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Entrevista:SHARIF ALÍ BIN AL HUSEIN | PRETENDIENTE A LA CORONA DE IRAK | ENTREVISTA

'Sadam Husein es el hombre más peligroso del mundo'

La dirección del hombre que podría ser rey de Irak se encuentra en el opulento barrio londinense de Kensington, pero, una vez en el interior de su casa, el aspecto, la sensación y el aroma evocan los palacios de Bagdad en los que vivió hasta 1958, cuando una turba revolucionaria ametralló a su primo Faisal II y arrastró su cuerpo por las calles hasta despedazarlo. El salón de Sharif Alí Bin al Husein está presidido por un cuadro de un Faisal II joven e intacto, con uniforme militar de gala. Al bajar la vista desde las paredes hacia los sofás de color burdeos, los cojines de satén y los dulces árabes colocados en bandejas de plata sobre la mesa, nos encontramos con fotografías de otros emires y sultanes de la familia, que, como Sharif Alí, descendían directamente del Profeta. Pero la imagen que más aparece -a caballo, vestido con la túnica real, con traje occidental- es la de Faisal I, el fundador de la nación iraquí, el rey de quien hizo una famosa encarnación Alec Guinness en la película Lawrence de Arabia. Cuando entra Sharif Alí, más alto y elegante que cualquier lord inglés, con su traje de corte impecable, sonríe al recordar aquella interpretación. 'Siempre digo', comenta, 'que hay dos actores que representan muy bien a los árabes. Alec Guinness y Anthony Quinn'.

'Los oficiales del Ejército iraquí han sido humillados, despreciados, detenidos, torturados y ejecutados. No tienen ninguna motivación para proteger a Sadam'
'El objetivo es entablar relación con los militares iraquíes, no luchar contra ellos. Tenderles la mano, ser un punto de unión para ellos, cooptarles si desean unirse a nosotros'
'La historia ha demostrado que es prácticamente imposible derrocar a una dictadura moderna desde dentro, sin que haya enormes presiones desde el exterior'
'La oposición iraquí lleva muchos años trabajando en colaboración. Todos estamos de acuerdo en los principios de la democracia. Habrá algún tipo de Gobierno provisional'
'No existe historia de guerra civil entre los iraquíes a lo largo de varios siglos. La lucha es contra el Gobierno central, no entre comunidades'

Pregunta. El Pentágono ha aprobado invertir cerca de 100 millones de dólares en la formación militar de 5.000 iraquíes exiliados, todos ellos opositores al régimen de Sadam Husein y escogidos por el Congreso Nacional Iraquí (CNI). ¿Qué función se prevé asignarles en caso de que Estados Unidos emprenda una guerra?

Respuesta. En primer lugar, en Irak no nos falta gente con formación militar. Todos han tenido al menos un entrenamiento básico. La formación dada por Estados Unidos pretende convertirlos en una unidad militar cohesionada, además de familiarizarlos con el material de guerra norteamericano y coordinarlos con su sistema militar. El objetivo de esta fuerza no sería el enfrentamiento con el Ejército iraquí, en absoluto. Si hay un conflicto militar, sería superfluo desplegar a 5.000 soldados iraquíes con armamento ligero al lado de tres o cuatro divisiones acorazadas estadounidenses.

P. Se supone que deben comenzar el entrenamiento este mismo mes. ¿Cuál sería su objetivo en un conflicto armado?

R. Insisto en que no pretendemos que se enfrenten al Ejército iraquí. Serían al menos un elemento simbólico. Pero si llegara el caso de que Sadam se refugiara en un búnker en medio de la ciudad, entonces es posible que se les empleara. Ahora bien, no prevemos que tengan un papel significativo en combate. El objetivo es entablar relación con los militares iraquíes, no luchar contra ellos; decir: 'Mirad, si queréis uniros a nosotros, aquí tenéis sitio'. Muchos son antiguos compañeros de armas, ex oficiales del Ejército. Saben con quién hablar y cómo trabajar, y servirían de enlace entre el Ejército estadounidense y sus aliados, por una parte, y las fuerzas militares iraquíes, por otra. Es decir, el objetivo sería tenderles la mano, ser un punto de unión para ellos, cooptarles si desean unirse a nosotros. En vez de que vayan al Ejército norteamericano, a un general norteamericano.

