MELBOURNE SE REVELA
MELBOURNE, capital del Estado de Victoria, Australia. En su área metropolitana habitan casi cuatro millones de personas y su temperatura máxima media anual es de 19 grados centígrados.
La Wikipedia es muy útil para obtener una visión general de una ciudad, pero en ninguno de sus datos se revela por qué la segunda mayor población de Oceanía se ha convertido en el centro musical y cultural con mayor empuje del planeta. Una revelación para aquellos que nunca hemos estado allí, pero algo poco sorprendente para todos los oriundos cuestionados al respecto: Melbourne es sin duda la capital cultural de Australia.
Un simple vistazo a la revista semanal Three Thousand, auténtica biblia del cultureta local, confirma la gran oferta. Entre anuncios de inauguraciones de ultramodernos sándwich-bar y lavanderías de diseño se anuncian multitud de exposiciones, conciertos y excitantes fiestas nocturnas.
Uno de los artífices del gusto de esta ciudad por trasnochar bailando es Ned Dwyer, promotor de fiestas como Rubicon y colaborador del blog musical local más influyente, Electrorash. Melbourne es un lugar perfecto para crear algo nuevo y excitante, explica. Respeta su historia y sus raíces, pero da la bienvenida a nuevas culturas e ideas para crear algo único. Una historia que siempre ha estado impregnada por la influencia de su madre patria, el Reino Unido.
Pero la sombra de Londres ya no es tan alargada, y en los últimos años la influencia de países de la Europa continental como Francia, Alemania o Suecia ha dejado su huella en el estilo de las decenas de bandas de música electrónica que nacen como setas en la ciudad. El aumento de permeabilidad, provocada, como casi todos los acontecimientos sociales destacables de la última década, por la expansión de Internet, ha ocurrido en ambos sentidos. La proliferación de fiestas con artistas australianos organizadas con regularidad por el sello Modular, el gigante indie de los antípodas, en cada rincón del planeta (por ejemplo, en la sala Razzmatazz de Barcelona) también ha ayudado lo suyo. De este modo, como antes ocurrió con ciudades como São Paulo o Múnich, Melbourne ha conseguido el reconocimiento global que hace tiempo merecía.
Siempre ha habido una escena musical muy rica. Existen multitud de bandas y locales en los que tocar en directo. Como aquí puede hacer bastante frío, la gente prefiere quedarse en casa componiendo en vez de salir y hacer ejercicio, explica Tim Hoey, miembro del trío Cut Copy. Ned Dwyer no le quita razón. Siempre ha sido conocida por los miles de bares que se esconden en cada callejón.
La diferencia estriba en que ahora exporta un producto más apetecible y de forma masiva. Al menos eso opina Mike Gamwell, conocido como Knightlife, el músico local más cool del momento. Hasta hace unos años era una ciudad muy rockera. Hasta que bandas como Cut Copy y The Avalanches nos abrieron realmente al mundo y nos enseñaron a mover el culo. Ahora en Melbourne nos gusta bailar.
Esto no parece gustar al presidente del Estado de Victoria, John Brumby, quien, alentado por la alarma social suscitada por algún escándalo en el que se mezclaban alcohol y juventud como el caso Corey Delaney y su mejor fiesta de la historia: un adolescente que convocó una fiesta por SMS en casa de sus padres que terminó con 500 adolescentes desbocados, muchos desperfectos y una sorprendente repercusión en la prensa de todo el mundo, ha establecido como hora de cierre de los locales de la ciudad las dos de la madrugada. Algo que puede dar ventaja a la rival Sidney, históricamente más fiestera. Como ironiza Dwyer: Es una suerte que Sidney esté tan cerca para que la gente a la que no le interesa la música, el arte o la comida tenga adonde ir.
www.threethousand.com.au
MUSCLES
Lleva en esto un año y medio y ya es más que una estrella local. Los sintetizadores, dice, le hacen sentir orgasmos.En los blogs más visitados de la escena indie electrónica (véase Bigstereo o Discodust), Muscles es una celebridad. Oculto tras un seudónimo que no le gusta abandonar, y gracias al apoyo entusiasta de artistas como Soulwax y de la discográfica Modular (sello artífice del aumento de exposición de los grupos australianos más allá de sus fronteras), ha alcanzado también la condición de héroe local con canciones pop escondidas tras un sonido incómodo que él define clarividentemente como pop electrónico joven y gritón mezclado con house lo-fi, trance suave y tecno sólido. Su juventud y timidez lo convierten en un músico solitario con pocas conexiones con el resto de bandas de su ciudad. He empezado en esto hace un año y medio y, generalmente, no hablo con gente de otros grupos. Aun así, tiene claro dónde va a pasar el resto de su vida. No quiero vivir en ningún otro lugar. Todo el que aprecie cualquier tipo de música debería visitar Melbourne alguna vez, especialmente si todavía es joven.
