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Reportaje:

Desaparecidos

La noche del 13 de junio de 1976, Bárbara, de ocho años, oyó por última vez a su madre. Fue un grito lejano, amortiguado por las voces de los militares que la arrastraban fuera de su casa bonaerense. Luego siguió el silencio. Ahora, 31 años después, una comisión investigadora ha concluido su primer informe sobre los desaparecidos españoles durante la dictadura militar argentina. En ella aparecen la madre de Bárbara y 56 nombres más.

Una patada en la puerta cambió la vida de Bárbara García a los ocho años. Los militares se llevaron a su madre
"Sentí consuelo al saber que Horacio llevaba los calcetines puestos cuando lo mataron"
Cecilia Fernández: "Aún hay gente que no cree lo que pasó. Durante años hemos sido apestados"
A Mariana López le exigieron para ir a Uruguay el permiso por escrito de su desaparecido padre
Hoy, la Marina argentina abandonará la ESMA. El centro de tortura será un museo de la memoria
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Identificados por primera vez los restos de un español desaparecido en la dictadura argentina

Una patada en la puerta basta para entrar de golpe en la vida adulta aunque sólo se tengan ocho años. El estruendo de la madera que revienta, producido una noche de invierno austral de hace tres décadas, le bastó a Bárbara García para tomar, en cuestión de segundos, su primera gran decisión: salvar a su hermano de cuatro años a toda costa aunque fuera saltando por la ventana. "Pero la ventana estaba atorada... y sólo éramos un par de niños asustados", recuerda ahora mientras observa una foto en la que aparece una joven sonriente en una playa de Mar del Plata. La chica sostiene en sus rodillas a una niña regordeta.

La niña es ella, y la mujer, su madre, Rocío Martínez, el objetivo de los militares argentinos que asaltaron su casa de la localidad bonaerense de Haedo aquella lejana noche del 13 de junio de 1976. Desde su habitación, abrazada a su hermano y tapados con una manta, Bárbara la oyó gritar... y luego, nada. Una escena repetida una y otra vez en los miles de casos de ciudadanos secuestrados por la dictadura militar argentina (1976-1983) de los que hasta hoy no ha habido noticia.

En el secuestro y desaparición de Rocío Martínez hay un matiz que la hace especial a ojos de las autoridades españolas: había nacido en Gijón y era ciudadana española. Desde hace dos años funciona en Argentina una Unidad Especial de Investigación sobre españoles desaparecidos. Formada por forenses especializados, investigadores de la Secretaría de Derechos Humanos de Argentina, la Comisión Nacional de Desaparecidos, la Embajada de España y asociaciones de españoles desaparecidos, ha logrado, en apenas 24 meses, que la lista de víctimas españolas pase de 36 a 57 casos oficiales, aunque sus responsables advierten de que "hay otros cientos de ellos pendientes de ser investigados". La formación de este equipo es un caso único, ya que Argentina no ha formado ninguna unidad similar con otros países.

Si la recuperación de la memoria histórica es una tarea complicada en cualquier circunstancia, las dificultades se multiplican en el caso de Argentina, donde, hasta junio de 2005, todas las investigaciones judiciales estaban paralizadas por las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, aprobadas en los primeros años de democracia, donde hasta el año pasado los servicios de espionaje militar ni siquiera tenían que informar al ministro de Defensa y donde, todavía hoy, los archivos militares permanecen cerrados a los investigadores.

La misma cifra de desaparecidos provoca polémica. El próximo 9 de noviembre se inaugurará en Buenos Aires el Parque de la Memoria, un complejo monumental en el que, a lo largo de metros y metros de lápidas, se muestran los nombres de 8.718 desaparecidos. "Aunque la cifra aceptada es de 30.000, solamente hemos puesto los casos totalmente confirmados", explica Florencia Battiti, coordinadora de la comisión que dirige la construcción del monumento, quien no obstante advierte de que constantemente van apareciendo nuevos casos de desapariciones que los familiares no se habían atrevido a denunciar.

