vivo -en la reciente versión de la novela de Richard Matheson, Will Smith no dio la talla-. Descubrió el compuesto cárnico de las pastillas Soylent Green en la Tierra sin vegetación de Cuando el destino nos alcance... En los setenta, Heston podía con todo.

- Un líder mundial. No es una referencia a Al Gore con su documental Una verdad incómoda, sino a presidentes de EE UU honrados -mira que es difícil- como el que encarna Morgan Freeman (a la izquierda) en Deep Impact.

- Esperanza de futuro. Vendrá de la mano de un niño (como en la serie Terminator) o de una embarazada (como en Hijos de los hombres). Siempre hay un resquicio. Hollywood necesita un final feliz.

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