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Tentaciones
Entrevista:EN PORTADA

Se busca genio a quien dar el relevo

DICE la leyenda que si se mira fijamente al espejo que hay en el lobby del hotel Roosevelt, en Hollywood Boulevard, se ve el espíritu de Marilyn Monroe, quien se hospedó aquí durante el inicio de su carrera como modelo. También cuenta la leyenda que en la habitación 928 habita el fantasma de Montgomery Cliff.

En la 643 habita hoy Beck Hansen (Los Ángeles, 1970). Al músico le acompañan su mujer y sus hijos, que en la habitación de al lado están viendo el cuarto partido de las series finales de la NBA. Los Lakers ganan por 22 (al final, perderían el partido), y ser compatriota de Gasol da bola extra. Beck presenta Modern guilt, un disco con el que termina su contrato discográfico con una major y que le reconcilia con el concepto canción, algo que se ha convertido en un bien elusivo en su dislocada carrera.

"Estoy mayor para hacer revoluciones o inventar. Eso es de jóvenes. Espero que vengan chavales con un sonido nuevo"

Según el ángulo desde el que lo mires, Beck sirve de ejemplo para lo mejor y lo peor del pop. Escuchimizado, con mofletes sonrojados y manos sudorosas, el artista responde con parsimonia y con una gramática que confirma que no acabó la primaria. "Los del sello me odian. Les encantaría que pudiera hacer 20 entrevistas al día, pero es que hablo tan lento que no puedo hacer una cada 20 minutos, no lograría decir nada", comenta mientras se sirve un vaso de agua y mira por la ventana. "Esta ciudad se va a la mierda", apunta melancólico observando el perfil del Downtown de Los Ángeles. "Antes era un lugar relajado y barato; ahora es caro y estresante. Casi parece Nueva York. A todo el mundo le encanta odiar esta ciudad". Se sienta, sorbe agua y suspira. Qué dura es la vida del icono de lo cool, del ex novio de Winona Ryder, del mejor amigo de Jack White, del nieto del artista fluxus Al Hansen, del cienciólogo, del autor de Odelay.

EP3. ¿Es éste tu disco más económico?

BECK. Quería hacer un disco más conciso. En principio, mi idea era que ningún tema pasara de dos minutos. Luego, claro, se me ha ido la mano un poco, pero la esencia está ahí. En el pasado creo que he grabado discos muy saturados de sonidos. Cada vez que escuchaba un tema sentía que debía añadir algo. Creo que me he equivocado al darle demasiadas vueltas a las cosas. Esta vez siento que he vencido a la tentación y me he mantenido a raya.

EP3. Parece que has vuelto a escribir canciones y dejado de hacer malabarismos.

B. Es cierto. En el pasado he estado más obsesionado por sonidos y texturas que por el hecho de componer un tema. Ahora siento que lo más importante es la composición, la melodía. Algo inmediato. Por eso, cuando compongo en la cocina de casa, toco con la guitarra los temas a mi mujer. Si no le gusta inmediatamente, los desecho. La premisa aquí es que se queden en tu mente de manera automática.

EP3. ¿Estás reaccionando contra gran parte de tu pasado?

B. No creo que este disco se pueda definir como una reacción en contra de lo que he hecho en el pasado. No soy de ese tipo de personas. Vale, The information [su anterior álbum, de 2006] era un disco muy saturado, un follón, un lío. Pero es lo que en aquel momento quería. Ahora, en cambio, deseo esto.

EP3. ¿Qué diferencias ha habido en la grabación de este largo con respecto a obras anteriores?

B. Este disco ha sido concebido y grabado con una velocidad nada común en mí y sin pausas. Trabajar con Danger Mouse es una prueba olímpica. El tío no para, te tiene ahí currando hasta la madrugada. Es agotador pero muy productivo. Y, claro, cuando se juntan un tipo obsesivo, como él, y otro que lo quiere controlar todo, como yo, el resultado es que el resto de la gente acaba odiándonos. Ayer, por ejemplo, estuve hasta las tres de la madrugada intentando encontrar los segundos exactos de silencio que quiero que haya entre canción y canción del disco. Mi mujer a veces me odia.

EP3. ¿Crees que se puede leer tu biografía a través de tus discos?

B. Hay discos como Sea change (2002) que tal vez sí podrían valer como parte de mi biografía, pero los demás siempre han sido discos en los que he sacado mis pulsiones creativas o me he fijado en lo que estaba pasando en el mundo. No creo que, como persona, se me pueda ver mucho a través de mis álbumes.

EP3. Así que nos vamos olvidando de decir que te conocemos.

B. Hay mucha gente que dice que se muestra a sí misma en su música y no es cierto: te sorprenderías de la cantidad de supuestos artistas serios y atormentados que en la vida real son unos payasos. Hay mucho tramposo en este negocio. Cuando empecé pensaba: "Jamás seré tan cool como éste o aquél". Luego conocí a esa gente y me llevé una serie de desengaños tremendos. Prefiero no crear muchas expectativas sobre lo guay que soy, no vaya a pasarle a la gente lo mismo que me pasó a mí.

EP3. Pero eres consciente de que hay una generación que sí lee su propia historia a través de la música de Beck.

B. Eso asusta. Se me ha relacionado mucho con una época, los noventa, y tal vez sí sea cierto que formo parte de la vida de mucha gente crecida entonces. La música debe ser un ejemplo de los tiempos en los que se edita. Creo que en eso he sido bastante bueno, al menos, mientras fueron mis tiempos.

EP3. Cuando surgiste, lo que hacías no se parecía a nada existente. ¿Fue complicado encontrar a gente que entendiera lo que querías hacer con sus canciones?

