López reafirma su proyecto para liderar "un nuevo contrato social"

El Gobierno sí tiene un proyecto de país, las bases precisas para desplegarlo y un rumbo marcado, quiso dejar ayer sentado el lehendakari, Patxi López, frente a la desconfianza que revelan las encuestas y la perseverante afirmación contraria del nacionalismo desalojado del poder. "No hemos venido al Gobierno para gestionar con miedo los escasos recursos públicos. Hemos venido para cambiar el futuro de Euskadi", solemnizó ante los altos cargos y asesores de su Gobierno, unas 300 personas, a los que reunió ayer por segunda vez. El cambio "no es un remiendo para cuatro años, para acabar volviendo y repitiendo políticas del pasado". "No hemos hecho más que empezar" la nueva etapa de acuerdos, recalcó, tras señalar que Euskadi vive ya "más tranquila y sosegada" y que los problemas reales van ocupando su lugar en la agenda política, en contraste con el ejemplo de "enfrentamiento diario" que fue antes.

"No traeremos un modelo identitario. El nuestro es la diversidad y la suma"

"No hemos hecho más que empezar. El cambio no es un remiendo de 4 años"

López abrió el tiempo de "liderar el país con un rumbo claro". Ni siquiera la merma de recursos por la crisis económica es excusa o motivo para echar el freno en ambición, audacia, iniciativa y liderazgo, a los que llamó a sus altos cargos. Se trata justamente, apuntó, de pensar y "dar las respuestas de futuro" para después de la recesión y, también, para cuando termine el "gran drama vasco", el terrorismo, y la sociedad vasca esté "liberada de ETA". "Tomamos la iniciativa para liderar un nuevo contrato social entre los vascos" e instalar en la ciudadanía la idea de "la corresponsabilidad" en la construcción del futuro, dijo, en lo que fue la idea central de su intervención.

El acto constituyó toda una reafirmación en el proyecto de cambio que lidera, realizado en el inicio del nuevo curso y después de ocho meses de administrar la herencia recibida del Ejecutivo anterior y de sentar las bases, en términos de acuerdos políticos y sindicales a varias bandas y de aprobación de los primeros presupuestos propios. Sobre ellas quiere hacer de 2010 el año de la consolidación y despliegue del cambio. Toca ahora, reafirmó a su Gobierno, que definió como "el que han soñado todos los progresistas de Euskadi", vislumbrar "el proyecto de futuro y explicar a la ciudadanía cuál es el modelo de sociedad y país que vamos a impulsar".

Con el telón de fondo de la desconfianza social que reveló el último Euskobarómetro, López realizó un discurso casi propio de un debate de política general: por la duración, hora y media, y por el contenido, que abarcó desde las líneas estratégicas y la filosofía que anima su proyecto, hasta el detalle de iniciativas sectoriales muy concretas que comprometió en algunos casos para este mismo año. La estrella fue el Anuncio de un "giro estratégico" a la sanidad pública.

López explicó que ese "nuevo contrato social" deberá basarse en la "corresponsabilidad", no ya entre instituciones o fuerzas políticas, sino en la persona de cada ciudadano, cuya participación y capacidades individuales resultarían imprescindibles para hacer "un país libre, unido, fuerte, moderno, solidario, sostenible y competitivo", subrayó.

El lehendakari refutó la acusación nacionalista de inacción y falta de programa. "Somos un Gobierno con objetivos claros, sabemos lo que queremos y queremos que todos se puedan sumar a la aventura de construir país", afirmó. López admitió que a Euskadi puede costarle superar el "síndrome" de un pasado vivido "en el laberinto de los debates identitarios agónicos" y lanzó una advertencia al nacionalismo: el proyecto socialista del cambio no pasa por oponerle una propuesta identitaria propia, que es lo que, a su juicio, demanda el PNV cuando achaca al Gobierno que carece de un modelo de país. López afirmó su existencia, pero advirtió a los nacionalistas: "No vamos a proponer un modelo identitario" porque el de los socialistas, dijo, es "la defensa de la libertad y la garantía y la suma de la pluralidad de identidades" existentes en el país. "¿Tan difícil les resulta de entender?", interrogó.

En esa parte de su discurso latió el rechazo a los emplazamientos tradicionales del nacionalismo como eje del debate político vasco. El PNV trata de que el nuevo Gobierno responda a las preguntas que le preocupan desde el siglo pasado, dijo. "No nos interesan", zanjó, "queremos dar respuesta a las interrogantes del futuro". Y las bases de ese futuro son "la libertad, la igualdad de oportunidades, la solidaridad colectiva y la corresponsabilidad de todos". "En Euskadi cabemos todos, todos somos igualmente de aquí y tenemos obligaciones comunes y derechos iguales", añadió. Integración, convivencia de propuestas diferentes y modelo abierto que busca la colaboración de todos fue su receta.

López no ocultó su apuesta "decidida y sin ninguna reserva, por el autogobierno estatutario dentro de España y de la Unión Europea". La considera la mejor forma de garantizar "la cohesión interna del país y de asegurar estabilidad y seguridad institucional para todos". "Es la vía más segura para construir país y unir", afirmó, sin referirse a su eventual reforma.