_
_
_
_
Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

La chispa y el polvorín

Lo último que le conviene a las relaciones de Occidente con Irán son incidentes diplomáticos; sobre todo si no se resuelven rápidamente y con la mejor buena voluntad de las partes. Por ello, el solo hecho de que Teherán retenga un día más a los 15 marinos británicos que detuvo el viernes pasado en aguas del Golfo, por haber, supuestamente, violado las aguas iraníes, es una chispa en un polvorín.

En 2004 se produjo un incidente similar y a los tres días Irán había liberado a los ocho marineros entonces apresados, bien es verdad que sólo después de que confesaran que se habían adentrado en aguas iraníes. Entonces se pudo mantener el incidente dentro de lo estrictamente diplomático, mientras que hoy el nerviosismo reina en los dos campos. El sábado, el Consejo de Seguridad aprobó un segundo paquete de sanciones económicas contra Irán, al tiempo que daba a Teherán 60 días para suspender el proceso de enriquecimiento de uranio, como condición para reanudar las negociaciones, y demostrar así que no intenta dotarse del arma atómica.

En caso contrario, e Irán ya ha negado que vaya a plegarse a la presión, las sanciones se endurecerán con un final siempre impredecible y la amenaza de que Estados Unidos opte un día por tomarse la justicia por su mano. En enero pasado, las fuerzas norteamericanas detuvieron en Irak a cinco presuntos diplomáticos iraníes acusándoles de espionaje, lo que justifica el temor de que Teherán pueda ceder a la tentación de la represalia o, peor aún, de considerar a los militares británicos -entre ellos, una mujer- como rehenes para verlas venir. Eso sería funesto.

Las propias características del incidente excluyen cualquier intencionalidad británica. En 1975, el régimen iraquí de Sadam Husein e Irán, todavía bajo el sha, acordaron que las aguas del estuario de Shatt el Arab, que separa a ambos países, se dividirían por una línea mediana -el thalweg-, mientras que hasta entonces Bagdad había reivindicado todo el estuario. Y en 1980, al desencadenar la invasión de Irán, Irak renegó del acuerdo para restablecer por la fuerza la frontera en la orilla iraní. Los británicos, que inspeccionaban un mercante sospechoso de llevar contrabando y que fueron detenidos en la desembocadura, podían estar a la vez en aguas iraquíes según la legislación de Bagdad, o iraníes, según la de Teherán. Todo lo que hace aún más evidente que el incidente será lo que las partes, especialmente Irán, quieran que sea.

Ante todo ello, y celebrando la prudente reacción del primer ministro británico, Tony Blair, que apela al buen sentido de los captores sin querer echar más leña al fuego, sólo cabe pedir que la comunidad internacional, y no sólo el Reino Unido, recabe con tanta energía como convencimiento que Irán entienda dónde reside el interés de todos; que cualquier vinculación política entre el programa nuclear iraní y las sanciones de la ONU con la detención de los marinos, a lo sumo extraviados, de Shatt el Arab sería un gravísimo error. Teherán debe liberar cuanto antes a los 15 británicos.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_