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Entrevista:RAFAEL BENGOA | Consejero de Sanidad

"El modelo actual ya no es el adecuado"

El nuevo consejero de Sanidad llega con las ideas claras: el actual modelo ha servido hasta ahora, pero hace agua. Por ello se propone acometer reformas profundas, siempre contando con la opinión de los profesionales de base.

El nuevo consejero de Sanidad, Rafael Bengoa, transmite cualquier cosa menos continuismo con la gestión anterior. Su entrada ha insuflado un aire nuevo en el departamento. De entrada, advierte de que no inyectará más dinero para mantener el actual sistema sanitario, ideado en los años 60 y que ya no aguanta los envites de los retos actuales, especialmente la atención de dolencias crónicas. El envejecimiento de la población, las nuevas tecnologías, las expectativas de los ciudadanos y las enfermedades crónicas (diabetes, hipertensión, artritis, asma) obligan a repensar "de forma fundamental la organización". "Si hubieran querido alguien para que guiará el sistema con el piloto automático, no me hubieran llamado a mí", afirma.

"El sistema sanitario pierde dinero por muchos sitios debido a sus ineficiencias"
"Hay que ejercer el poder de forma humilde. Se ha perdido la conexión con los profesionales"
"El sistema necesita cambios profundos. Si sigue con el piloto automático será inviable"
"El reto es la atención a los pacientes crónicos. El actual modelo no está preparado"
"No he venido a mejorar lo heredado. He venido para acometer una reforma profunda"
"Hay que dar más puntos al conocimiento científico que a saber euskera en las OPE"

Pregunta. Usted fue una de las personas que pusieron las bases del actual Servicio Vasco de Salud contando con los profesionales. Ahora vuelve. ¿Cómo ha encontrado el sistema?

Respuesta. Hay una cosa que ha ido cambiando. En estos últimos años, la consejería ha contado con un gran equipo de técnicos, que han dicho al resto de la red lo que había que hacer. Y eso hay que cambiarlo. El diseño de la dirección estratégica de la sanidad tiene que ser más participativo. Hoy en día hay que hacer un proceso de detección de los problemas desde la red, y los de arriba tenemos que percibirnos de forma más humilde, como unos facilitadores de apoyo; regar con recursos las ideas que vienen de abajo. Eso obliga a un cambio de estilo en el liderazgo y a ejercer el poder de una forma más humilde. Hay que volver a ganar la conexión con los profesionales de a pie, que se ha perdido después de 20 años de mucha gestión.

P. ¿Y cómo va a realizar esa conexión?

R. Desde luego, no será creando un grupo de sabios. Con la aportación de profesionales y usuarios, es decir, desde abajo hacia arriba, diseñaremos la estrategia a seguir.

P. ¿Es viable el sistema sanitario tal y como está configurado en la actualidad?

R. Todavía sí, pero va a dejar de serlo si no acomete cambios profundos en pocos años. Seguir con el piloto automático lleva a la inviabilidad del sistema. No voy a hacer más de lo mismo. Hay que hacer cosas diferentes. Dentro de diez años debe producirse la integración entre la atención primaria y la hospitalaria, mucha más conexión con los servicios sociales y atención a los pacientes crónicos. Y eso hará que el sistema sea viable. Ahora pierde mucho dinero en muchos sitios. Se trata de un sistema que se montó en los años 60, basado en hospitales para enfermos agudos y la atención primaria para atender pacientes y ser la puerta de entrada al resto del sistema. Y sin apenas conexión con los servicios sociales. Ese modelo en el que nos hemos perpetuado ya no es el adecuado para el nuevo entorno. Éste ha cambiado y la organización no. El entorno demográfico, tecnológico, las expectativas de los ciudadanos y la epidemiología crónica, que ya se ha expresado de forma muy importante, nos obliga a repensar de forma fundamental la organización. Todos vamos a tener que ir en una nueva dirección. Si alguien quisiera que fuéramos con el piloto automático y continuar haciendo mejor lo que hemos heredado, no me hubieran llamado. Yo no estoy aquí para mejorar lo heredado. Estoy para cambiar el modelo asistencial de acuerdo con las nuevas necesidades.

