La idea de un lugar
La investigación científica no se ciñe sólo al trabajo realizado en laboratorios de experimentación dotados de costosísimos aparatos cuyos resultados se manifiestan en abstrusas teorías y crípticas fórmulas de difícil comprensión para el profano. La investigación es el trabajo silencioso y abnegado de estudiar y describir, ordenar e interpretar objetos patrimoniales, como los fondos de estampas y dibujos de la Biblioteca Nacional. Este tipo de trabajo, que reclama mucho tiempo y dedicación, se manifiesta, por el contrario, en espléndidas, sorprendentes e instructivas exposiciones, como la que ahora se presenta de dibujos de arquitectura del XVIII, cuyas piezas provienen de las colecciones de la institución, así como en la edición de un catálogo con descripciones y comentarios de todas las piezas expuestas.
Dibujos de arquitectura y ornamentación del siglo XVIII
Biblioteca Nacional de España
Paseo de Recoletos, 20. Madrid
Hasta el 22 de noviembre
Todo el mundo entiende que la arquitectura se encuentra en las construcciones que poseen magnificencia, buena presencia física y carácter significativo, pero antes de llegar a construirse estos edificios la arquitectura fue sólo "idea" que se manifestó a través de esbozos, dibujos y estampas por medio de los cuales va cobrando visibilidad. La actual exposición, exquisitamente montada, muestra no sólo espléndidos dibujos que en sí mismos se pueden contemplar como obras de arte autónomas, dada su calidad gráfica, sino que ayuda a explicar la metamorfosis que tuvieron que experimentar los arquitectos españoles para pasar del estilo tardobarroco al neoclasicismo.
Efectivamente, en esta exposición se puede ver, por capítulos ordenados de forma histórica y temática, la "manera hispánica" de continuar el barroco a principios del siglo XVIII frente a las tradiciones italiana y francesa. A continuación, el cosmopolitismo de las cortes europeas, con especial hincapié en una gran colección de planos realizados para proyectar el nuevo palacio real de Madrid. Sigue la muestra presentando la interpretación que hicieron los arquitectos españoles de las ruinas de Roma y la forma en que se adaptaron los modelos de la Antigüedad desde los que se inició el neoclasicismo, para continuar con el papel político que tuvieron los "reales sitios" durante los reinados de Carlos III y Carlos IV, mostrando el descubrimiento del territorio y las primeras planificaciones de obras públicas; para acabar con las interpretaciones del clasicismo en España que condujeron a la fundación de la Academia, cuya consecuencia fue la adopción de normas y la edición de libros.
Pero, tal vez, lo más importante de esta exposición es que permite al espectador deleitarse contemplando los diferentes procedimientos expresivos que dominaron la arquitectura del siglo XVIII, las distintas maneras de plantear cada estado de la idea y de representar las etapas del proyecto. De esta manera, como haría la arqueología, a través de los restos gráficos conservados en la Biblioteca Nacional se puede empezar a comprender cómo surgía el proceso de ideación arquitectónica y cómo se imaginaban las formas, tanto las que estaban destinadas a ser construidas como aquellas que premeditadamente carecen de finalidad práctica, bien porque se planteaban como estudios compositivos, como ensayos de imaginación utópica o porque pretendían cubrir una función normativa o formativa. Aquí se pueden ver desde amplios desarrollos monumentales hasta apuntes tomados en un instante, desde proyectos completamente elaborados hasta detalles ornamentales. El conjunto muestra no sólo una amplia variedad de técnicas y procedimientos gráficos sino una insospechada libertad expresiva e ideológica que va más allá de la mera interpretación personal de las normas al uso en cada momento.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.