Impulso alemán
Con su presidencia semestral del Consejo de la UE, Alemania inaugura un nuevo sistema de planeamiento y coordinación con las dos siguientes (Portugal y Eslovenia), para preparar conjuntamente la labor de 18 meses en vez de centrarse únicamente sobre su efímero semestre, el duodécimo en manos alemanas. Es una manera de trabajar especialmente necesaria para empezar a despejar el horizonte institucional de la Unión tras el rechazo de los ciudadanos franceses y holandeses a la Constitución Europea.
La canciller Merkel sabe que no será posible antes de las elecciones en Francia en primavera, con lo que la presidencia alemana tendrá escasas semanas para maniobrar. Partiendo de la discreta labor de sus predecesores finlandeses, tendrá que ir preparando una solución que salve todo lo mejor de la Constitución, previsiblemente, mediante un nuevo tratado a concluir a finales de 2008, que no por casualidad será bajo presidencia francesa.
Esta crisis de futuro de la Unión puede aguar la celebración, el próximo 25 de marzo, de los 50 años del Tratado de Roma y del éxito de la hoy Unión Europea, una de las aportaciones más fecundas y originales de Europa a las formas políticas del mundo, que ha traído paz, seguridad y desarrollo. El mayor desafío es ampliar estos logros a su vecindad, y asegurarse el suministro de energía necesario. Por ello, la presidencia alemana ha hecho de la seguridad energética uno de sus ejes centrales, aunque la interrupción del suministro de petróleo al oleoducto que pasa por Bielorrusia y alimenta Ucrania, Polonia y la propia Alemania, obligaron ayer a centrar los debates de la reunión de coordinación en Berlín para esta presidencia entre la Comisión Europea y el gabinete alemán. Hoy la Comisión ha de presentar sus propuestas para una política energética común. La semana próxima se espera su explosivo informe sobre los devastadores efectos
del calentamiento global para la UE,
especialmente en su parte Sur.
Junto a la cooperación judicial y policial en la UE y la lucha contra el exceso de burocracia que merma el desarrollo empresarial, previsiblemente esta presidencia tendrá una agenda exterior muy cargada debido a la evolución de la situación en Oriente Próximo. Merkel en su viaje a Washington ha empezado a relanzar la idea de un área transatlántica de libre comercio, pero basada en pautas comunes acordadas, punto ante el que Washington ha mostrado poco entusiasmo. Seis meses pasan deprisa, pero en ellos Merkel ha de demostrar lo que da de sí como líder de una Europa más complicada.
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