P. ¿Espera, pues, que, si EE UU emprende la guerra contra Irak, cambie de bando un número sustancial de soldados iraquíes?

R. Desde luego. Es lo que nos han dicho. No tienen ningún interés en proteger a Sadam. No creen que ésta sea una guerra para defender a su país, sino una guerra para defender a Sadam, y no les interesa luchar ni morir por él.

P. ¿Cree verdaderamente que ésa es la opinión generalizada en el interior de las fuerzas armadas, incluso dentro de la fuerza de élite de Sadam, la Guardia Republicana?

R. Sí, sin ninguna duda. Los oficiales del Ejército iraquí han sido humillados, despreciados, detenidos, torturados y ejecutados. Sus esposas e hijos han sido torturados y ejecutados. Sus héroes han muerto asesinados. Se han visto arrastrados a dos guerras desastrosas y están a punto de ser arrastrados a la tercera. No tienen ninguna motivación para proteger a Sadam, aparte del temor que les inspira su aparato de seguridad. Tras la aniquilación, destrucción y neutralización de dicho aparato, no habrá maquinaria capaz de obligar a luchar a esos oficiales. Además tienen experiencia del poder abrumador de los aliados y saben que les pueden eliminar desde grandes distancias. Y, en tercer lugar, tienen un deseo sincero de derrocar el régimen. Incluso la Guardia Republicana es una fuerza distinta a la que era hace 11 años. Se sienten agraviados por el régimen y ya no tienen ningún interés en protegerlo.

P. O sea, que el verdadero problema es el aparato de seguridad. ¿Por qué es tan temible?

R. La historia ha demostrado que es prácticamente imposible derrocar a una dictadura moderna desde dentro, sin que haya enormes presiones del exterior. Sólo ocurre cuando un régimen que tenía mucha fe en sí mismo pierde esa fe, como ocurrió en la Unión Soviética y Suráfrica. En Irak no estamos en esa fase. Stalin todavía ocupa el poder, dos generaciones después, y es fácil para los extranjeros decir: '¿Por qué el Ejército no hace esto o aquello?'. Los militares intentan derrocar al régimen, pero los riesgos son enormes, y no sólo para ellos. Si sólo se tratara de ellos, la cosa sería distinta. Pero están sus familias. Aunque no intenten un golpe de Estado. Hay incluso leales ministros del Gobierno a cuyas esposas e hijos han detenido, violado y filmado en vídeo, para mostrar a los maridos lo ocurrido y decirles: 'No nos gusta lo que hiciste o dijiste, éste es tu castigo, y si te apartas del buen camino lo volveremos a hacer'. Así es el aparato de seguridad. Pero, a pesar de eso, conspiran e intentan acabar con el régimen.

P. ¿Lo que destruya el aparato de seguridad será una guerra en la que lluevan los misiles sobre Irak?

R. El aparato de seguridad se apoya en el miedo, y si se elimina ese miedo, el miedo a unas consecuencias terribles, se elimina el aparato de seguridad. De forma que, si una superpotencia como la de los estadounidenses, y los británicos, y otros aliados, llega con el claro empeño de derrocar el régimen en un plazo de sólo dos días, dos semanas o dos meses, eso ofrece al pueblo una oportunidad para rebelarse. El sistema está tan omnipresente que todo el mundo es una víctima. Lo que hace falta es romper ese miedo, hacerlo añicos.

P. Es decir, la clave, la condición sine qua non, es el empeño claro de los norteamericanos. Ha hablado con el vicepresidente Cheney y otras autoridades en Washington. ¿Qué es lo que les empuja a la guerra? ¿Quieren tener acceso al petróleo iraquí?

