El himno de Cantabria
En un buen trabajo periodístico -como todos los suyos-, Luis Carandell escribe en su estudio sobre los himnos regionales que Cantabria aún no ha decidido el propio de la región, de acuerdo con lo previsto en el artículo tercero del estatuto de autonomía. Esta información no es exacta, ya que nuestra región aprobó por unanimidad de la Asamblea Regional, en el período de sesiones de 1986, la ley del Himno de Cantabria. Al respecto puedo aportar los siguientes datos, ya que, como consejero del Gobierno de Cantabria, tras la aprobación del estatuto tuve competencias en el desarrollo, a través de una ley de Cantabria, del referido artículo tercero sobre escudo e himno.Sobre el himno regional cántabro se barajaron dos iniciativas: impulsar un concurso en el que participasen las agrupaciones corales de la región o asumir el antiguo Himno a la Montaña, del maestro Guerrero Urreisti. La decisión final fue la de asumir la tradición y conseguir la adaptación del viejo himno montañés a la nueva realidad de Cantabria. Así, con el gran apoyo de don José del Río Gatoo, director del Coro Ronda Garcilaso durante cuatro décadas, logramos que la familia del maestro Guerrero (sus hermanos Pilar y Juan Antonio) autorizaran el cambio de las palabras montaña por Cantabria y Santander por mi querer, documento suscrito en Madrid el 23 de enero de 1984.
Este Himno a la Montaña fue considerado oficial en 1926 mediante una resolución de la entonces Diputación Provincial de Santander, y el 13 de febrero de 1927 fue interpretado, por primera vez por el coro montañés El Sabor de la Tierruca y los Coros Campurrianos de Reinosa, del que era director el propio Guerrero, encargándose del acompañamiento la banda militar del Regimiento Valencia número 23. Desde entonces, este himno fue interpretado en todos los acontecimientos de gran interés y relevancia en la vida provincial y regional.
El primer ensayo oficial del futuro himno de Cantabria tuvo lugar en Torrelavega, y estuvo a cargo de la banda municipal de esta ciudad, conjuntamente con el Coro Ronda Garcilaso, dirigidos por el maestro Sanchís y el desaparecido Pepín del Río, personas con las que colaboré estrechamente para lograr que el adaptado Himno a la montaña a la nueva realidad regional fuera aprobado en breve tiempo. Mi posterior dimisión como conseje-
ro adjunto al presidente en el primer Gobierno regional paralizó el proyecto, si bien la insistencia en los medios de comunicación sobre la necesidad de dotar a Cantabria de himno culminó con la aceptación por parte de la Asamblea Regional de asumir el viejo himno del maestro Guerrero, registrado en 1929 con el número 37.940 y que en su portada editada por ese año por la Diputación Provincial de Santander puede leerse una de sus estrofas. Es la siguiente: "Mi tierruca siempre ha de ser / bella aura del corazón. Y a ella un beso puro de amor y lleno de emoción / siempre he de ofrecer".- Ex consejero del primer Gobierno de Cantabria.
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