El Gobierno vasco pasa por Álava
El PP será inflexible en su exigencia al PSE-EE de "unir esfuerzos" para apear a Agirre (PNV) - Un rechazo a la petición comprometería el futuro de López
La permanente exigencia del PP al PSE-EE para unir los votos necesarios que apeen al PNV de la Diputación de Álava va esta vez en serio. Los populares digieren aún a duras penas cómo los socialistas frustraron aquella moción de censura que hubiera impedido a Xabier Agirre acabar la actual legislatura. Entendían entonces que era el pago político que les correspondía por su aportación al pacto parlamentario que iba a sustentar al Gobierno de Patxi López. En cambio, Txarli Prieto, líder de los socialistas alaveses, en una exprea demostración de su desafecto por las esencias políticas del PP, consideró que no procedía compensación alguna.
Ahora, ante el 22-M, la situación es muy diferente. Los populares alaveses han presionado al máximo a Antonio Basagoiti para que no se vuelva a repetir tamaña afrenta "entre partidos constitucionalistas como son los nuestros, que con estos desacuerdos se lo ponemos en bandeja al PNV", advierte uno de sus dirigentes locales. De hecho, el presidente del PP vasco reconoce que la presión desde Álava "es muy fuerte" para que se expriman al máximo las opciones de un pacto con el PSE-EE. Más concreto: el PP amenazaría con romper el pacto que mantiene a López si los socialistas abortan la posibilidad de que Javier de Andrés sea diputado general. En Lehendakaritza ya lo saben, pero guardan un intencionado silencio. Con las encuestas en la mano, las posibilidades de victoria caen del lado jeltzale, aunque por un estrecho margen de diferencia porcentual sobre el PP. Según dos de los sondeos realizados, el triunfo en la provincial correspondería al PNV, con una significativa caída del PSE-EE, que se alejaría de este apretado resultado en el que se movieron los tres principales partidos en las anteriores elecciones forales. Es decir, los nacionalistas salvarían el efecto negativo derivado de los casos de supuesta corrupción que afectan a varios militantes y burukides de la organización alavesa.
Los tres candidatos se juntaron ayer en una sesión de fotos para EL PAÍS
Sin embargo, el reparto de los junteros en las diferentes cuadrillas alavesas permite una acción de gobierno PP-PSE porque dispondrían de los votos suficientes para la mayoría absoluta. Es a partir de este escenario cuando todas las miradas se dirigen hacia Txarli Prieto, considerado por los populares su auténtica bestia negra. El poderoso líder socialista ha eludido los mensajes sobre su actitud ante un posible pacto electoral en Álava. El lehendakari, Patxi López, ha hecho lo propio cuando se ha visto concernido, asegurando, claro, que los socialistas siempre acuden a las elecciones para ganar. Ahora mismo, sin embargo, pensar en un triunfo del PSE-EE en Álava se antoja una quimera y hay quien lo imagina como un "milagro inalcanzable".
Prieto, en cambio, ha preferido hurgar en la herida del PNV proclamando en la Tribuna Euskadi, en Bilbao, aquella famosa máxima de que "si una sociedad no castiga a los corruptos, es que es una sociedad enferma". Los sondeos dicen otra cosa sobre cuál es ahora el estado de salud alavés.
¿Qué hara Prieto si fuera posible derribar al PNV? Los populares desconfían del secretario general de los socialistas de Álava porque saben que siempre les ha despreciado para refugiarse en acuerdos con Iñaki Gerenabarrena, líde del ABB. Prieto, político de hondas convicciones de izquierda desde sus años en el sindicalismo, rehúye del entendimiento con la derecha y es ahí donde ubica al PP, y sobre todo a determinados representantes de este partido en Álava. Prieto nunca perdonará la beligerencia esgrimida por el PP durante el tormentoso tránsito de la frustrada fusión de las cajas vascas y la consiguiente judicialización sobre la renovación del socialista Gregorio Rojo en la presidencia de Vital. De hecho, fueron algunas de las razones básicas que le llevaron a poner la proa a la moción de censura que los populares idearon para Álava una vez que Patxi López entró en Ajuria Enea.
Pero Prieto sabe que un hito de connivencia con el PNV de Gerenabarrena será difícil de asumir por el resto de compañeros socialistas y, lógicamente, amotinaría a los populares. Prieto y Gerenabarrena se han entendido en muchas cuestiones trascendentales para la vida política, económica y financiera de un territorio que dominan. Sólo así se entiende el doble juego PNV-PSE en las instituciones, en la Cámara de Comercio y SEA, así como en Vital.
Los tres candidatos mantuvieron ayer un distendido encuentro, en las escalinatas de acceso al Palacio Foral durante la sesión de fotografías a la que fueron requeridos por EL PAÍS. Txarli Prieto hizo un hueco durante el pleno del Parlamento para incorporarse junto a Javier de Andrés, que ultimaba detalles de la campaña, y Xabier Agirre, que se incorporó tras un desayuno informativo en Bilbao.
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