R. Cuando los estadounidenses liberaron Kosovo y derrocaron a Milosevic, no había ningún petróleo por medio. Cuando fueron a Afganistán y acabaron con los talibanes, no había ningún petróleo por medio. El petróleo está en Irak desde hace milenios, y, desde luego, desde hace 11 años. Así que ¿por qué no hicieron nada y por qué se detuvieron en 1991? George Bush padre también era un hombre del sector petrolero. Y si no lo hicieron entonces, ¿por qué lo van a hacer ahora? No, no creo que valga el argumento del petróleo. El petróleo facilita el proceso porque Irak será un país rico y no necesitará ayuda económica. Pero no creo que sea ésa la motivación.

P. ¿Cuáles son los motivos que empujan a Estados Unidos?

R. Después del 11 de septiembre, Estados Unidos no está dispuesto a sentarse y ver cómo se convierte una amenaza en realidad, y eso es lo que pasa. Sabe lo que quiere hacer Sadam, conoce sus posibilidades, conoce sus intenciones, y no va a esperar a que emplee una bomba.

P. ¿Qué riesgos tiene que Estados Unidos vaya a la guerra por su cuenta?

R. Lo puede hacer solo, pero sería muy complicado. Tendría que usar sus portaaviones del Golfo, y sufriría más daños y más bajas. Pero podría hacerlo, porque no es una guerra, es un golpe de Estado por la fuerza. No consiste en luchar contra un enemigo ni ocupar un país, sino en derribar los pilares de un régimen.

P. Entonces, ¿no ve batallones de soldados estadounidenses y británicos disparando contra batallones de soldados iraquíes?

R. Si ocurre, será algún caso aislado, muy limitado y durante un tiempo muy breve.

P. ¿No habrá grandes batallas tipo día D?

R. Desde luego que no. Fíjese en lo que ocurrió en 1991. Estados Unidos desplegó 2.000 carros de combate y no perdió ni uno solo. Y entonces, Sadam estaba en el apogeo de su poder. Irak era rico y fuerte, y Sadam tenía al país en un puño. Los soldados eran veteranos experimentados de la guerra con Irán, y en algunos casos se rindieron incluso a periodistas. Once años después, son una sombra de lo que eran, y Estados Unidos es más poderoso. Sus armas son 20 veces más precisas.

P. ¿Qué dice usted cuando la gente les acusa a ustedes, los del Congreso Nacional Iraquí, de ser marionetas de los norteamericanos?

R. La oposición iraquí a Sadam lleva en activo 30 años, cuando el resto del mundo apoyaba al dictador. Todo cambió el 2 de agosto de 1990, cuando Sadam invadió Kuwait. Todo el mundo se despertó. Antes había una coalición de 33 países que le apoyaba, y a partir de ese momento hubo una coalición de 33 países que pretendía expulsarle de Kuwait. Así que, en mi opinión, no es que nosotros seamos marionetas de los estadounidenses, sino que el mundo ha adoptado nuestro punto de vista, ha pasado a apoyarnos. Nuestra postura ha sido siempre la misma. Nuestro objetivo es conseguir que estén de nuestra parte todos los amigos posibles.

P. ¿Por qué va a importarle al mundo, o a importarle lo bastante como para apoyar una guerra contra Sadam?

R. Para el pueblo iraquí, la motivación es evidente. Pero en cuanto al resto del mundo, tenemos que advertirle una vez más, como llevamos haciendo 30 años, sobre el auténtico carácter de este régimen, su falta absoluta de moralidad. Es el hombre más peligroso del mundo, que pronto estará en posesión del arma más peligrosa: eso es lo que importa. Ya tiene armas químicas y biológicas, y existen muchas posibilidades de que las utilice, pero su ambición de siempre es obtener armas nucleares. Si la comunidad internacional no hace nada, estará totalmente convencido de que puede hacer lo que quiera en cuanto esté en posesión de un arma nuclear. Si no pueden expulsarle ahora, cuando no la tiene, ¿qué posibilidades habrá cuando sí la tenga? Ése es el peligro. El mundo no puede vivir sabiendo que Sadam Husein posee armas nucleares.

