"Los niños no son como esponjas, tienen limitaciones"
Cuanto más se sabe del cerebro, más se puede variar y optimizar su funcionamiento. Bajo esa premisa, Nieves Maya (Vitoria, 1962) asegura que la aplicación de los conocimientos de la neurociencia es una de las líneas de futuro en la enseñanza y pide para ello una implicación de quienes configuran las políticas educativas.
Pregunta. ¿Cómo se pueden poner en marcha los avances en neurociencias en las aulas?
Respuesta. Usando metodologías adecuadas que respeten el cerebro, que estén basadas en lo emocional, en lo positivo, y que partan de cosas que el alumno conoce, porque siempre se construye mejor un aprendizaje si el alumno tiene conocimientos previos. También es necesario recordar que tenemos unas ventanas sensoriales que se abren, pero se vuelven a cerrar y es difícil volver a abrirlas. La pedagogía del siglo XXI no es la del siglo XX. Se está avanzando en el conocimiento del cerebro, por lo que hay que impulsar el diálogo entre la neurociencia y la educación.
"Tenemos que cambiar el chip, dejar de ver el error como un fracaso"
P. ¿Los profesores tienen conocimientos suficientes para detectar esos momentos esas ventanas?
R. Deberían tenerlos, pero ahora los que conocen este tema lo saben por iniciativa propia. Hay que incluir la neurociencia en los estudios de magisterio y pedagogía. Hasta ahora no se le ha dado la importancia que tiene, porque no ha tenido tanta. Es ahora cuando empieza a tomar impulso.
P. ¿El sistema escolar tiene recursos suficientes para individualizar la enseñanza, como recomienda?
R. Evidentemente, se necesitarían muchísimos más recursos. Pero plantearlo supone que estamos atendiendo a esa diferenciación. En educación ya se está atendiendo a la diversidad, sobre todo de las necesidades educativas especiales y, en los últimos dos años, también a las altas capacidades. Todo eso ya implica una individualización. Los recursos son los que son, pero con lo que se tiene se están haciendo cosas interesantes.
P. ¿La neuroeducación se podría trasladar a los hogares?
R. Se puede. Pero los padres tienen que tener en cuenta la hiperestimulación. Un alumno tiene capacidad limitada, los niños no son como esponjas, necesitan un tiempo para cada cosa. No puede ser que un niño de dos o tres años tenga una jornada de ocho a ocho. Esto ocurre a muchos estudiantes en la actualidad por los extraescolares: tienen jornadas maratonianas, más incluso que sus propios padres.
P. Estamos en una sociedad que mitifica el éxito profesional. ¿Cómo debería enseñarse a los niños a manejar los errores?
R. Primero tenemos que cambiar el chip, los profesores y los padres, tenemos que dejar de ver el error como un fracaso. Un error es el punto de partida para la mejora.
P. Se habla de que la generación que entra ahora en el mercado laboral es la más preparada, ¿se puede ir a más?
R. Sí, porque hablamos de personas muy especializadas, pero la inteligencia emocional está detrás de todo, con tener desarrollada una habilidad concreta no es suficiente.
P. ¿Qué tipos de inteligencia hay?
R. La lingüística, la matemática, la inteligencia intrapersonal, la interpersonal, la naturalista, la sinestésica, la musical, la trascendente... Puedes tener mucho conocimiento en una de ellas pero ser una persona muy corta en el resto. Hay que lograr el equilibrio.
P. ¿Ese objetivo no está reñido con las necesidades del mercado de especializar cada vez más a las personas?
R. Sí. Muchos jóvenes están preparados, pero pocos están listos para trabajar, porque no han logrado ese equilibrio.
Nieves Maya
Nieves Maya (Vitoria, 1962) asegura que "el cerebro se puede educar". La directora del colegio Sagrado Corazón de Vitoria explica esta clave en el libro Conocer el cerebro para la excelencia en la educación, que ha publicado junto con
Santiago Rivero e Innobasque. En él se defiende que los procesos de aprendizaje se basan en las emociones, se subraya la importancia de la motivación y se censura el estrés y la hiperestimulación de los estudiantes.
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