Cuando la copia cabrea al original
"Gracias por tocar con nosotros y, sobre todo, por no demandarnos". Así despedían Super Diamond, la más exitosa banda de tributo a Neil Diamond, a su modelo, que había subido al escenario para interpretar junto a ellos un par de sus clásicos.
Porque este tipo de combos vilipendiados por su obvia falta de originalidad y su propulsión nostálgica ahora tienen una nueva amenaza: los originales. El año pasado, Bon Jovi demandaron a Blonde Jovi por ser casi un anagrama. Hace una semana, Universal anunciaba que se iba a querellar contra todas las bandas de tributo a ABBA que utilizan su nombre. De las 40 que existen en el Reino Unido, 15 se llaman ABBA lo-que-sea. Anneli Stockwell, la que hace de rubia en ABBA Queens, resumía el sentir de la banda ante tal tragedia: "Llevamos cuatro años con este nombre y nos ha costado mucho pasar de actuar en pubs a hacerlo en salas. Sin el nombre, perdemos la reputación y mucho dinero".
Solo en el Reino Unido hay 40 bandas de homenaje a ABBA. 15 llevan su nombre
Por eso es lógico que Super Diamond respiren aliviados cuando Neil Diamond les bendice. Llevan 12 años en activo y su caché es de 20.000 dólares. Su popularidad ha trascendido un circuito que hace una década comprendía parques temáticos y hoteles en los que copias de Queen o The Beatles tocaban por unos 500 euros. Hoy, muchas bandas viven de sonar, vestirse y gesticular como Bono o McCartney.
The Australian Pink Floyd, por ejemplo, vendieron el año pasado entradas por valor de 3,4 millones de dólares; Rain, el más longevo y exitoso tributo a los Beatles que existe en EE UU se formaron en 1969, entraron en 2009 en las 100 giras más lucrativas colocando 260.000 tiques. En octubre inician una estancia de 11 semanas en Broadway. Incluso tributos a grupos como Sublime, un combo de ska punk que jamás fue demasiado conocido a este lado del Atlántico, realizan 150 conciertos al año. "Cada semana aparecen una o dos bandas nuevas que quieren registrarse en nuestra web", comenta Lenny Mann, guitarrista de Led Zepplica, banda homenaje a Led Zeppelin y creador de Tribute City, una web que articula esta escena. "Tenemos más de mil bandas. Todos los que se perdieron a los Doors o Led Zeppelin, o los que estuvieron y lo echan de menos, pueden disfrutar de un magnífico simulacro". Y parece que la fiebre ha llegado a España. Beba 33 es una agencia barcelonesa dedicada al booking de grupos. En su escudería se encuentran Abbey Road (pioneros del tributo Beatles en España), Achtung Band (homenaje a U2) o El Último Tributo, un grupo que recrea las canciones de El Último de la Fila, que el sábado actuó en la sala Bikini por 18 euros. "Poco a poco, estos grupos ganan el respeto de la gente y los programadores. Nosotros pedimos calidad, que recreen no solo las canciones, sino también la estética, y el nivel es cada vez más alto. El público empieza a responder. Los hay que van a revivir una experiencia a un precio bastante menor del que cuesta ver a, por ejemplo, U2, y los que van a diseccionar al grupo hasta que en la cuarta canción caen rendidos a la habilidad para recrear cada mínimo detalle", comenta la gerente, Raquel Bassas.
Y es que la fiebre por la exactitud llega hasta el punto de que Heart Of Gold, banda californiana dedicada a Neil Young, contactó con Sal Trentino, técnico de amplificadores del canadiense, para preguntarle qué aparatos utilizaba Neil y adquirir los mismos. Esto tal vez no sea arte, pero, sin duda, es artesanía. Y siempre puede pasar lo que a Tim Owens, oficinista de Ohio que lideraba una banda de tributo a Judas Priest y que fue contratado por el grupo para sustituir a Rob Halford en 1997.
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