Tuñón de Lara y la historia de España
Fallecido hace ahora tres años justos, el historiador Manuel Tuñón de Lara (Madrid, 1915-Lejona, 1997) es, sin ningún género de duda, una de las grandes figuras intelectuales del universo cultural de la España contemporánea. Tanto por su amplísima producción histórica escrita como por su reconocido magisterio sobre otros colegas de su propia disciplina y de otras ciencias sociales. Por eso mismo, desde la fecha de su lamentada muerte, han proliferado los cursos y los trabajos dedicados a analizar su incuestionable estatura intelectual y su marcada influencia en la nueva historiografía española del tardo-franquismo y la democracia.El reciente y denso libro editado conjuntamente por los profesores de José Luis de la Granja, Alberto Reig Tapia y Ricardo Miralles (ellos mismos dignos discípulos de su buen maestro) es una contribución de primer orden a esa paciente labor de estudio ponderado sobre la vida y la obra de una personalidad sumamente atractiva y muy poco dada a encerrarse en académicas torres de marfil: Tuñón de Lara y la historiografía española (Madrid, Siglo XXI Editores, 1999). De hecho, la lectura de los más de veinte artículos reunidos en el libro pone en evidencia que Tuñón de Lara fue un magnífico y muy peculiar historiador en virtud de su propia trayectoria vital y por su justa combinación de inagotable curiosidad cultural y amplia formación humanística.
La mera mención de algunos hitos del periplo biográfico de Tuñón de Lara resulta sumamente expresiva y reveladora: madrileño nacido en el seno de una familia acomodada y de filiación republicana (su tío fue el primer gobernador civil de Cáceres tras la proclamación de la Segunda República); licenciado en Derecho por la Universidad de Madrid en vísperas de guerra civil; dirigente juvenil y militante comunista durante la contienda (director de la Escuela de Cuadros de las Juventudes Socialistas Unificadas desde 1937); víctima de la represión en la posguerra (conoció la experiencia de la reclusión en la cárcel y el calificativo de "desafecto"); exiliado forzoso desde 1946 en Francia (donde permanecería más de 27 años ininterrumpidos); prolífico periodista político y cultural durante toda su vida (en revistas latinoamericanas y francesas por igual); maduro historiador vocacional (con estudios en la Ecole Pratique des Hautes Etudes de París, bajo la dirección de Pierre Vilar); prestigioso profesor universitario (desde 1965 en la Universidad de Pau, cuyo Centre de Recherches Hispaniques pasará a dirigir dos años después); infatigable emprendedor de todo tipo de iniciativas culturales (como los coloquios de historia española de Pau, inaugurados en 1970); retornado definitivamente a España en 1981; catedrático extraordinario de la Universidad del País Vasco hasta su muerte; director de la revista Historia Contemporánea (la de mayor prestigio académico en su campo)...
En conjunto, el libro proporciona una imagen muy completa y certera sobre la personalidad y la producción histórica de Tuñón de Lara, al mismo tiempo que contextualiza ese impacto personal dentro del proceso de modernización de la esclerotizada historiografía española iniciado en los años finales de la dictadura franquista. Todos los estudios parecen corroborar la conclusión de que Tuñón de Lara se convirtió en un maestro de su generación y de las posteriores en virtud de tres notas singulares presentes en su buen hacer historiográfico.
En primer orden, sobresale la gran valía de su propia obra, escrita con un estilo ágil y eficaz (casi "periodístico"), con una destacada voluntad de ecuanimidad interpretativa pese a su filiación política y siempre apoyada en un aparato bibliográfico y hemerográfico notable (no así archivístico dada su condición de exiliado desafecto al régimen imperante en España). Estas características se aprecian ya en sus primeras obras históricas, las dos síntesis de historia contemporánea española que le dieron fama pública y prestigio académico: La España del siglo XIX (París, Librería Española, 1961) y La España del siglo XX (París, Librería Española, 1966). También se observan en sus últimas contribuciones de plena madurez: como autor individual en Tres claves de la Segunda República: La cuestión agraria, los aparatos del Estado, Frente Popular (Madrid, Siglo XXI, 1984) y como editor y participante en La guerra civil española. 50 años después (Barcelona, Labor, 1985).
En segundo término, destaca en la obra de Tuñón de Lara una decidida apuesta por el estudio interdisciplinar de los temas históricos, en consonancia con la mejor tradición de la escuela histórica francesa (tanto en su vertiente de inspiración marxiana, siguiendo a Ernest Labrousse, como en su corriente articulada por la revista Annales, según el magisterio de Bloch, Febvre y Braudel). A este respecto, es innegable la marcada preferencia del historiador español por la adaptación de los modelos de análisis ofrecidos por la sociología y por la ciencia política, como queda patente en dos de sus grandes obras históricas: Historia y realidad de poder. El poder y las élites en el primer tercio de la España del siglo XX (Madrid, Edicusa, 1967) y El movimiento obrero en la historia de España (Barcelona, Nova Terra, 1970).
La tercera característica reseñable del quehacer de Tuñón de Lara podría ser su indeclinable estímulo a favor de la conceptualización teórica del trabajo histórico. Un estímulo que a veces permite apreciar una evidente raigambre gramsciana (véase su uso del concepto de "bloque de poder" como categoría analítica y su atención a la ideología y la cultura como formas de expresión de la "lucha por la hegemonía social") y que otras veces manifiesta una perceptible tendencia estructuralista (en todo caso bien alejada del influjo de Althusser). Basta echar un vistazo a algunas de sus obras más conocidas en ese campo para darse cuenta de esa "modernidad" metodológica y conceptual que ofrecían sus obras en el casi desértico campo de la historiografía española de los años setenta: Medio siglo de cultura española, 1885-1936 (Madrid, Tecnos, 1970); Metodología de la historia social de España (Madrid, Siglo XXI, 1973); Por qué la historia (Barcelona, Salvat, 1981); Claves de la historia social (Barcelona, Salvat, 1984).
Probablemente, esa combinación de afortunadas características profesionales, junto con su talante personal abierto y bondadoso, contribuyeron al patente magnetismo ejercido por Tuñón de Lara sobre sus colegas contemporáneos. En cualquier caso, es evidente que los historiadores y los lectores de historia españoles tienen una deuda imperecedera con su entrañable figura y su magnífica obra. Por eso, a los tres años de su partida, resulta casi imperativo recordar lo que fue y representó Manuel Tuñón de Lara. Sobre todo en un país tan dado al olvido selectivo e interesado de su propia historia.
Enrique Moradiellos es profesor de Historia Contemporánea de la Universidad de Extremadura.
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