Los BRIC miran hacia África
Los países BRIC (Brasil, Rusia, India y China) concentran hoy día el 15% del PIB mundial. Como hicieron en 2009 (con la excepción de Rusia), sus economías crecerán este año a tasas superiores a las de los países de la OCDE. Entre 2000 y 2009, los BRIC también vieron sus exportaciones e importaciones crecer a tasas elevadas: su cuota en el comercio mundial pasó del 6% a más del 15%. Estas cifras todavía son relativamente modestas, pero la tendencia es clara: el peso de los BRIC irá creciendo a lo largo de la década que ahora se abre.
Todos los rincones del mundo se verán impactados por este auge: Asia, América Latina e incluso África. En este continente, la irrupción de los BRIC en la primera década del siglo XXI ha supuesto un cambio mayúsculo y ha reactivado incluso el interés medio adormecido de los países OCDE por ese continente. China, la India y Brasil se han convertido en el segundo, sexto y décimo socio comercial del continente, respectivamente. En 2009, el principal socio comercial de la mayor economía del continente no ha sido un país OCDE, sino China. Los intercambios comerciales entre los BRIC y África pasaron de unos 22.000 millones de dólares en el año 2000 a 166.000 millones en 2008, y las estimaciones para 2009 apuntan hacia un nuevo récord.
Lo que está ocurriendo en África adelanta lo que será una de las grandes tendencias del siglo XXI
China domina esta relación entre las mayores economías emergentes y el continente africano. Con más de 107.000 millones de productos intercambiados en 2008, los flujos comerciales entre China y África representan dos tercios del volumen total de los BRIC, muy por delante de la India (20%), Brasil (11%) y Rusia (4%). En noviembre de 2009, en el marco de la cumbre China-África, Pekín afianzó todavía más sus lazos con el continente africano al anunciar la concesión de 10.000 millones de dólares en préstamos bonificados para África (equivalente al 10% del de la ayuda oficial de los 23 países OCDE que componen el Comité de Ayuda al Desarrollo), además de la cancelación de la deuda de ciertas naciones de ese continente.
Sin embargo, esta relación no debe ocultar el creciente interés por parte de los demás BRIC por África. Entre 2003 y 2009, la India invirtió en más de 130 proyectos en el continente, totalizando 25.000 millones de dólares de inversiones, un monto relativamente cercano al invertido por China (28.000 millones de dólares y 86 proyectos) y por delante de Brasil (10.000 millones de dólares y 25 proyectos) y Rusia (93.000 millones de dólares y 47 proyectos). La multinacional india Tata ha sido el segundo inversor extranjero más activo en términos de número de proyectos de inversiones, por delante de Coca-Cola y Lafarge. En total, los BRIC han sido, con más de 60.000 millones de dólares invertidos en África entre 2003 y 2009, uno de los principales inversores en el continente, justo por detrás de Europa (190.000 millones de dólares), Oriente Próximo (170.000 millones) y América del Norte (120.000 millones).
Si el activismo de la diplomacia china en África ha sido ampliamente comentado, no deja de llamar la atención que el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, visitó más países africanos que cualquier otro dirigente de un país BRIC. Es llamativo que Lula, que visitó la Unión Europea por primera vez en 2007, haya viajado ya en seis ocasiones a África, cubriendo un total de 16 países. Cerca de 90 millones de brasileños (sobre un total de 198) declaran tener ascendencia africana, y en los países de habla portuguesa como Angola o Mozambique las posiciones de las empresas brasileñas como Petrobras, Vale u Odebrecht se han hecho singularmente fuertes.
Los intercambios comerciales entre Brasil y África pasaron de apenas 3.000 millones de dólares en 2000 a más de 26.000 millones en 2008. Nigeria, Angola, Argelia y Suráfrica son los principales socios de Brasil. Igualmente, los intercambios entre la India y África pasaron de algo menos de 5.000 millones a más de 32.000 millones a lo largo del mismo periodo.
Las crecientes relaciones comerciales, industriales y financieras entre los BRIC y África han estimulado la creación de fuertes vínculos entre empresas. Una de las mayores inversiones extranjeras directas realizadas hasta la fecha por una compañía china ha sido la entrada, con un 20%, en el capital del banco surafricano Standard Bank. La operación fue realizada por el Industrial and Commercial Bank of China (ICBC) en 2007 por un monto de 5.500 millones de dólares. Igualmente, el banco de inversión ruso Renaissance Capital ha construido una franquicia de banca de inversión y gestión de activos que ha apostado fuertemente por el continente africano.
En 2008, mientras el mundo industrializado se desplomaba, África recibía un récord histórico de casi 90.000 millones de inversiones extranjeras. Buena parte de estos flujos procedían de los países BRIC. La consolidación de las relaciones entre estos países y el continente africano ilustra la creciente descentralización de la economía mundial. En 2009, la mayor operación de compra por parte de un operador extranjero jamás lanzada en el continente africano no procedía de un país OCDE, ni tampoco estaba vinculada a las materias primas: se trató del intento del operador de telecomunicaciones indio Bharti Airtel de hacerse con el surafricano MTN.
Es una prueba más de que el mundo de ayer, dominado por los flujos procedentes de los países OCDE, está cambiando. Lo que está ocurriendo en el continente africano adelanta también lo que será sin duda una de las grandes tendencias de este siglo emergente.
Javier Santiso es director del Centro de Desarrollo de la OCDE.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.