P. ¿Está loco, clínicamente psicótico?

R. Ésos son términos médicos. Pero puedo describírselo. No tiene ninguna emoción sobre el sufrimiento de otras personas. Tiene grandes inseguridades, odia al mundo, se odia a sí mismo, tiene pobre imagen de sí mismo. De modo que sí, para entendernos, es un psicótico. Porque la diferencia con otros 'dictadores locos' es que le gusta realizar personalmente las torturas y violaciones. Se implica físicamente, se interesa por los detalles de la tortura, por su duración. ¿Qué hará si se le da un arma nuclear?

P. ¿Cuáles son los riesgos de una guerra? En Europa y Estados Unidos, a mucha gente le preocupa, no tanto la eficacia de una operación militar, como lo que ocurra después.

R. Los riesgos no los provocará el pueblo iraquí. Se dice con frecuencia que habrá un vacío o una guerra civil. No hay historia de guerra civil. Irak no es Líbano, ni Somalia, ni Afganistán. Los kurdos no han luchado contra los árabes. Los shiíes no han luchado contra los suníes...

P. ¿Pero cómo responde a los que dicen que, cuando desaparezca el factor 'adhesivo' de Sadam será como Yugoslavia después de Tito? Hay un grupo étnico en el norte, los kurdos, y la población musulmana está dividida en un 20%-80% entre suníes y shiíes. ¿Irak es una nación capaz de mantenerse unida cuando desaparezca la dictadura?

R. Conozco el argumento. No tiene nada que ver con nosotros. No existe historia de guerra civil entre los iraquíes a lo largo de varios siglos. La lucha es contra el Gobierno central, no entre comunidades. Nadie quiere convertir a los kurdos en árabes, o a los shiíes en suníes, o a los suníes en shiíes. Es más, hay muchos matrimonios mixtos, muchas zonas mezcladas. No, la lucha es contra el Gobierno central.

P. Aun así, se habla mucho de la posibilidad de una larga ocupación extranjera de Irak tras la guerra; de que el general estadounidense Tommy Frank haga lo que hizo MacArthur en Japón tras la II Guerra Mundial. ¿Será necesario?

R. No creo que ésa sea la postura norteamericana. Y no creo que sea necesario ni prudente. Irak no sale de una guerra civil. Tiene una economía, una burocracia y una Administración que funcionan. El país marcha. El problema es la dirección política. Pero cuando el ministro de Sanidad dice que necesita equis médicos aquí, se hace. No nos hace falta que vengan expertos extranjeros a ocuparse de las infraestructuras. Y no es Japón, barrido por las armas nucleares, o Alemania, arrasada después de 1945. El país funciona. La prueba es que han hecho que el 80% de la población dependa de las cartillas de racionamiento, y el sistema funciona. Irak no necesita que llegue Estados Unidos a gobernar. No es necesario ni prudente. Para qué van a hacerlo, ¿para mantener el imperio de la ley? ¿Para garantizar que el país no estalle? ¿Y si ocurre, qué? ¿Empezarán a luchar contra los iraquíes? ¿Y si hay manifestaciones? ¿Abrirán fuego los norteamericanos? ¿Matarán a cien, a mil, detendrán a la gente? Si estoy en desacuerdo con Tommy Franks, ¿me van a meter en la cárcel? Está claro que no, y no puedo imaginar que fuera una política viable. Como no puedo imaginar que nadie pida a los soldados norteamericanos que lo hagan, que se conviertan en policías.

P. Pero sigamos imaginando 'el día después', qué ocurrirá cuando se haya derrocado a Sadam y el CNI y otros grupos de oposición en el exilio lleguen a Irak. Es sabido que existen numerosas facciones, muchas disputas, que pueden funcionar muy bien en una democracia estable y activa, pero en un país que empieza de nuevo ¿no serán una receta para la confusión y la anarquía?

R. Hay que reconocer que habrá cierta confusión. Será la guerra y la revolución al mismo tiempo, y, en la mejor de las circunstancias, ésa es una receta para la confusión. Por suerte, la oposición iraquí lleva muchos años trabajando en colaboración. Todos estamos de acuerdo en los principios de la democracia y la inclusión. No usaremos armas unos en contra de otros, y habrá algún tipo de Gobierno provisional en el que participen todas las fuerzas políticas importantes. Se celebrarán elecciones a una asamblea constituyente y entonces elaboraremos una constitución que se someterá a referéndum.

