Flores de verano
Crónica. Lo dice Fernando Cordobés, uno de los traductores, en la introducción. Después del bombardeo atómico sobre Japón nació un subgénero literario, la "literatura de la bomba". Tamiki Hara hace parte de él. El bombardeo a Hiroshima, plasmado en tres textos entregados al lector de forma secuencial en esta edición, le dieron al autor un lugar en ella. Se puede llamar literatura testimonial y se funde con el periodismo porque lo que Tamiki Hara hace es contar sin adornos como si de una crónica se tratara lo que vio, lo que vivió, lo que oyó, de primera mano, porque vivía allí, en esos meses donde se respiraba en el aire el Preludio de la aniquilación, como titula el primer relato, y lo que siguió en De las ruinas. El texto central Flores de verano es una secuencia vertiginosa de imágenes y de muerte, en las que reitera la del resplandor, el hongo atómico que cubrió la ciudad y en cuyo núcleo se desintegraron miles de personas. Un resplandor que consumió la vida y sobre el que todavía hay mucho que descubrir porque sólo en la medida en que el ser humano quiera reconocerlo sabrá que el peligro no ha pasado y que hoy sigue expuesto al horror que llega a convertirse en rutina como dice Tamiki Hara mientras no logre tomar acciones para atajarlo. Esa es quizá la gran validez de este texto escrito por un hombre que añadió a los duelos que le impuso su propia vida, los de miles de personas que murieron ese 6 de agosto de 1945 y en los días, meses y años subsiguientes. Imágenes que exorcizó al escribirlas pero que debieron atosigarlo hasta la extenuación, hasta hacerlo lanzarse debajo de un tren antes de cumplir los 46 años.
Flores de verano
Tamiki Hara
Traducción de Yoko Ogihara
y Fernando Cordobés
Impedimenta. Barcelona, 2011
136 páginas. 16,50 euros
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