"Mirá vos, su nombre está ahora aquí, a pocos metros de donde estudiaba", apunta Aidé García-Gaztelu mientras acaricia el nombre de su hijo Horacio grabado en la piedra. Tenía 21 años cuando fue secuestrado en agosto de 1976 junto a su novia, Ada Victoria Porta, de tan sólo 17. La estela se alza a la vista de la Universidad de Buenos Aires. Aidé destaca la importancia de conocer el paradero de los desaparecidos. El 24 de abril de 2001, los forenses llamaron a su puerta y le explicaron lo que le había sucedido a Horacio. Apenas 27 días después de su secuestro, y tras la muerte de un general, le inyectaron una sustancia adormecedora, le pegaron un tiro en la cabeza, y junto a otros 29 prisioneros, le hicieron volar por los aires con dinamita en la localidad de Fátima. Luego pusieron un cartel que proclamaba: Montoneros 30 a 1.

Ada Victoria no ha aparecido y Aidé la sigue buscando. "Es curioso, pero sentí consuelo al saber que Horacio llevaba calcetines puestos cuando lo mataron. Pensé que al menos no pasó frío", recuerda García-Gaztelu, quien insiste en fotografiarse con el pañuelo de las Madres de Plaza de Mayo puesto. "Este pañuelo me dio la vida", recalca.

El abuelo de Horacio era de Pontevedra, y su padre es un español que tenía un negocio familiar bautizado como Barcelona. Sin embargo, el nombre del joven no figura en la lista que maneja la Unidad Especial de Investigación. En un doloroso asunto donde no hay acuerdo sobre las listas definitivas de desaparecidos, uno de los puntos espinosos en lo referente a las víctimas españolas es a quiénes se considera como tales. Los 36 casos manejados como españoles desaparecidos durante décadas eran los que figuraban en un recurso de hábeas corpus presentado en 1983 ante el Consulado General de España. La lista ampliada ahora hasta 57 sigue siendo incompleta, entre otras cosasn porque se refiere únicamente a nacidos en España. "El número real es mucho más amplio. Hhan pasado 30 años y todavía se están denunciando casos nuevos", destaca una fuente diplomática española.

"Los españoles en Argentina son doblemente víctimas porque el Estado español no desconocía lo que sucedía con sus ciudadanos", subraya Bárbara García, quien preside la Asociación de Memoria Histórica Asturiana. Esta hija de desaparecida y nieta de un líder minero de Canales de Cabrales (Asturias), quien tras la Guerra Civil pasó por la cárcel y tuvo que exiliarse en Argentina, reconoce los avances hechos por la Unidad de Investigación, pero rechaza de plano las cifras de víctimas españolas que se manejan. "Sólo por el caso Scilingo, España tendría que reconocer al menos a 600 desaparecidos". Rodeada de fotos de sus tres hijos en el salón de su casa de San Isidro, en la provincia de Buenos Aires, se muestra tajante. "Ya sé que Zapatero no tuvo la culpa, pero tiene que hacerse cargo de sus ciudadanos", subraya.

Las víctimas españolas se han visto en ocasiones desamparadas por una burocracia que desconoce las interminables visitas a comisarías y destacamentos militares para preguntar por los desaparecidos, las conversaciones a escondidas en las colas de los supermercados o las sistemáticas preguntas a los taxistas, foto en mano. "¿Ha visto a esta persona?". Y así durante años. Una maquinaria administrativa ciega a ambos lados del Atlántico.

"España está haciendo lo máximo; siempre hemos estado en contacto con el Gobierno argentino, y así seguiremos hasta lograr el esclarecimiento de los casos de los desaparecidos españoles", asegura la secretaria de Estado para Iberoamérica, Trinidad Jiménez. "Queda aún mucho camino por recorrer, dada la planificación y la brutalidad extraordinaria de los crímenes".

A pesar de las buenas intenciones del Ejecutivo español, María Consuelo Castaño, la presidente de la Comisión de Españoles Desaparecidos en Argentina, lamenta que "esta página dolorosa de la emigración española sea muy poco conocida allí. Reclamar por ellos es lo mismo que impedir que se repita otra vez esta forma de violencia". Y critica, asimismo, que, "a pesar de insistir", ningún representante del Congreso de los Diputados pida un informe permanente de los avances obtenidos hasta el presente por el Estado argentino en la investigación. "De haberlo logrado, no tendríamos una situación de exclusión interna, viendo que algunas autonomías aportan ayudas y otras no". Trinidad Jiménez no le quita razón a Castaño, pero reconoce que "no es sencillo" y que "hay que ser perseverantes. España no juega un papel activo en la unidad de investigación, pero está pendiente en todo momento".

