"Sin los sindicatos, es imposible ser un referente en innovar"
Dar autonomía a los trabajadores, creer en el talento, no empeñarse tanto en crear versiones europeas de Silicon Valley, seleccionar y conectar a las personas adecuadas y una buena relación entre los distintos escalones de la estructura son algunas de las claves que permiten que Noruega sea un referente en materia de innovación. James Karlsen, nuevo investigador de Orkestra, el Instituto vasco de Competitividad, detalla algunos de los aspectos que permite que su país sea un modelo a seguir.
Pregunta. ¿Cuál es la clave de que Noruega sea un referente en materia de innovación?
Respuesta. Los cambios empiezan en la gente, en los niveles iniciales de la estructura. Tenemos que trasladarles que tienen que responder de manera distinta a los desafíos de cada industria. Los cambios para hacer de cada compañía algo distinto empiezan en talleres, Los ingenieros y los trabajadores son los que provocan cambio. Los directivos tienen que ser facilitadores que conectan a la gente entre sí para que todo funcione adecuadamente.
James Karlsen
James Karlsen cursó en su Noruega natal un doctorado en management Industrial y tecnología y un máster en geografía económica. Experto en innovación, ha trabajado durante 12 años en el Agder Research noruego y ha trabajado en varios ministerios. Se incorpora a Orkestra como investigador.
"Los cambios en favor de la innovación empiezan en los talleres"
P. ¿A quiénes hay que conectar?
R. La clave es conectar a gente con diferentes tipos de conocimiento para hacer nuevos productos de valor añadido. Es muy importante el tener clientes avanzados que sepan lo que quieren a grandes rasgos. Hay que escucharles, discutir con ellos para crear productos a medida. Los nuevos productos se tienen que diseñar en un proceso que tenga en cuenta también a los clientes. En Noruega el concepto parece funcionar. En industria la petrolífera, por ejemplo, si alguien necesita un nuevo sistema para perforar se confía en los ingenieros, se les traslada lo que necesitas. El papel del directivo es elegir el talento adecuado para cada ocasión y decidir cuando hay que innovar en un producto, marcar los tiempos, decir "tenemos que tener uno nuevo de estos cada tantos años".
P. Hablemos de diferencias. Los países nórdicos tienen altos niveles de capital social y sus sindicatos tienen una buena relación con el resto de las entidades. Esa sintonía no existe aquí en Euskadi. R. Alli tenemos una muy buena relación de cooperación entre sindicatos y directivos, tanto al nivel de las compañías como de las organizaciones. La patronal, el gobierno y el sindicato tienen en general los mismos objetivos.
P. ¿Cómo se llega a ese punto?
R. Hace falta dejar atrás la lógica del conflicto. Diálogo entre las distintas representaciones, reuniones regulares y que, aunque haya divergencias, ambas partes internalicen que hay que llegar a acuerdos, por muy duras que se pongan las discusiones. Hemos creado un mecanismo que funciona bien, aunque también tenemos huelgas, claro. Los laboristas llevan mucho tiempo en el poder y mantienen una buena relación con los principales sindicatos. Eso ha ayudado. La crisis fue un buen ejemplo; Noruega salió relativamente poco afectada gracias a la rápida reacción de todas las partes: hubo reuniones, se pactó qué había que hacer y se implementó.
P. ¿Qué se puede hacer para que haya más sintonía?
R. Trasladar el mensaje de que, si no hay diálogo, es imposible que el País Vasco se convierta en un referente de innovación; es imposible sin una visión compartida del futuro. La lógica económica es clara: si no te adaptas a las circunstancias, acabas perdiendo y viendo cómo la inacción se traduce en puestos de trabajo deslocalizados.
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