"Oteiza fue valiente al pararse para no ser repetitivo"
Eulalia Bosch ha sido una colaboradora decisiva en la tarea de exponer y divulgar la obra de Jorge Oteiza y la intencionalidad claramente didáctica que tenía el quehacer del "maestro", como ella le sigue llamando. Filósofa y educadora, fundó el servicio educativo del Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (MACBA) y mantuvo una estrecha relación con el artista guipuzcoano a través de Zuriñe Adrada, directora de la asociació cultural Ikertze, que colaboró desde 1978 con el escultor en la puesta en marcha de proyectos educativos.
Pregunta. ¿Cómo conoció a Oteiza?
Respuesta. En 1988 vi en Barcelona su exposición Propósito experimental y quedé fascinada por su Caja vacía. El resto de piezas me parecieron extraordinarias. Yo era profesora de instituto y me emocioné al ver las tizas, que eran un instrumento de relacionarme con el mundo y la profesión. Esa exposición dejó en mí una huella muy profunda.
"Con Oteiza he vivido momentos de pasión intelectual, de ostras y silencios"
"Antes no entendía que se pudiera decir que ya ha dicho todo en escultura"
P. Fue el punto de partida de otras exposiciones de Oteiza en Barcelona.
R. A partir de esa experiencia pude crear en 1993 una exposición que se denominó La caja mágica y que tenía como pieza estelar y central la Caja vacía que había visto. Esta exposición generó un proyecto educativo denominado La magia de la caja que fue un lugar de encuentro de artistas y visitantes anteriores. Pero, personalmente, aún no conocía al maestro.
P. No era difícil tratar con Oteiza. ¿Cómo llegó a él?
R. Cuando trabajaba en el MACBA me vino a visitar Zuriñe [Adrada] y ella me lo presentó después. Hemos mantenido una relación a tres con momentos de gran pasión intelectual, momentos de muchas ostras y percebes y momentos de largos silencios, todos muy emocionantes y siempre vividos en singular. Nunca se han sumado unos a otros y siempre ha sido el primer momento mágico.
P. Colaboró con el artista en la exposición dedicada a su obra que inauguró esta Sala Kubo de San Sebastián.
R. Lo recuerdo como un proyecto colectivo muy impresionante, porque la fascinación por la obra que teníamos entre manos era muy grande. No sé si merecía esa colaboración, pero me hizo una ilusión loca. Cuando nos metimos en materia fue un momento de gran creatividad.
P. Introdujeron, como ahora en el centenario, los talleres de arte en el recinto de la muestra.
R. Y funcionaron de maravilla, pero eso se dio porque teníamos allí dos colosos: la obra de Oteiza y su figura. Además de la gran comprensión que Ikertze había hecho de su propuesta educativa, consistente en practicar el "aprender haciendo". Y encajó en la exposición.
P. ¿Cómo considera la decisión de Oteiza de dejar en 1958 su tarea artística porque había llegado a su escultura cero?
R. De muy distinta manera a cuando le conocí. Entonces sentía rabia hacia él, porque no entendía que uno pueda afirmar que en escultura ya ha dicho todo lo que tenía que decir. Pensaba que todo el mundo puede tener un nuevo proyecto. Ahora que me he hecho mayor, creo empezar a entender que uno pueda llegar al momento de su vida en el que crea que todo aquello que tenía que decir en ese terreno, ya está dicho.
P. De modo que ahora esa decisión de Oteiza no sólo no le enfada, sino que le parece sabia.
R. Creo que llegó a un momento en el que pensó que a partir de ahí todo sería repetición y entonces prefirió pararse a ser repetitivamente viejo. Para mí es una lección en este momento de mi vida. Y me parece sabia porque hay mucho artista que se repite. Además de ser una decisión muy valiente.
P. ¿Y su obsesión por sacar de los niños su potencial creador?
R. La educación, además de un derecho del niño, hay que entenderla como una necesidad de los mayores, una necesidad de pasar el testimonio en su más alto nivel, de eternidad. La eternidad de los ancianos está hecha de la comprensión que los jóvenes pueden hacer de aquello que hemos hecho y que en sus manos se transforme en un instrumento de cambio.
Eulalia Bosch
Eulalia Bosch (Barcelona 1949) es desde 1990 asesora de museos y comisaria de exposiciones. Ha colaborado con la Fundación La Caixa y fundó el servicio educativo del MACBA, desde el que ha colaborado estrechamente con la asociación cultural Ikertze, que puso en práctica los proyectos educativos de Oteiza. Bosch ha organizado exposiciones del escultor vasco en Barcelona y la antológica que inauguró la Sala Kubo de San Sebastián.
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