Después de 30 años de batalla, Castaño mantiene intacta la esperanza: "Se dan todas las condiciones bilaterales entre España y Argentina en materia de derechos humanos para avanzar en el tema". El mismo contexto, advierte, para que "la sociedad española y todas sus instituciones, cada vez que rechacen cualquier forma de violencia, no se olviden del peor crimen: la desaparición forzada".

A veces se producen situaciones que rozan el absurdo. A Mariana López Luppo, por ejemplo, las autoridades migratorias argentinas le exigieron ya en democracia, en 1991, presentar la autorización firmada por su padre para cruzar a Uruguay, su primer viaje al extranjero. Es una medida que se pide rutinariamente a cualquier argentino menor de 21 años. Sin embargo, en este caso había una peculiaridad: el padre de Mariana, Urbano, es un gallego que tenía 28 años cuando fue secuestrado el 16 de diciembre de 1976. "Era absolutamente ridículo que los que me quitaron a mi padre me pidiesen después su firma", explica indignada en Barcelona, donde reside desde hace seis años y ejerce como veterinaria. Un caso similar al de Verónica Caamaño, hija de José, un carpintero nacido en la localidad coruñesa de Villapadrón, a quien en 2001 le pidieron en el consulado español de Buenos Aires un certificado de defunción de su padre para poder tramitar la nacionalidad española. José fue secuestrado en su domicilio familiar de Tigre, en la provincia de Buenos Aires, en la víspera de Nochebuena de 1976. Lo último que recuerda Verónica, que entonces tenía cuatro años, es a su padre gritando: "¡Las manos no, las manos no!". Esta mujer, que tuvo que ponerse a trabajar a los 12 años, ya tiene su pasaporte español, pero no guarda buen recuerdo del trato recibido por España cuando su padre fue secuestrado. "Ni siquiera se pasaron por aquí para saber cómo estábamos, o si estábamos".

Caamaño pone el dedo en la llaga en un aspecto a menudo oscurecido por el propio drama de la desaparición: los años de silencio y discriminación que han sufrido los familiares de los desaparecidos. "Durante años hemos sido apestados, pero lo peor es que hay gente que todavía no se lo cree", se lamenta Cecilia Fernández, madre de Cecilia Viñas, hija de un catalán. Cecilia constituye uno de los casos más enigmáticos de los desaparecidos descendientes de españoles. Secuestrada el 13 de julio de 1977, cuando estaba embarazada, fue llevada a dar a luz a la ESMA (Escuela de Mecánica de la Armada), el siniestro centro de tortura. Nunca más se supo de ella ni de su hijo hasta que, en diciembre de 1983, es decir, con las primeras elecciones democráticas ya celebradas, llamó a su casa de Mar del Plata y habló con Cecilia, su madre, quien supo así que el niño había nacido sano. Las llamadas se repitieron hasta abril de 1984. En ellas, Cecilia hija confirmaba que seguía presa. Fueron grabadas y se comprobó su autenticidad. Después vino el silencio. "Mi hija es la primera desaparecida de la democracia", destaca Fernández, a quien al menos le queda el consuelo de haber recuperado a su nieto Javier. "Hay gente que me dice que he tenido suerte, pero ¿cuál? He perdido a mi hija dos veces".

Precisamente hoy, la Marina Argentina abandonará definitivamente la ESMA. El recinto, situado en una de las avenidas más importantes de Buenos Aires y a escasa distancia del estadio Monumental, lo que permitía que los torturados escuchasen a los aficionados festejar los goles, será inaugurado como Museo de la Memoria. Un paso más para restañar una herida que sigue abierta en la sociedad argentina y para el cual ha sido fundamental la presión durante décadas de la sociedad civil.

Castaño mantiene, por ejemplo, que la Unidad Especial de Investigación es fruto del trabajo de las organizaciones de familiares. Y aunque, en un primer momento, le pareció una gran ayuda -"es un compromiso serio por parte de ambos Estados de trabajar para esclarecer la situación de nuestros desaparecidos"-, la intensidad de la colaboración entre su organización y la Unidad fue a menos en apenas tres meses.

En aquel tiempo se iniciaron contactos entre la Secretaría de Derechos Humanos argentina y algunas comunidades autónomas. Para Castaño, esto es un peligro, ya que, en su opinión, "quedarían excluidos los familiares de desaparecidos que no pertenezcan a una comunidad autónoma con iniciativa".

Mientras los militares argentinos no hacían distinción entre sus víctimas, y secuestraban, torturaban y asesinaban hombres, mujeres o recién nacidos, son las mujeres las que han llevado durante todos estos años el peso de la lucha por el esclarecimiento de la verdad.

