De cabeza a la beneficencia
A veces, muy pocas, es conveniente escuchar lo que dicen los políticos, sobre todo cuando revelan sus convicciones más profundas.
Así, Cristóbal Montoro, responsable de economía del PP, en una reciente entrevista en TVE, de la que la mayoría de los medios de comunicación han entresacado casi única y exclusivamente su denuncia de que había mucho despilfarro y mala gestión en los servicios públicos, tomó esta afirmación como preámbulo para un razonamiento, a mi juicio, más interesante. El señor Montoro aseguró que los impuestos deben servir para mantener una oferta de servicios públicos para "los que no son capaces de generar rentas por sí mismos", es decir "las personas mayores, los que tienen problemas de salud, los jóvenes que han perdido a sus mayores y a las que han perdido el empleo con ciertas condiciones".
Es decir, espulgada la jerga economicista, vayamos olvidándonos de conceptos anticuados como sanidad y educación públicas y concentremos nuestros esfuerzos en la creación de una moderna red de asilos, hospicios y casas de misericordia.
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