B. En aquel momento, lo que quería no me lo podía dar nadie. Menos mal que encontré a los Dust Brothers. Ese sonido luego se ha repetido muchas veces, y durante un tiempo casi se convirtió en algo común.

EP3. Tú, un tipo moderno, ¿cómo has logrado vencer la tentación de grabar un disco de pospunk y unirte a los jóvenes?

B. Hace tres años igual me lo planteé, pero ahora me daría mucho palo hacer eso. Llevamos cinco años con la misma historia. Todas esas bandas que suenan igual y cantan igual. Ese rollo estuvo bien un rato, pero ahora ya cansa. Mucho. Esto funciona por ciclos, y éste se acabó. Que no insistan, por favor.

EP3. ¿Has superado la ambición de marcar las modas?

B. La ventaja que tengo ahora es que ya nadie me pide a mí que sea quien fuerce un cambio, quien llegue con algo nuevo. No es mi papel. Estoy mayor para hacer revoluciones o para inventar cosas. Eso hoy es cosa de jóvenes. Espero con ansia que aparezcan unos chavales de 20 años con un sonido nuevo y pongan todo esto patas arriba.

EP3. Entonces ¿cuál es tu papel en la coyuntura actual?

B. Lo único que me queda a mí, que no es poco, es hacer buenas canciones y seguir yendo a la contra. No voy a inventar nada, pero sí puedo revelarme. Por ejemplo, en pleno furor nu metal, saqué Sexxlaws. Todo el mundo estaba muy enfadado y gritaba mucho y vestía de negro. Y edité un disco de baile, con muchos colores y muy funky.

EP3. Dios sale mucho en tu disco. ¿Qué tal te llevas con él? ¿Te consideras una persona espiritual?

B. ¿En serio? No sé… Güero sí que tenía un toque espiritual, pero no estoy muy seguro de que esto se pueda decir de este largo. [Hace una pausa y se levanta. Deambula por la habitación tocándose la barbilla, y comenta que le duele el culo de estar todo el día sentado. Las próximas tres preguntas las responderá de pie, pero como es bajito, casi no se nota]. Estoy intentando pensar dónde está la espiritualidad y no lo acabo de ver. ¿Sabes? Espiritual suena tan new age que me da miedo entrar en la discusión. Lo que sí puedo aceptar es lo de la emoción, incluso el melodrama. Eso me llega de mi afición al blues del delta y a toda esa música tan sentida.

EP3. ¿Cuál es el peor enemigo del arte?

B. El peor enemigo del arte es la obviedad. Voy a galerías cada semana y veo muchas obras que sí, son bellas, pero no dicen nada. Otras son supuestamente políticas, pero con la profundidad de un niño de 10 años. Si se van a tratar grandes temas hay que hacerlo con peso y con autoridad, evitando clichés.

EP3. Musicalmente, ¿de qué te arre¬pientes?

B. Creo que el mayor error que he cometido durante mi carrera, y es un error que he repetido hasta la saciedad, ha sido no saber editarme. Se me han dormido ingenieros de sonido en el estudio cuando tocaba. Muchas veces he sentido que estaba en otra galaxia, que no se me entendía. Yo siempre me lo paso muy bien haciendo música y tocando en directo, pero debo admitir que en ocasiones creo que no he logrado que la gente se divirtiera tanto como yo. Eso es un pecado.

EP3. ¿Prefieres que se llame "ecléctica" o "incoherente" a tu carrera?

B. Incoherente, sin duda. Creo que la única cohesión entre mis discos es visual, no musical. He grabado cosas muy distintas y quiero seguir así, aunque hay ocasiones en que envidio a la gente que tiene una carrera coherente. Pero se me pasa rápido. Este disco, por ejemplo, es el más pop y el más sesentero que he grabado jamás. El próximo espero que pueda ser un álbum de folk, sólo voz y guitarra. Luego me encantaría hacer algo africano y, al final, para acabar de volverme loco, despedirme a lo grande con un disco lleno de arreglos de cuerda enormes que puedan poner en mi funeral.

EP3. ¿Tener una banda es como compartir piso? ¿Si no se hace a una edad, mejor no intentarlo de mayor?

B. Exacto, yo ya estoy en la fase de ir a vivir al campo, imagínate. De cualquier modo, debo decir que, aunque no sea natural en este punto de mi carrera, me encantaría formar una banda. Igual lo hago. Como he dicho antes, siempre me ha costado mucho encontrar a gente con la que colaborar, pero ahora creo que conozco a artistas como Jack White o Chan Marshall [Cat Power] que están en mi onda. Creo que voy a intentar convencerles para formar un grupo. Mira, cuando yo crecí, en mi barrio nadie escuchaba la música que yo escuchaba. De hecho, nadie hablaba siquiera mi idioma. Jamás tuve la oportunidad de juntarme con tres colegas en un garaje y hacer ruido. No tenía ni un hermano con el que compartir experiencias musicales. Siempre he envidiado mucho a bandas como Jesus and Mary Chain. La música, en mi caso, ha sido una experiencia muy solitaria.

EP3. ¿Dónde te ves en cinco años?

B. Creo que de aquí a unos años muchos de nosotros estaremos enviando currículos. Eso es innegable. Cada vez se venden menos discos. Podría mañana grabar mi mejor obra y seguiría vendiendo una mierda. Es que jamás hemos ganado dinero con los discos. Mira, vendí dos millones de copias de Odelay y acabé debiéndole un millón de dólares al sello.

EP3. ¿Qué te gustaría hacer que todavía no hayas hecho?

B. Creo que voy a empezar a producir a otros artistas: me encantaría producir un disco de David Bowie. Eso sería lo más.

Modern guilt se publica el lunes en PopStock! Beck actúa el 9 de julio en Madrid (La Riviera). www.beck.com

Beck Hansen
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