La inverosimilitud de las inscripciones
Las conclusiones de la comisión de investigación reconocen la excepcionalidad con la que siempre se han calificado los hallazgos. Lo que ocurre es que ponen en duda su verosimilitud: desde su abundancia en número (no hay yacimiento romano que en una campaña haya aportado tal cantidad de grafitos, según el informe) hasta su riqueza en contenido; desde el euskera a los jeroglíficos egipcios pasando por inexplicables sentencias latinas. Ayer, un arqueólogo de reconocido prestigio en el País Vasco, reconocía que esto último había sido su principal motivo de duda. "Pero nunca he cuestionado al equipo de Eliseo Gil, ni su trabajo", comentó en línea con otros colegas.
Los argumentos de los expertos, sobre todo en Filología e Historia Antigua son áridos para el ajeno en las materias, pero van desde la aparición de palabras latinas con rasgos de lengua romance como "Cuore" (corazón), la "J" en "Jupiter", en lugar de "Iupiter", o la presencia contigua de "Octavio" y "Augusto", sin olvidar signos de puntuación, como la coma, que no aparecen hasta la Edad Media.
Según estos informes, ni siquiera la ampliación cronológica de los hallazgos hasta el siglo VI, que ofreció Eliseo Gil ayer, permite admitir "Nefertiti", cuya existencia se descubrió a principios del XX, o la máxima "Si vis pacem, para iustitiam", creada como lema del Tribunal de La Haya, a partir de "Si vis pacem, para bellum", recreación medieval de otra expresión latina del siglo V.
Eliseo Gil tuvo oportunidad de explicar cómo no había mostrado sus dudas desde el principio ante la inverosimilitud de los descubrimientos de su equipo. Se limitó a hablar de "linchamiento mediático".
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