CUANDO EL TERRORISMO SE VISTIÓ DE ?RADICAL CHIC?
A ritmo de rock?n?roll. Así es como el director Uli Edel ha devuelto a la actualidad el corto recorrido de la banda terrorista más activa en Alemania desde la época nazi, la Baader-Meinhof. RAF: Facción del Ejército Rojo revive las claves de lo que un día se definió, no sin polémica, como terrorismo chic. ?Me decidí a filmar la historia de la Baader-Meinhof (también llamada RAF) por mis hijos?, explica Edel, ?que ahora tienen 20 y 21 años. Mi generación creció en ese silencio que impuso la de mis padres por vergüenza por el horror nazi, por eso está obligada a enseñar a nuestros hijos los rincones más oscuros de la historia alemana?.
Andreas Baader, Ulrike Meinhof y Gudrun Ensslin no sólo fueron los líderes de un grupo armado que operó a toda máquina en la República Federal Alemana a finales de los sesenta. También se convirtieron en un icono de su tiempo más allá de las fronteras germanas. Activistas de alto standing, conducían deportivos a toda velocidad (en la película, a ritmo de My generation, el himno de The Who) a la vez que aireaban una rebeldía de extrema izquierda desde su acomodada posición social. Baader (en la cinta, Moritz Bleibtreu) se comportaba como una temible estrella del rock, Ensslin (Johanna Wokalek) añadió a la banda el estigma de la liberación sexual, mientras que Meinhof (Martina Gedeck) terminó de cultivar el mito al pasarse al lado maldito desde la redacción de la revista cultural para la que trabajaba.
Lo repugnante es creer que el uso de la violencia también tiene su glamour (Bruce LaBruce)
El suicidio ?según versión oficial? de todos ellos en la cárcel a mediados de los setenta aceleró la leyenda, aunque es curioso comprobar cómo la generación posterior alemana creció en el desconocimiento. Cuenta Edel que ?antes de empezar a grabar con los actores, les puse a ver documentales y noticias de la época para que se formaran una opinión más o menos consistente, evitando que la imaginación de cada uno deformara la realidad?. Valga como ejemplo que, de todos ellos, tan sólo Bleibtreu recordaba vagamente algunos carteles de busca y captura en la calle. Unos carteles que, por cierto, hoy pueden conseguirse en el mercado del coleccionismo a precios prohibitivos.
En los últimos 10 años, la imaginería radical está encontrando su sitio en la moda. Ya lo anunció el cómico Lenny Bruce: ?La comedia es tragedia más tiempo?. Se podría añadir a esta suma la separación geográfica. Porque si en Alemania se impuso el silencio para superar su propio drama, desde el Reino Unido no ha habido reparos en promover una estética radical con la RAF como eje. Así surgió una colección de moda llamada Prada-Meinhof, que a su vez recuperaba un eslogan radical chic de los noventa, cuya polémica recuerda el cineasta homocore canadiense Bruce LaBruce. ?Había camisetas y todo tipo de complementos, vendiendo un nuevo concepto donde el glamour iba de la mano del extremismo radical. Desde entonces, los actos violentos se han ido integrando en la moda, algo que esencialmente no me parece preocupante. En mi película The Raspberry Reich incorporé personajes de la RAF en un contexto muy radical y porno a la vez. Pienso que nada está exento de incorporarse a nuevos lenguajes artísticos. El problema es creer que el uso de la violencia también tiene su glamour, lo cual es repugnante?.
El compositor pop Luke Haines también tuvo un fugaz interés por la banda. En 1995 grabó un pequeño experimento llamado Baader Meinhof ?en el que combiné mi creciente curiosidad por los grupos terroristas de principios de los setenta y el soul funk de Detroit. Me documenté bastante y enseguida me di cuenta de que sus actividades parecían un escaparate. Parecían posar en cada foto que les tomaban. Si se ganaron las simpatías de cierto público fue porque se presentaron como luchadores de la libertad y no como terroristas. A mí me resultaba absurdo ver cómo se peleaban contra el primer mundo como si ellos fueran parte de un tercer mundo?.
Ahora falta saber si posturas desmitificadoras como la de Luke Haines pueden convivir en sintonía con la fuerza innata que late en las imágenes radicales y la inercia imparable de la incorporación de esta iconografía a la moda u otras artes. ?O si alguna vez tendrán cabida en el debate público los que piensan que una sociedad que sabe reírse de la tragedia es una sociedad sana?, remata LaBruce.
RAF: Facción del Ejército Rojo se estrena hoy.
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