Memorias espaciales
La fotografía de arquitectura es un género de contornos poco nítidos. Bajo tal denominación se agrupan prácticas muy distantes entre sí, desde una función básicamente instrumental, al servicio de una tarea de documentación o ilustración, hasta el desarrollo de una aproximación centrada exclusivamente en la mirada personal y creativa del fotógrafo. Si hay un autor destacado que haya sabido conciliar esos dos extremos y contribuido a desarrollar el lenguaje específico capaz de configurar y determinar lo que hoy conocemos como fotografía de arquitectura, ése es Julius Shulman (Nueva York, 1910-Los Ángeles, 2009). Se presenta ahora, por primera vez en nuestro país, una amplia retrospectiva de su trabajo, con 146 fotografías. Una oportuna muestra que permite acercarse a la obra de un autor fundamental dentro del género, y que además lo hace centrándose en el extenso y continuado trabajo que realizó en Los Ángeles. Las imágenes que se exponen registran el crecimiento de la urbe, los sucesivos planes de urbanización, las nuevas edificaciones, la permanencia y representatividad de los viejos edificios, el auge y el impacto de la arquitectura modernista, las zonas residenciales de pequeñas casas unifamiliares, el tejido comercial e industrial, y algunas de las extravagantes edificaciones con falso aire futurista que dieron fama a la ciudad. De hecho, durante mucho tiempo, la imagen de Los Ángeles, la proyección de su modelo de vida, de su apuesta por el progreso, de su optimismo, se identificaron inequívocamente con la imagen que transmitían las fotografías de Shulman. La otra cara, justamente el reverso de lo que ofrecen sus obras, también ha sido claramente explicitado. Resultaría interesante en este sentido contrastar la eficacia del estilo de Shulman construyendo el mito de esta ciudad y de su arquitectura con el relato oscuro y más distanciado de autores como el sociólogo Mike Davis, el novelista James Ellroy o la historiadora Beatriz Colomina.
Shulman destacó en su aproximación a diferentes plasmaciones de lo que podríamos denominar el "sueño arquitectónico"
Pero si hay un ámbito específico en el que destacó fue en su aproximación a diferentes plasmaciones de lo que podríamos denominar el "sueño arquitectónico". En primer lugar, el amplio trabajo que dedicó a las Case Study Houses, un proyecto de renovación de la arquitectura doméstica promovido por la revista Arts & Architecture entre 1945 y 1965. Este programa netamente modernista promovió la construcción de casas con vocación de convertirse en prototipos que debían comunicar un nuevo modelo de vida, una concepción integral del diseño, así como una renovada utilización de materiales (cristal, acero y laminados) y técnicas de construcción. Las casas construidas por arquitectos como Pierre Koenig, Neutra, Soriano o Charles y Ray Eames fueron registradas magistralmente por la cámara de Shulman. Los atrevidos y exquisitos puntos de vista, la exploración de la geometría, el diálogo entre el interior y el exterior doméstico, el control y la expresividad de la luz tanto natural como artificial, son algunas de sus señas de identidad. Pero sobre todo es extraordinaria su capacidad para explorar la atmósfera "habitacional" de estos espacios. Para ello construía verdaderas escenificaciones con personajes que habitaban plácidamente estas arquitecturas, una figura humana en perfecta armonía con la casa y el paisaje.
La otra vertiente, ciertamente más extravagante, del sueño arquitectónico de Los Ángeles la constituía el estilo googie, edificios preferentemente comerciales (cafeterías, gasolineras, moteles...), con una estética paródicamente futurista y ya netamente kitsch desde el momento mismo de su propia gestación. Shulman contribuyó igualmente a definir y difundir esta tendencia arquitectónica profundamente arraigada en la cultura popular de los años cincuenta y sesenta.
Se ha destacado que la técnica de Shulman contribuyó a configurar un cierto "modelo americano" de fotografía de arquitectura que resultó tremendamente influyente desde mediados del pasado siglo. Si existe toda una corriente, que llega hasta la actualidad y hace de la aparente ausencia de estilo, de la neutralidad -como la de Candida Höfer-, una precisa marca de estilo, podemos decir que Shulman actúa en un sentido claramente opuesto, acentuando sus rasgos estéticos y haciéndose presente en cada decisión visual.
En unas coordenadas completamente diferentes se sitúa la obra de Georges Rousse (Francia, 1947), artista con una larga trayectoria que practica una original fusión de diversas disciplinas y medios: arquitectura, pintura, dibujo, escultura y fotografía. El CAB de Burgos presenta una exposición que agrupa trabajos de los últimos 10 años. Una muestra que viene a prologar con coherente continuidad temporal la que se realizó en el CGAC en 2000. Los proyectos de Rousse se desarrollan preferentemente en edificios abandonados o pendientes de reconstrucción, sobre los cuales interviene mediante la pintura, el dibujo o sutiles procedimientos escultóricos como cortes o incisiones practicadas sobre la estructura arquitectónica. Las fotografías que realiza a partir de sus intervenciones no se limitan a un mero registro, sino que construye, a través del punto de vista y el ángulo de la toma -con procedimientos como la anamorfosis, el trompe l'oeil o el aplanamiento de la perspectiva-, imágenes que sacan a la luz dimensiones y formas latentes en el espacio. Son obras que exploran, en definitiva, cómo se genera la transferencia desde lo visual hacia lo cognitivo, desde la percepción física de volúmenes y planos hacia la experiencia simbólica de lo construido. Pero esta muestra incorpora un aliciente añadido. Además de las obras montadas en el CAB, puede contemplarse en directo, antes de su desmantelamiento, la intervención realizada por el artista en el Patio de la Casa del Cordón, actuación que ha servido para la realización de una de las fotografías que forman parte de la exposición. Se puede observar así, tanto el análisis del espacio que lleva a cabo Georges Rousse como el proceso de visualización fotográfica que plasma en la imagen final.
Julius Shulman. Sala del Canal de Isabel II. Santa Engracia, 125. Madrid. Hasta el 16 de mayo. Georges Rousse. Centro de Arte Caja de Burgos. Saldaña, s/n. Burgos. Hasta el 16 de mayo.
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