Mariana López Luppo recuerda cómo desde pequeña, ella y su hermano acudían junto a su madre a los distintos actos que se organizaban. "Siempre ha sido ella quien ha llevado las riendas, quien acudía a cualquier evento relacionado con los desaparecidos; desde siempre ha sido una mujer reivindicativa", explica.

A pesar de los años transcurridos, del dolor marcado en los rostros y de la razón que dicta que los seres queridos no volverán, el no saber dónde están deja un resquicio, casi inconfesable, a la esperanza, tal y como apunta Bárbara García mirando el rostro sonriente de su madre: "Sé que parece una locura, o algo ingenuo, pero en el fondo, en el fondo, sigo esperando que aparezca viva".

1.- Dominga Abadía Crespo. 2.- Felicidad Abadía Crespo. 3.- María Gloria Alonso Cifuentes. 4.- Salvador Arestín Casaín. 5.- Ricarda Azucena Bermejo García. 6.- José Caamaño Uzal. 7.- Alberto Cánovas Estapé. 8.- Eduardo Carlas Sala. 9.- Pablo Carpintero Lobo. 10.- Luis Justo Cervera. 11.- Gustavo Adolfo Chavarno Cortes. 12.- Manuel Coley Robles. 13.- Atlántida Coma Velasco. 14.- María Guadalupe del Reguero Sánchez. 15.- José Quesada Maestro. 16.- Antonio Adolfo Díaz. 17.- Luis Miguel Día Salazar. 18.- Ricardo Domínguez de Castro. 19.- José Nicasio Fernández Álvarez. 20.- Antonia Margarita Fernández García. 21.- Ernesto Fernández Vidal. 22.- Ramón García Ulloa. 23.- María Elsa Martínez Mesejo. 24.- Manuel Gómez Aguirre. 25.- Víctor Labrador Martín. 26.- Miguel Ángel Labrador Pérez. 27.- Palmiro Labrador Pérez. 28.- Celia López Alonso. 29.- Urbano López Fernández. 30.- Juan Antonio Martín Martín. 31.- Angela Rocío Marínez Borbolla. 32.- José Manuel Monteagudo Ferrero. 33.- Francisco Sánchez Quejedo. 34.- María Soane Toimil. 35.- Manuel Ramón Souto Lestón. 36.- Antonio Rafael Tamayo Ruiz. 37.- Lucina Álvarez Rodríguez. 38.- Andrés María Armendáriz Leache. 39.- Josefa María Badell Suriol. 40.- Salvador Barbeito Doval. 41.- Juan Carlos Casariego de Bel. 42.- Simón Cayuela Zamora. 43.- Berta Cuesta Morales. 44.- Ceferino Fernández Ávarez. 45.- Isidoro Ferreiro Barbeito. 46.- Mateo González Capón. 47.- Urbano Lago Castro. 48.- Pedro Llorente Serrano. 49.- José Luis López Lage. 50.- Ángela López Martín. 51.- Juan Daniel Puigjane. 52.- José María Pujadas Badel. 53.- José María Pujadas Valls. 54.- Mario Vicente Rodríguez Fernández. 55.- Tomás Sánchez Pérez. 56.- José Antonio Vázquez Fernández. 57.- Francisco Vidal Viturro.

