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Entrevista:JOSÉ ÁNGEL LASA | Artista y profesor de Bellas Artes

"El arte en la naturaleza no genera afluencia masiva de visitantes"

José Ángel Lasa es un escultor que trabaja con la madera y un universitario que en el plano teórico ha reflexionado sobre la naturaleza y el arte, muchos años antes de que el proyecto de ampliación del Guggenheim en Urdaibai pusiera el foco de atención sobre su relación.

Pregunta. ¿Cuáles son hoy los límites en la relación entre arte y naturaleza?

Respuesta. Los de la propia vida. El ser humano se pone unos límites en la relación con la naturaleza que son los que el arte puede plasmar.

P. ¿Es el paisaje el eje central de la relación?

R. No necesariamente. Es el entorno. Yo entiendo que el propio ser humano forma parte de la naturaleza y el entorno, incluido el paisaje, forma parte de eso que llamamos naturaleza. Lo que pasa es que históricamente desde el Romanticismo el paisaje tiene una presencia muy importante, asume la carga de la naturaleza. Pero están presentes otros elementos, como la luz, el aire, la temperatura. El cambio climático o la forma en la que se distribuye el territorio, el uso del agua, son tan naturaleza como un arbolito.

"Es excesivo cargar a un museo con la responsabilidad de la economía"

P. Los conceptos que el mundo del arte maneja en este campo van cambiando. Del land art se ha pasado al arte ecológico. ¿Dónde quiere llegar éste último?

R. Yo situaría este arte dentro de la ecología; es el arte que tiene explícitamente una forma de mirar a la naturaleza marcada por el respeto al medio ambiente. Y como hay tantas formas de vivir la ecología, hay innumerables formas de llevarlo al arte. Puede haber desde posturas con una implicación personal, vital, muy importante, posturas muy radicales o esteticistas. Lo mismo que en la vida. La sociedad que nos rodea es plural y los artistas también, salvo que vivimos con más intensidad algunos aspectos. Puede parecer, por esa intensidad, que pensamos que siempre tenemos la razón. Es un defecto de fabricación de los artistas.

P. ¿El arte con las herramientas de la naturaleza es de interés para las nuevas generaciones de artistas? ¿Lo detecta en la Universidad?

R. Sí. En los últimos años estamos viendo una gran insistencia sobre el cuestionamiento de la cosa, de los trastos. Se tiene la sensación de que tenemos demasiadas cosas, en casa, en la mochila, en la calle. Meterte en una profesión en la que te vas a dedicar a hacer más trastos, otros objetos, con lo fácil que es hacerlos hoy en día, hace que mucha gente renuncie a fabricar cosas. Le gusta la problemática del arte, reflexionar sobre ella, pero opta por opciones en las que no hay objetualización, no hay concreción en cosas, en trastos como ellos les llaman. Es una constante en los últimos años.

P. ¿Cómo se traslada el debate de la ecología y el medio ambiente a esas formas artísticas inmateriales?

R. Con performances, acciones que no perduran en el tiempo.

P. No es una innovación.

R. Como es viejo y está asentado en el léxico artístico quizá está ganando espacio en la forma de trabajar. Creo que, aunque no sea de una forma explícita, tiene que ver con el ecologismo. Sospecho que es lo mismo que ocurre en las formas de relacionarse, las conversaciones o la música en la gente que está un poco preocupada por lo que nos rodea.

P. ¿Y cómo ve en este marco el proyecto de la Diputación de Vizcaya de instalar otro museo Guggenheim en Urdaibai?

R. En términos generales, a mí, como productor de cacharros, de arte, y como apasionado del arte, cuando me hablan de un centro donde se va a producir, distribuir y dinamizar la cultura, siempre lo apoyo. Y si en vez de un museo, son dos, mejor. Lo que ocurre es que cuando me dicen que un centro potenciador o productor de cultura va a salvar la problemática económica de una zona me entran muchas dudas. Lo mismo que me plantea dudas escuchar que el cambio de Bilbao se lo debemos al Guggenheim. Si Bilbao ha salido para adelante es porque los agentes que se han implicado se han empeñado en hacerlo, incluido el Guggenheim. Es excesivo cargar a un museo con la responsabilidad de lo que pasa con la economía.

P. ¿Cree que la actividad de un museo puede crear un perjuicio en el equilibrio natural?

R. Eso no depende de la idea central. Pero, ¿cómo no se va a respetar los valores naturales de Urdaibai? Sea el proyecto de la Diputación u otro presupongo que es obligatorio crear una actividad con criterios sostenibles. Me parece obvio. Lo que me preocupa es que se diga que el Guggenheim va a acabar con la crisis económica de Urdaibai, cuando en 20 años se han perdido 4.000 puestos de trabajo. La gente tiene que irse fuera de la zona a trabajar.

P. ¿Le parece sostenible un museo en Urdaibai con 150.000 visitantes al año?

R. Es que no me imagino a 150.000 personas visitando el museo en Urdaibai. Los artistas que trabajan en contacto con la naturaleza no están pensando en el número de visitas. En general, las obras que se integran en la naturaleza no generan afluencias masivas de visitantes. El arte relacionado con la naturaleza que yo conozco no atrae a muchos visitantes. Christo, por ejemplo, es muy espectacular. Si forra el Reichstag lo ve mucha gente, porque estadísticamente pasa mucha gente por Berlín. Pero otras intervenciones las ven cuatro gatos y quedan sólo en una foto. El museo de Arte y Naturaleza de Huesca no recibe muchas visitas, algunas de las obras están instaladas en lugares de muy difícil acceso.

P. ¿Arte, naturaleza, y gran público no encajan?

R. Forman una ecuación maravillosa, pero de ahí a sacar la conclusión de que va a ser visitado por miles y miles de personas y potenciar una comarca dista mucho. Me parece arriesgado plantearlo así, se crean espectativas que confunden deseo y realidad. Yo tengo un estudio un Bermeo y sé que la gente de Urdaibai está esperando que se pongan en marcha actuaciones nuevas para solucionar problemas concretos, con el potencial humano y natural de la zona. Un museo que se ha experimentado con éxito en una ciudad como Bilbao no tiene porque funcionar en una reserva de la Biosfera.

JOSÉ ÁNGEL LASA

JOSÉ ÁNGEL LASA (Legorreta, 1948) es licenciado en Sociología por la Universidad de Deusto y doctor en Bellas Artes. En su tesis doctoral abordó la relación entre arte y naturaleza. Cumplidos los 30 años empezó a trabajar en el campo de la escultura utilizando la madera. Desde 1987 es profesor del Departamento de Escultura en la facultad de Bellas Artes de la UPV. Su estudio está en Bermeo, dentro de la Reserva de Urdaibai

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