El pulso deriva en carga contra el 15-M
Tres detenidos y 20 heridos tras dispersar la policía una protesta ante Interior - "No dejaremos acampar en Sol u otro lugar importante", avisa el Gobierno- Granados propone que los afiliados del PP salgan en apoyo de los comerciantes
El pulso que desde hace cuatro días mantienen los manifestantes del 15-M con las fuerzas de seguridad a raíz del desalojo, el pasado martes, de la Puerta del Sol, detonó anoche con la primera carga policial en Madrid desde que nació el movimiento. Al final de una nueva jornada de gran despliegue por parte de la policía y protestas menos multitudinarias, la tensión se desató sobre las 23.00, cuando un grupo de 800 indignados se concentró ante el Ministerio del Interior, en el paseo de la Castellana.
Algunos de los manifestantes, que provenían de Cibeles, se encaramaron a las vallas que protegen el edificio coreando consignas y tratando de colgar algunos carteles. Uno de ellos le quitó la gorra a un guardia civil que hacía guardia en el edificio. La respuesta policial inmediata fue salir con escudos y porras para dispersar a los concentrados junto a la sede ministerial. Tras el episodio, 20 personas resultaron heridas de carácter leve, siete de ellas policías. Cuatro fueron trasladadas a hospitales.
Una vez dispersada la concentración de Castellana, los indignados se emplazaron en Atocha, desde donde se dirigieron a Sol. Allí se había reforzado la dotación policial con decenas de agentes antidisturbios y unos 20 vehículos. Al cierre de esta edición, un grupo de 500 indignados celebraba una asamblea en la plaza de Jacinto Benavente para decidir los pasos y protocolos ante posibles nuevas cargas.
Fue el colofón de una jornada de protesta con muchas horas de recorrido que tuvo en la Puerta del Sol, una vez más, su gran punto de referencia. Ayer, como novedad,
los indignados comenzaron su periplo a mediodía desde la plaza de Oriente. Pese a lo reducido de la concurrencia de manifestantes, para esa hora la policía ya había acordonado y bloqueado todos los accesos a Sol bajo la estrecha vigilancia del ya habitual helicóptero. A partir de ese momento la jornada se convirtió en el juego del ratón y el gato entre los indignados, que llegaron a ser unos 300 por la mañana y algo más de un millar a partir de las ocho, y los agentes de policía que se desplegaron por todo el centro de la capital.
"Las autoridades están utilizando la estrategia del desgaste", comentaba ayer un miembro de la comisión de Información. Una táctica que también han adoptado los indignados y que ha comenzado a hacer mella en los agentes. Si el Sindicato Unificado de Policía (SUP) arremetía el miércoles contra la delegada del Gobierno, Dolores Carrión, ayer criticó las "jornadas extenuantes de trabajo y sin descanso" que vienen soportando los antidisturbios y pidieron al Ejecutivo que no convierta "en un símbolo" la Puerta del Sol. "No podemos pasar de permitir una acampada chabolista durante meses a cortar el libre tránsito de la plaza, desviando los autobuses, cerrando el metro y acordonando la zona como si fuera el Congreso de los Diputados el 23-F", señala el comunicado del sindicato. Fuentes de la Delegación del Gobierno en Madrid aseguraron que el dispositivo policial se mantendrá todo el tiempo que sea necesario. "No dejaremos que vuelvan a acampar en Sol ni en ningún lugar importante, como frente al Congreso de los Diputados", destacaron las citadas fuentes.
Pese a lo abrupto del episodio final, las protestas de ayer fueron más tranquilas y algo menos multitudinarias que las de las noches anteriores. Las marchas más o menos dispersas por el centro pretendían extender la sensación de que quien más aguante se llevará el trofeo en que se ha transformado Sol.Pero las fuerzas de seguridad tampoco dieron un paso atrás. Al bloqueo del tránsito se añadió el cierre, a las 13.40, de la estación de Sol por tercer día consecutivo. Los trenes de metro y cercanías no pararon en la estación, negando a los pasajeros la posibilidad del transbordo. Tras una breve reapertura a las cuatro de la tarde volvió a cerrar poco antes de las cinco y media. Los periodistas y los vecinos de Sol que acreditaron su domicilio fueron los únicos que pudieron acceder al Kilómetro Cero, vacío y sitiado por la policía.
Los agentes también desalojaron muchos de los comercios situados en Sol. "A ver ahora dónde están las quejas de los comerciantes", gritaban los indignados. En el restaurante del Hotel Europa, en la calle del Carmen, la policía obligó a levantar la terraza y cerrar la puerta de la cafetería. Alberto, el responsable de recepción, explicó que los camareros cumplieron las órdenes. "La cafetería sigue abierta, pero con la puerta cerrada. Solo entran los clientes del hotel", indicó. "Nos dijeron que había que quitar la terraza y aguantar".
Los manifestantes afirmaron que su idea a medio plazo es "seguir con las marchas". Plantean dejar un grupo fijo próximo a Sol y cortar el tráfico en todas las calles posibles para "tener a la policía en jaque". No obstante, las continuas protestas también están afectando al funcionamiento habitual del 15-M. Las comisiones de trabajo, por ejemplo, no se reúnen desde el pasado martes. Por este motivo, desde el movimiento emplazan a sus integrantes a no dejar de participar en las próximas asambleas generales.
Al conflicto se sumó ayer el secretario general del PP madrileño y exconsejero de Justicia e Interior de la Comunidad de Madrid, Francisco Granados, que anunció estar "barajando seriamente" convocar a los 90.000 afiliados del partido en la región para apoyar a los comerciantes.
Con información de Sara España, F. Javier Barroso, Samira Saleh, David R. Nelson, Gloria R. Pina y Raquel Seco.
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