"Zapatero sacrificaría al PSE si es necesario"
Portavoz parlamentario del PNV y presidente del Gipuzku Buru Batzar (GBB) del PNV, Joseba Egibar no evita ninguna pregunta en su despacho del Parlamento vasco.
Pregunta. ¿La futura moción de censura contra ANV en Azpeitia no pone en evidencia la falta de acuerdo en Mondragón?
R. Tienen su diferencia. Al Partido Socialista ya le dijimos [en Mondragón] que no promoviera nada que no pudiera salir adelante y al final le tuvimos que dar nuestros cuatro votos para que lo intentara.
P. Pero el resultado muestra que si el futuro alcalde es socialista, la moción no sale, pero si es nacionalista, prospera.
R. Al PSE no le salen las cuentas en Arrasate. La composición de los ayuntamientos es la que es y no se puede inventar.
"Quiero creer que estos golpes policiales persiguen un final dialogado"
"Gobernar con el PSE requeriría una coincidencia de fondo que no se da"
"Las consultas se van a incorporarrremediablemente en un futuro próximo"
P. Si se defiende el derecho a la vida y a la convivencia como un principio prepolítico, ¿por qué no se aplica en todos los municipios donde gobierna ANV, no sólo donde hay atentados?
R. Hay problemas de mínimo ético y moral en todos los ayuntamientos, pero el atentado ha ocurrido en Azpeitia. Además, la negativa a condenarlo contiene un mensaje interno de prietas las filas.
P. ¿Y no es un mensaje suficiente como para sacar a ANV de las alcaldías que tiene?
R. ¿Por qué? Eso es un posicionamiento político. Yo planteo el previo ético, pero luego no se puede generalizar, universalizar y convertir a todos en ETA.
P. ¿Pero no es suficiente esa negativa para sacar a ANV de las alcaldías?
R. Yo no universalizo. Pero en Azpeitia lo vamos a promover. Pese a que decían que el planteamiento ético que hacemos es irrelevante, porque nunca lo van a condenar. Pero es una labor de pedagogía, que experimenten que se les pone un límite por el hecho de que no se hayan atrevido a calificar el atentado y sólo lo hayan lamentado.
P. ¿Con el asesinato de Uria pretende ETA presionar al PNV?
R. No. Cada uno tiene su particular punto de vista. Pienso que el objetivo es el empresariado, el chantaje, y no tanto el TAV.
P. El mensaje de prietas las filas del atentado coincide con un debate interno.
R. Hace puré el discurso que ha esbozado mínimamente Arnaldo Otegi y su apuesta por un movimiento civil alternativo al PNV, o lo que sea. Pero con la compañía de ETA es imposible.
P. ¿Cómo vislumbra el fin de ETA, cómo acabará?
R. No lo sé. Pero me engancho a la primera pregunta de la fallida consulta, en la que se expresa que puede haber un final dialogado siempre que ETA manifieste de forma inequívoca el cese definitivo de la violencia. Ya no hay recorrido para situaciones intermedias. Cada atentado, además de iniciativas judiciales o políticas, provoca que la gente piense que se puede terminar con ETA de cualquier manera.
P. ¿La presión policial ayuda a acelerar este final?
R. La acción policial hay que ubicarla en una estrategia política. En la época de Mayor Oreja, al no existir estrategia política, sólo había acción policial. Ahora quisiera entender que los movimientos de presos y estas detenciones obedecen a un diseño político de por dónde puede avanzar el final de ETA. ¿Se trata de un diseño que persigue un final dialogado si ETA para definitivamente?
P. ¿Cree que esa es la intención del Gobierno socialista?
R. Quiero creer que las acciones policiales, que en todo caso se tienen que dar, están diseñadas para perseguir un nuevo proceso negociador, y espero que alguien esté trabajando para eso.
P. ¿Ubica ahí el movimiento de los presos?
R. No sé a qué obedece. Un diseño político inteligente debería propiciar los acercamientos. Estratégicamente, en una negociación, el último tema que ETA va a tratar es el de sus presos.
P. ¿No cree que la falta de una mayoría institucional sólida en Guipúzcoa impide avanzar en proyectos importantes y provoca frustración?
R. No lo veo así. Sociológicamente, hay un reparto mayoritario de tercios entre el PNV, la izquierda abertzale y el PSE. Y cuando el PNV y EA empalman su fuerza se multiplica. Después están EB, Aralar y el PP, que también tienen representación. Pero el voto nacionalista pasa del 60% y tiene un nivel de conciencia política que les ha llevado racionalmente a instalarse en la abstención porque cree que no estamos haciendo las cosas bien.
P. ¿Es una censura a la política que ha desarrollado?
R. Eso no es una censura, sino una evolución en el voto. El electorado nacionalista vivió entre 2001 y 2005 un momento álgido por la lucha que se activó. En 2005, el ambiente se relajó y bajó la participación. En este nuevo escenario tenemos gente de obediencia nacionalista que nos dice que [el PNV y EA] no estamos haciendo las cosas bien porque no vamos en coalición.
