"La modernidad está en los autores clásicos"
Licenciado en Filología Hispánica, ornitólogo y ex jugador profesional de póquer, el escritor Francisco Ferrer Lerín (Barcelona, 1942) acaba de publicar su primera novela, Níquel (Mira Editores), que ha presentado esta semana en San Sebastián. La obra se suma a sus tres poemarios, que vieron la luz entre 1964 y 1987.
Pregunta. Después de esos tres títulos dejó de escribir. ¿Por qué?
Respuesta. Por cuestiones profesionales. Uno no puede vivir de la poesía. Me he dedicado a otras cosas.
P. Y hace cinco o seis años retomó la pluma.
R. Me encargaron un guión cinematográfico basado en mi vida, pero el proyecto no llegó a buen puerto. A partir del guión, escribí la novela.
P. ¿Qué cuenta Níquel?
R. Arranca en 1959 en Barcelona. El protagonista, de 17 años y familia burguesa, inicia los estudios de Medicina, pero los cuelga por una serie de circunstancias. A partir de ahí, su vida empieza a derivar hacia cauces algo peligrosos: el póquer profesional, los grupos ecologistas radicales, los servicios secretos de inteligencia,...
P. ¿Es totalmente autobiográfica?
R. Mi vida real tiene algo de fantástica, pero indudablemente un escritor nunca se queda en la biografía. Está al 50% de realidad y ficción.
P. Se ha publicado la tercera versión.
R. La primera era más fuerte y, a instancias de mi hijo, que estudia Derecho, la modifiqué. Hice una segunda versión y, al final, esta tercera, publicada por la editorial zaragozana Mira, la más importante de Aragón, pero que no trasciende los límites de esa comunidad. Esa primera versión no tuvo posibilidad de publicarse en Barcelona.
P. Prepara ya su segunda novela, La bestia de Gévaudan. ¿Cómo va?
R. Adelantada, aunque ahora la tengo casi parada. Es deudora de la primera, también muy fuerte y dentro de la carroña que ha acompañado mi vida. Con ella quiero agotar todo eso.
P. Poesía, novela,... ¿Con qué género se encuentra más cómodo?
R. Ahora lo que más me interesa es el relato. La bestia..., aunque tiene cuerpo de novela, es una serie de relatos encadenados. Mantener la tensión a lo largo de tantas páginas en una novela es contraproducente para el lector, incluso para el escritor. En cambio, en un relato puedes mantenerla.
P. ¿Cómo ve el panorama literario?
R. Esos dioses de la televisión publican un libro, que ni siquiera escriben, y están batiendo récords de ventas. Soy muy escéptico con todo esto y creo que hay una saturación en el mercado. Leo muy poco autores contemporáneos. Estoy volviendo a los clásicos, redescubriendo autores como Góngora. La modernidad está ahí.
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