P. ¿Qué me dice de la perspectiva de que aumente la inestabilidad en Oriente Próximo en general, que preocupa a muchos europeos?

R. Es el viejo argumento que usaron para Afganistán. Y no hubo nada de inestabilidad. El mundo árabe no tendrá ninguna reacción al principio, y cuando desaparezca el régimen, cualquier crítica o duda sobre nuestras acciones quedará totalmente silenciada por la gente bailando en las calles, la alegría visible del pueblo iraquí.

P. ¿No tiene ninguna duda al respecto? ¿Será una nueva liberación de París...?

R. Multiplicada por un millón. Si uno ve la miseria y el miedo que hay, de pronto se da cuenta de que se han terminado de verdad; bueno, no verá nada parecido en toda su vida. A eso hay que añadir que saldrán a la luz las atrocidades, las terribles historias que se conocerán, ministros de Gobierno que dirán: 'Estábamos esperando el día en el que Estados Unidos nos liberara'. Quienes ahora le defienden se atreverán a decir lo que piensan en realidad. Y ningún árabe ni musulmán será capaz de criticar eso.

P. ¿Y el argumento de que una guerra contra Irak provocará una epidemia de jóvenes deseosos de incorporarse a las filas de Al Qaeda?

R. Creo que ése es un fenómeno continuo, que sigue independientemente de todo lo demás. En mi opinión, son los medios árabes los que están creando a los fanáticos de Al Qaeda, no las acciones contra Irak. Y no puedo entender a los medios árabes.

Sharif Alí Bin al Husein, en su casa del barrio de Kensington, en Londres.
Sharif Alí Bin al Husein, en su casa del barrio de Kensington, en Londres.JORDI ADRIÀ

Una figura crucial

SHARIF ALÍ es completamente real. En caso de una guerra contra Irak en la que caiga Sadam, podría ser una figura crucial de unificación, sobre todo si los estadounidenses tienen algo que decir. De forma parecida -señalan con frecuencia los opositores iraquíes al régimen de Sadam- a lo que hizo el rey Juan Carlos tras la muerte de Franco en España. Los motivos por los que conviene tomarle en serio, aunque sólo tuviera dos años cuando sus padres y él consiguieron escaparse por los pelos de Irak, son, primero, que no hay ningún otro candidato que pueda afirmar tener una ascendencia real más genuina; segundo, que, a diferencia de otros dos pretendientes al trono que viven en Jordania y Líbano, siempre ha tenido una participación activa en la política de la oposición; tercero, que es el jefe de un grupo político representativo que se denomina a sí mismo el Movimiento por la Monarquía Constitucional; cuarto, pertenece a la ejecutiva de seis miembros del principal grupo iraquí de oposición, la coalición del Congreso Nacional Iraquí, en la que en estos momentos ejerce funciones de presidente. Pero lo más importante es que el CNI, en Washington, goza del respaldo de los civiles del Pentágono y otros elementos duros del Gobierno de Bush; y el propio Sharif Ali cuenta con el apoyo de gente como el todopoderoso vicepresidente Dick Cheney, con el que se entrevistó en agosto en Washington y que le ha identificado como la figura más preparada para subir al trono y a ayudar a Estados Unidos en una tarea que, en caso contrario, podría resultar imposible: unir a un país dividido por motivos políticos, étnicos y religiosos.

En una conversación que duró hora y media, Sharif Alí predijo una victoria más rápida y menos sangrienta y una transición más suave de la tiranía a la democracia de lo que imaginan numerosos detractores de la guerra contra Sadam. La resistencia por parte del Ejército iraquí sería tan escasa que el movimiento contra iraquí -asociado al CNI-, cuya financiación anunció recientemente el Pentágono, probablemente no necesitaría ni siquiera disparar sus armas.

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