LA LISTA DEL HORROR

DURANTE MUCHOS AÑOS, la lista de los desaparecidos españoles durante la dictadura militar argentina constaba tan sólo de 36 nombres. El trabajo de una unidad especial de investigación la ha ampliado ahora hasta 57. Y podría llegar a abarcar a centenares de personas más. Éstos son todos los casos, ya admitidos oficialmente, que maneja el grupo especial de trabajo. LISTA HASTA LA CREACIÓN EN 2005 DE LA UNIDAD ESPECIALEn 1983, los familiares de los siguientes desaparecidos españoles presentaron un hábeas corpus (requerimiento a las autoridades para que presenten al detenido ante el juez) ante el Consulado General de España en Buenos Aires.1. DOMINGA ABADÍA CRESPONació en Folgoso (Zamora) el 9 de marzo de 1950. Fue secuestrada el 2 de noviembre de 1977 en su casa de Boulogne sur Mer, provincia de Buenos Aires, por tres hombres que se identificaron como policías. El edificio en que vivía había sido rodeado por militares. Hay datos que indican que desapareció a manos de miembros del Comando Nº 1 del Ejército.2. FELICIDAD ABADÍA CRESPOHermana de Dominga, nació el 1 de septiembre de 1952. Desapareció el mismo día y en las mismas circunstancias que su hermana.3. MARÍA GLORIA ALONSO CIFUENTESNatural de Málaga. Fue secuestrada el 29 de junio de 1977, cuando salía del almacén en el que trabajaba en Mar del Plata, provincia de Buenos Aires. Tenía 51 años.4. SALVADOR ARESTÍN CASAÍNNacido en Rentería (Guipúzcoa) el 29 de noviembre de 1948. Emigró a Argentina en 1950. Era abogado y padre de dos hijos. Fue secuestrado el 6 de julio de 1977 en su despacho de Mar del Plata, provincia de Buenos Aires.5. RICARDA AZUCENA BERMEJO GARCÍANació en Salamanca el 13 de agosto de 1953. Fue secuestrada el 2 de noviembre de 1976 en su casa de Tucumán (norte de Argentina) junto con su marido, Jorge Osvaldo Rondoletto, su cuñado y sus suegros. Estaba embarazada de cuatro meses. Se cree que fue mantenida con vida hasta que dio a luz.6. JOSÉ CAAMAÑO UZALNacido en A Coruña el 1 de agosto de 1946, estaba casado y con dos hijos. Era delegado sindical de la compañía Astarsa, donde trabajaba como carpintero. Fue secuestrado en su domicilio, en Tigre, provincia de Buenos Aires, en presencia de sus hijos. Ocurrió la víspera de la Nochebuena de 1977.7. ALBERTO CÁNOVAS ESTAPÉNació en Barcelona el 18 de agosto de 1949. Estaba casado y tenía dos hijos. Trabajaba de mecánico en la factoría de Fiat en Córdoba (norte de Argentina), donde fue secuestrado el 27 de marzo de 1976.8. EDUARDO CARLAS SALANatural de Barcelona. Trabajaba en el sanatorio de Santa Isabel, en Buenos Aires. Tenía 29 años cuando fue secuestrado el 15 de enero de 1977 a la salida del hospital.9. PABLO CARPINTERO LOBONacido el 17 de julio de 1957 en Madrid. Fue secuestrado en Villa Ballester, provincia de Buenos Aires, el 9 de enero de 1977. Tenía 20 años.10. LUIS JUSTO CERVERANacido en Barcelona. Fue secuestrado con otras personas cuando paseaba por la confluencia de las calles Callao y Cangallo, en pleno centro de la capital argentina, el 20 de mayo de 1977. Tenía 51 años.11. GUSTAVO ADOLFO CHAVARNO CORTESNació en Melilla el 13 de enero de 1948. Trabajaba en Vialidad Nacional y fue secuestrado el 18 de noviembre de 1977 en la calle de Lacarra, en la ciudad de Buenos Aires, cerca de la escuela industrial donde había estudiado.12. MANUEL COLEY ROBLESNacido en Barcelona en 1934. Fue secuestrado en su casa en Quilmes, provincia de Buenos Aires, el 27 de octubre de 1976.13. ATLÁNTIDA COMA VELASCONacida en Barcelona el 22 de julio de 1937. Trabajaba como secretaria en la empresa Unifrance Films. Fue secuestrada en Buenos Aires junto con su marido, Roberto Ardito, hijo de españoles, el 13 de julio de 1976.14. MARÍA GUADALUPE DEL REGUERO SÁNCHEZ15. JOSÉ QUESADA MAESTROElla nació en León el 8 de noviembre de 1924, y su marido, en Zamora el 20 de marzo de 1922. Secuestrados en General Rodríguez, provincia de Buenos Aires, el 28 de diciembre de 1977.16. ANTONIO ADOLFO DÍAZNacido en Ferrol el 5 de febrero de 1952. Estaba casado con Estela Maris Riganti. Fue secuestrado junto con su esposa por militares uniformados el 15 de mayo de 1976 en su casa de San Fernando, provincia de Buenos Aires.17. LUIS MIGUEL DÍA SALAZARNatural de Huelva, donde nació en 1954. Fue secuestrado el 27 de julio de 1978 junto a su esposa, de nacionalidad uruguaya, embarazada de seis meses, en su casa de La Plata, capital de la provincia de Buenos Aires.18. RICARDO DOMÍNGUEZ DE CASTRONacido en Algeciras el 25 de enero de 1941. Desapareció el 21 de julio de 1976.19. JOSÉ NICASIO FERNÁNDEZ ÁLVAREZEstudiante nacido en A Coruña el 8 de febrero de 1949. Secuestrado el 9 de noviembre de 1976 en su casa de Wilde, provincia de Buenos Aires.20. ANTONIA MARGARITA FERNÁNDEZ GARNació en Morera (Asturias) en 1943. Secuestrada el 4 de mayo de 1978 en Mar del Plata (Buenos Aires) junto a su esposo, Ricardo