La crisis económica y el cambio climático como oportunidades
Los líderes que se reúnen desde hoy en L'Aquila por el G-8 no tendrán muchas más veces para solucionar los problemas mundiales
La elección de L'Aquila como lugar de encuentro del G8 constituye una muestra de la solidaridad mundial con Italia tras el horrible terremoto que asoló esta zona a principios de este año. Es también una ocasión única para impedir otra catástrofe - en este caso de origen humano. El cambio climático se está produciendo realmente y se está produciendo a gran velocidad. Cuando los líderes del G8 y sus socios de todo el mundo se reúnan en L?Aquila, su principal prioridad deberá ser lograr un acuerdo global, ambicioso y de gran alcance para el período posterior a 2012 en Copenhague. Un acuerdo que respetando la ciencia consiga auténticas reducciones de las emisiones a nivel mundial.
Este acuerdo de Copenhague demostrará que nos tomamos en serio la solución del problema del cambio climático. Este planteamiento fomentará las inversiones necesarias para instaurar una economía respetuosa con el medio ambiente, para crear empleo y para impulsar el crecimiento durante los dos o tres décadas siguientes. Las personas que sean capaces de comprender este principio hoy, serán los ganadores del mañana.
La economía posterior a la crisis será diferente de su predecesora. Esta oportunidad no se nos presentará dos veces. Por ello, las medidas para afrontar la crisis económica y para luchar contra el cambio climático deben adoptarse al mismo tiempo. Somos conscientes de que queda mucho por mejorar en cuanto a la eficiencia energética de las empresas, de los consumidores y de los organismos públicos. En efecto, según la Agencia Internacional de la Energía, el 54 % de las medidas de reducción necesarias para cumplir el objetivo de los dos grados de calentamiento global podrían aplicarse introduciendo tecnologías de eficiencia energética ya existentes.
Por tanto, la crisis económica podría ser un incentivo para aplicar medidas interesantes para el clima que también ahorrarían dinero y proporcionarían una mayor seguridad energética.
Acudimos a L'Aquila con varios objetivos fundamentales. Insistiremos en la necesidad de respetar el objetivo de los dos grados centígrados Reiteraremos la necesidad de establecer un objetivo mundial para lograr como mínimo una reducción del 50 % de las emisiones mundiales de aquí a 2050. Además, pediremos a todos los países industrializados que reduzcan sus emisiones al menos el 80 % durante el mismo período y apoyaremos este esfuerzo con reducciones a medio plazo importantes y comparables. Una parte fundamental de la solución será la financiación de la lucha contra el cambio climático. La UE presentará sus propuestas de financiación a su debido tiempo y está dispuesta, como es natural, a participar plenamente.
Efectivamente, como hemos sido los mayores contribuidores a las emisiones del pasado, estamos de acuerdo en que los países industrializados tienen la responsabilidad especial de tomar la iniciativa. Pero esto no va a ser suficiente. Por ejemplo, las economías emergentes, cuyas emisiones están aumentando, también deben incorporarse a este esfuerzo. Todos tenemos que contribuir de acuerdo con el principio de responsabilidad común pero diferenciada y con nuestras capacidades respectivas.
La Unión Europea y sus Estados miembros se sienten orgullosos de los compromisos asumidos para reducir las emisiones un 20 % de aquí a 2020 y desean ir más lejos y reducirlas un 30 % en el contexto del ambicioso acuerdo de Copenhague. Estamos dispuestos a compartir nuestra experiencia, por ejemplo sobre el comercio de emisiones. Nos gustaría disponer antes de 2015 de un sistema de comercio de emisiones aplicable a todos los países de la OCDE. También desearíamos reformar y desarrollar el mecanismo de desarrollo limpio y así conseguir atraer nuevas inversiones y nuevas tecnologías para los habitantes más pobres del planeta.
Estamos decididos a aportar el liderazgo europeo para facilitar un acuerdo en Copenhague del que todos podamos sentirnos orgullosos. No hay alternativa posible. Si ahora fracasamos, estaremos incumpliendo el contrato que todos los padres deben respetar en beneficio de sus hijos: dejarles un mundo mejor. En L'Aquila, convirtamos el cambio climático en una oportunidad mundial.
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