P. El modelo actual chirría por todos los lados, y prueba de ello son las continuas protestas en el personal sanitario.

R. Chirría porque ha cambiado el entorno de manera muy radical en los últimos 15 años. Las soluciones vendrán de abajo, no de grandes sabios. El modelo se ha quedado en el mismo diseño que hace 30 años y ahora chirría por todos los lados porque los enfermos crónicos tienen otras necesidades. Sabemos lo que hay que hacer, lo consultaré con los profesionales y con los usuarios. Las nuevas tecnologías permitirán el cambio. Por ejemplo, creo que tenemos que hacer que uno de los centros de atención sea el domicilio. La tecnología permite organizar alrededor de un paciente crónico una monitorización a distancia, basada en telecuidados. Hay que crear un nuevo tipo de enfermería para estos pacientes, lo que nos va a permitir hacer en el domicilio parte de lo que hacemos en la red asistencial. Otra pata es responsabilizar a los usuarios sobre la gestión de su enfermedad. Si tienen diabetes, hipertensión, etc., lo que debe hacer el sistema es ayudarles a gestionar dentro de lo posible su enfermedad. Se trata de ayudar a que se responsabilicen y educarlos en un proceso muy estructurado y organizado. Eso desahogará la atención primaria y los hospitales.

P. ¿Y para cuándo prevé que se puede dar la vuelta al sistema?

R. Exigirá bastantes años, de siete a diez calculo. Lo que espero es empezar a apuntar el sistema en esa dirección con nuevas ideas, introducir instrumentos que hacen falta para ir por ahí, como nuevos tipos de enfermería y telecuidado, y seguir aumentando recursos. No es correcto que yo diga a este Gobierno que necesito más dinero. Voy a hacer mucho más con lo que me ha dado, porque hay muchas ineficiencias en el sistema de donde se pueden sacar recursos.

P. Hacer más con el mismo dinero.

R. El nuevo modelo, como la atención a domicilio, la integración de la atención primaria y la hospitalaria, y la conexión con los servicios sociales, abaratará el sistema en muchos excesos que hay ahora, como pruebas que se repiten. Hay ahorros, pero hay nuevas necesidades, porque el sistema es de por si inflacionista debido al coste de las nuevas tecnologías y la cronicidad de los enfermos. Mi obligación es solicitar más recursos para nuevas estructuras, como hospitales de media y larga estancia, pero sacar chispas a lo que tengo, que es mucho. No solo con buena gestión, sino con una cogestión con los profesionales. Si vienen más recursos al sistema deben ser usados con fin preventivo, para educar en la prevención. El modelo actual no está consiguiendo la prevención que se merecen los ciudadanos.

P. El sistema público concierta con la medicina privada el 7% de sus servicios. ¿Es excesivo?

R. El debate público-privado es falso, estéril. Lo que quieren los ciudadanos es que el sistema público les atienda, en lo público o en lo privado, de una forma rápida y eficaz. Seguiremos concertado lo que haya que concertar, siempre dando relevancia a la calidad. En ese debate sí entro. Tanto la red pública como la privada debemos seguir trabajando codo con codo. No concertaré cuando tengamos indicación de que el servicio privado no tiene la calidad necesaria. Ese es el debate; el otro es un debate ideológico que no ayuda al ciudadano de a pie.

P. En la actualidad, saber euskera es más valorado en las OPE que otro tipo de conocimientos científicos. ¿Va a cambiar los baremos en este sentido?

R. Mi postura personal es que es necesario aplicar el sentido común y en un país bilingüe hay que darle al euskera mucha importancia, pero no la que ha tenido. Mi postura es darle más importancia a la puntuación por conocimientos técnicos que a saber euskera.

Rafael Bengoa

Rafael Bengoa (Caracas, Venezuela, 1952) es el fichaje estrella del lehendakari, Patxi López, para su Gobierno. Este médico ha vivido en Suiza, Inglaterra y Dinamarca y domina tres idiomas: castellano, francés e inglés. Experto en gestión sanitaria a todos los niveles, ha trabajado en la Organización Mundial de la Salud (OMS), donde ocupó entre 1998 y 2006 la dirección de Sistemas de Salud. Entre sus grandes retos en su nuevo cargo figura el de abordar el tratamiento de las enfermedades crónicas, que representan el 75% del total del gasto sanitario.

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