Téllez.21. ERNESTO FERNÁNDEZ VIDALNació en Ourense el 8 de octubre de 1949. Trabajaba como intérprete en el hotel Bristol de la capital porteña. Fue secuestrado en Buenos Aires el 23 de septiembre de 1976.22. RAMÓN GARCÍA ULLOANacido en Lugo el 30 de agosto de 1920. Secuestrado en su casa de Buenos Aires junto con su esposa, Dolores del Pilar Iglesias, el 6 de octubre de 1976.23. MARÍA ELSA MARTÍNEZ MESEJONacida en Gondomar (Pontevedra) el 14 de octubre de 1945. Casada y con dos hijos. Fue secuestrada el 4 de agosto de 1979 en Avellaneda, provincia de Buenos Aires, por un grupo de oficiales del Ejército de Mataderos. Tenía 33 años. 24. MANUEL GÓMEZ AGUIRRENacido el 7 de agosto de 1924. Fue secuestrado de su domicilio en Morón, provincia de Buenos Aires, el 14 de mayo de 1977. Era obrero metalúrgico.25. VÍCTOR LABRADOR MARTÍN26. MIGUEL ÁNGEL LABRADOR PÉREZ27. PALMIRO LABRADOR PÉREZPadre y dos hijos originarios de San Esteban de la Sierra (Salamanca). Residentes en Rosario (provincia de Santa Fe). Fueron secuestrados en una fecha indeterminada entre septiembre y noviembre de 1976. Víctor Labrador, nacido en 1919, estaba casado con Esperanza Pérez y tenían cuatro hijos.28. CELIA LÓPEZ ALONSONacida en Barcelona el 18 de octubre de 1937. Trabajaba en el Banco Español del Río de la Plata. Fue secuestrada en Buenos Aires el 13 de octubre de 1976.29. URBANO LÓPEZ FERNÁNDEZNacido el 12 de febrero en Consagrada (Lugo). Fue secuestrado en Buenos Aires el 17 de diciembre de 1976.30. JUAN ANTONIO MARTÍN MARTÍNNació en Madrid el 20 de julio de 1949. Trabajaba en la factoría maderera de Lules (Tucumán). Fue secuestrado en esa misma fábrica el 27 de diciembre de 1975.31. ÁNGELA ROCÍO MARTÍNEZ BORBOLLANacida en Gijón (Asturias) el 5 de mayo de 1945. Secuestrada en Haedo, Buenos Aires, el 4 de junio de 1976 en presencia de sus dos hijos pequeños. Era maestra. Su hermano Herminio fue deportado a España en 1975 por presiones del Ejército argentino.32. JOSÉ MANUEL MONTEAGUDO FERRERONacido en Caldas de Reis (Pontevedra) el 24 de febrero de 1945. Fue secuestrado junto con su esposa en su domicilio de La Plata el 22 de junio de 1977. Allí quedó su hija, que contaba con 20 días de edad.33. FRANCISCO SÁNCHEZ QUEJEDONació en Almería el 12 de enero de 1949. Fue secuestrado en Córdoba (centro-norte de Argentina) el 14 de abril de 1978 por las fuerzas de seguridad. Era comerciante.34. MARÍA SOANE TOIMILNacida en Pontevedra el 14 de diciembre de 1953. Fue secuestrada en casa de sus padres, en La Plata, capital de la provincia de Buenos Aires, el 12 de mayo de 1977. Era estudiante.35. MANUEL RAMÓN SOUTO LESTÓNNacido en A Coruña el 30 de enero de 1946. Fue secuestrado el 12 de junio de 1976 en Lomas de Zamora, provincia de Buenos Aires. Era chapista.36. ANTONIO RAFAEL TAMAYO RUIZNacido en Granada el 10 de mayo de 1941. Fue secuestrado el 1 de marzo de 1978 en San Martín, provincia de Buenos Aires.LISTA ACTUALIZADA A PARTIR DE 2005Relación de los 21 desaparecidos españoles confirmados después de la puesta en marcha de la unidad especial en 2005. 1. LUCINA ÁLVAREZ RODRÍGUEZProfesora y periodista. Desapareció el 7 de mayo de 1976. Tenía 31 años.2. ANDRÉS MARÍA ARMENDÁRIZ LEACHEFue ejecutado sumariamente a los 26 años el 26 de marzo de 1977.3. JOSEFA MARÍA BADELL SURIOLEjecutada sumariamente el 14 de junio de 1975.4. SALVADOR BARBEITO DOVALSeminarista que fue ejecutado sumariamente el 4 de julio de 1976, cuando tenía 29 años.5. JUAN CARLOS CASARIEGO DE BELAbogado de 52 años. Desapareció el 15 de junio de 1977.6. SIMÓN CAYUELA ZAMORATenía 66 años cuando desapareció el 3 de septiembre de 1976.7. BERTA CUESTA MORALES30 años. Licenciada en letras. Desapareció el 6 de agosto de 1975.8. CEFERINO FERNÁNDEZ ÁLVAREZDesapareció el 31 de agosto de 1975. Por aquel entonces tenía 32 años.9. ISIDORO FERREIRO BARBEITO24 años. Estudiante. Desapareció en junio de 1975.10. MATEO GONZÁLEZ CAPÓNOperario de 33 años. Desapareció el 3 de junio de 1976.11. URBANO LAGO CASTRO26 años. Desapareció el 24 de enero de 1977.12. PEDRO LLORENTE SERRANO32 años. De profesión, carpintero ebanista. Desapareció el 6 de junio de 1977.13. JOSÉ LUIS LÓPEZ LAGE27 años. Desapareció el 5 de noviembre de 1973.14. ÁNGELA LÓPEZ MARTÍN30 años. Maestra. Desapareció el 25 de septiembre de 1975.15. JUAN DANIEL PUIGJANEComerciante. Desapareció el 8 de septiembre de 1972.16. JOSÉ MARÍA PUJADAS BADELEjecutado el 14 de agosto de 1975.17. JOSÉ MARÍA PUJADAS VALLSFue ejecutado sumariamente el 14 de junio de 1975.18. MARIO VICENTE RODRÍGUEZ FERNÁNDEZ28 años. Estudiante. Fue ejecutado sumariamente, por su supuesta militancia política, el 13 de diciembre de 1974.19. TOMÁS SÁNCHEZ PÉREZ59 años. Obrero. Desapareció el 14 de marzo de 1975.20. JOSÉ ANTONIO VÁZQUEZ FERNÁNDEZ27 años. Mecánico. Desapareció el 20 de marzo de 1978.21. FRANCISCO VIDAL VITURROEjecutado sumariamente el 17 de diciembre de 1975.