CUT COPY
La banda australiana de música de baile más reconocida hoy por la crítica mundial tiene, sin embargo, gran potencial comercial. Con una legión de fans en aumento, podrían ser los nuevos Justice.Tres semanas después de mi primera visita a Melbourne ya había hecho mi maleta y me había mudado allí, comenta por correo electrónico Tim Hoey, guitarrista y bajista del trío australiano con más posibilidades de dar el gran salto de las pistas de baile a las listas de reproducción de MTV: Cut Copy. Si su primer álbum les reportó un buen puesto entre los grupos favoritos de la modernidad mundial mejor informada, su continuación, el magnífico In ghost colours, los ha convertido en verdaderas estrellas en Australia. Queríamos regresar a la idea de un disco que se escuchara en su totalidad, no como una recopilación de maxis. Consumimos mucho tiempo recopilando las canciones y componiendo interludios para darle cohesión, así que esperamos que si la gente se lo piratea, que al menos se descargue también un secuenciador que lo vuelva a unir, bromea. Su gran triunfo ha sido encontrar la fórmula para unir referencias aparentemente tan distantes como el house y el shoegaze de los noventa. Lo mejor que le ha ocurrido este año a la música ha sido la vuelta de My Bloody Valentine. Superada la nostalgia, el presente es suyo.
MIDNIGHT JUGGERNAUTS
Este trío de influencias imposibles es la gran joya oculta gestada en Melbourne. Aunque uno de ellos, maldita sea, venga de Sidney.Los tres miembros de Midnight Juggernauts visitaron Barcelona para tocar en el festival Primavera Sound. Allí entrevistamos a Vincent (voz y teclados), Daniel (batería) y Andy (bajo). Los dos primeros se reparten las preguntas mientras Andy, prueba viviente de que sí existe una escena en Melbourne (aunque sólo sea porque compartió piso con Tim, de Cut Copy), se reserva las aclaraciones. No es su estreno en España, pero sí la primera vez tras confirmarse que su debut, Dystopia, será por fin publicado en nuestra geografía. Sus evidentes influencias (Bowie, ELO, bandas sonoras de películas de terror de los setenta, Giorgio Moroder), pasadas por el tamiz indie dance, confluyen armónicamente para crear un estilo al fin inclasificable. Tenemos también influencias extramusicales, cinematográficas y artísticas. Intentamos que nuestras canciones conformen distintas imágenes, creen paisajes y distintos estados emocionales durante 50 minutos. Música con una atmósfera en la que te puedas perder, pero con una clara vocación pop, dice Vincent. Un sonido marcado por los sintetizadores setenteros tan del gusto europeo, en especial Francia, país que han establecido como cuartel general desde el que expandirse por todo el hemisferio norte. Cuando llegamos sentimos un gran apoyo y conexión con la escena local. Justice, Surkin, Kavinsky, Alan Braxe Los últimos 10 años en Francia han sido increíbles y han influido enormemente en toda la música de baile del resto de países. Llevamos tanto tiempo de gira que hemos perdido un poco la conexión con Melbourne, apunta Andy. En realidad, yo soy de Sidney, pero, por favor, no me recortéis de la foto.
EL FUTURO YA ESTÁ AQUÍ
El boom creativo de Melbourne se prolonga. Muchos nombres relacionados y bastante solidaridad entre los artistas tejen la escena. Éstas son algunas de las bandas que probablemente protagonizarían este reportaje si lo escribiéramos el año que viene.Si Nick Cave es el mito local emigrado, Architecture in Helsinki y The Avalanches, los pioneros del pop independiente y bailable, y Cut Copy, la joya de la corona actual, Damn Arms y Knightlife podrían representar perfectamente el futuro del sonido de la ciudad. Mike Gamwell (Knightlife) es el niño mimado de Melbourne y ha sido fichado por el sello de Cut Copy (Cutters Records, donde también debutaron los imprescindibles Midnight Juggernauts). Dice sentirse bien arropado: En Melbourne existe una escena musical propiamente dicha. Somos una especie de colectivo, somos colegas, nos enviamos ideas unos a otros y nos aconsejamos.En la misma línea de house afrancesado se encuentran Comets y Miami Horror.Éste último, además de pinchar en las fiestas organizadas por los clubes más en la onda, como 3rd Class, Colours, Eurotrash o The Pince of Wales, es miembro del cuarteto Gameboy/Gamegirl,banda que revisita con mucho éxito el espíritu de grupos hilarantes como Fannypack o Gravy Train!!!!Más sofisticada, aunque tomando también como base el hip-hop, se encuentra otra de las grandes promesas de la ciudad: Ooh Ee. En resumen: lo que conocemos en España de Melbourne es sólo la punta del iceberg.
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