P. ¿Pero cuánto de ese desafecto se debe a fallos de gestión por parte del PNV?
R. No creo que el desafecto nacionalista obedezca a la gestión, aunque se pueda criticar. Se trata más de un desafecto emocional que ha sido racionalizado porque no encuentran la opción natural: si no hay coalición, no os voto.
P. ¿El caso de la Hacienda de Irún o el de Jon Jauregi no han influido?
R. Hay mucha polvareda. Creo que esas cuestiones no nos benefician y hay que actuar diligentemente y depurarlas.
P. Con la polarización que va a haber en las próximas elecciones, ¿el PNV tirará de mensaje identitario para buscar en el caladero de la abstención?
R. No. Nosotros tenemos nuestro suelo electoral y los mensajes tienen que ser nítidos. Nuestro candidato tiene una trayectoria junto a su papel institucional y no necesita aclarar los temas políticos como el derecho a decidir. Tiene, además, los atributos de confianza y honradez que enganchan a mucha gente.
P. ¿Puede repetirse el escenario de 2001? ¿No percibe ahora la sensación de cambio?
R. No con esa participación. Aquel fue un escenario provocado pero mal calculado. Ahora no hay sensación de inundación. Felipe González arrancó así, con el eslogan del cambio, pero Patxi López no es creíble, ni por el mensaje ni por el candidato. Eso no prende.
P. ¿Se ha esfumado la expectativa de una acumulación de fuerzas nacionalistas para confrontar con el Estado?
R. La confrontación con el Estado es inherente a la existencia de un conflicto político. El lehendakari ha abierto unas vías teóricas de comunicación que las ha cerrado el Gobierno, porque también eso obedece a un diseño. ETA y el Gobierno están de acuerdo en una cosa: el esquema de negociación de tú a tú. Por eso ETA no necesita legitimarse con el voto popular y le importa una higa ANV. Y el PSOE nos reconoce, eso sí en privado, que para qué va a negociar con nosotros el derecho a decidir si negociando y cerrando con ETA una fórmula que nosotros vamos a aceptar, porque vamos siempre por debajo, les permite conseguir la paz. ETA es la garantía de la paz y el PNV, no.
P. ¿Va a haber consulta la próxima legislatura?
R. Consulta o consultas. Creo que las consultas se van a incorporar irremediablemente en el futuro inmediato. En cuanto a la consulta prohibida, no vamos a resignarnos a la prohibición y a esperar que la autoricen. Vamos a darla por contestada, porque, si se hubiera celebrado, habría habido una mayoría abrumadora de síes. Por eso los partidos que apostamos por ello vamos a trabajar políticamente para conseguir un final dialogado, aunque sé que es difícil, y la respuesta no se haya producido porque nos han prohibido el instrumento de la consulta.
P. Si la mayoría nacionalista no llegara para formar gobierno en marzo, ¿rechazaría una fórmula transversal?
R. Depende de lo que se entienda por transversalidad. Aspiramos a ganar y conformar gobierno sobre unas bases que son nuestra aportación a la transversalidad. Además de gestionar las áreas económicas, sociales, etc., queremos encauzar la paz y la normalización. Pero, a día de hoy, las posiciones el PNV y el PSE no coinciden en el fondo. Y si no hay un acuerdo de fondo, el gobierno no va a ser posible.
P. ¿Un acuerdo de fondo significa para usted que el PSE reconozca el derecho a decidir?
R. Sería precipitado hablar ahora, pero las bases y las trayectorias ya están expuestas. Los socialistas tienen dos líneas de trabajo. Está la de Zapatero, que ya ha retomado relaciones con el PNV con los presupuestos, etc., y le hará una oferta si el PSE obtiene mejor resultado electoral. Pero en el escenario más previsible de que gane el PNV, Zapatero está dispuesto a sacrificar a Patxi López siempre que el PNV no le tuerza las cosas, un escenario que no gusta al PSE. Y luego está la línea Rubalcaba, la genuina que empalma con el PSE, partidaria de que el PNV se vaya a la oposición si la suma PSE y PP da la mayoría. Mi percepción de lo que hay es que el PSOE está dispuesto a sacrificar al PSE y a López siempre que el PNV sacrifique a Ibarretxe y su línea política quede limada. Pero no van a tener la oportunidad de plantear ninguna de las dos.
P. ¿Qué hay de mito y realidad en el Egibar problemático en la dirección del PNV con su línea identitaria y con fama de capataz en Guipúzcoa?
R. La suma de tópicos y estereotipos va fabricando una figura de la que no te puedes desprender. Además, en el EBB no soy incómodo; puedo resultar incómodo a algunos, pero no en el EBB.
Joseba Egibar
Joseba Egibar (Andoain, 1959) es el soporte dentro del partido de la línea más radical y soberanista del PNV que lidera Ibarretxe desde el Gobierno Vasco. Creció políticamente a la sombra de Xabier Arzalluz y estaba destinado a sucederle hace cinco años, pero en el proceso interno se impuso apuradamene Josu Jon Imaz. En su última etapa al frente del partido en Guipúzcoa le ha tocado pechar con un marcado retroceso electoral, en el que, sin el apoyo de EA en coalición, el PNV ha perdido la primacía en las urnas de y mantiene una mayoría precaria.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.