María Consuelo Castaño vivió para contarlo

"ES UNA LUCHA QUE MERECERÍA la pena aunque sólo fuese por un desaparecido", subraya María Consuelo Castaño, presidenta de la Comisión de Españoles Desaparecidos en Argentina.Castaño, nacida en Noya (A Coruña) en 1952, pertenece al escasísimo grupo de personas que conoció el horror de la dictadura argentina y que sobrevivió para poder contarlo. El 13 de septiembre de 1979, un grupo de militares irrumpió en su casa y se la llevaron junto a sus tres hijas: Delia Teresa, de 5 años; Eva Judith, de 4, y Mariana, de 3. De su marido,Regino Adolfo González, de nacionalidad argentina, se sigue sin conocer suparadero.Ella fue trasladada a la Escuela Mécanica de la Armada (Esma), de siniestra memoria, de la que salían los detenidos sedados para ser arrojados vivos al Río de la Plata desde aviones en los frecuentes y tristemente conocidos como vuelos de la muerte.Sus hijas, candidatas al tráfico de niños perpetrado por los jefes militares, estuvieron secuestradas durante varias semanas hasta que, milagrosamente, fueron devueltas a sus abuelos.Castaño fue una de las escasísimas secuestradas en Argentina a las que el régimen militar reconoció que tenía en su poder. Su secuestro se produjo durante una visita de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos a Argentina y el régimen militar tuvo que hacer pública su detención. Salvó la vida, pero no recobró la libertad. Sometida a un consejo de guerra, fue condenada a 18 años de prisión por "actividades terroristas".

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