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Un palacete albergará la oficina olímpica

La futura sede está dentro del parque de la Quinta de los Molinos

Si prospera la candidatura olímpica de Madrid para 2012, la futura oficina olímpica quedará instalada, por decisión del alcalde, en un palacete racionalista dentro del jardín municipal de la Quinta de los Molinos, entre la autopista de Barajas y la estación de Suanzes. El edificio acaba de ser restaurado y sustituirá a la actual sede de Madrid 2012, un chalé de Aravaca al que la llevó el ex concejal Ignacio del Río.

El alcalde Alberto Ruiz-Gallardón ya tiene alternativa para la oficina olímpica, de obtener Madrid en Singapur, el 6 de julio de 2005, la encomienda de los juegos para 2012: el palacio del parque de la Quinta de los Molinos, cuyo acceso principal se encuentra en el confín de la calle de Alcalá, a la altura de la estación de metro de Suanzes, según fuentes municipales.

El palacete sustituiría a la sede actual de la oficina de Madrid 2012 -por decisión del alcalde, hoy perteneciente a una fundación pública - que el ex concejal de Urbanismo Ignacio del Río llevó a Casa Sobrino, un lujoso chalé de Aravaca, obra del arquitecto Javier Carvajal, de dos plantas, adquirido por dos millones de euros en 2001 y adaptado con 961.619 euros más, que funciona desde mayo de 2003 y alberga a 20 personas.

La futura sede es un edificio de tres plantas y cinco alturas, de amplia superficie y muros rosáceos, con la espalda a la calle de Juan Ignacio Luca de Tena, rematado por una linterna; es de estilo racionalista, inspirado en la escuela de Secesión de Viena, que tuvo su esplendor en el Austria de entreguerras.

El edificio ha sido elegido por su ubicación, a dos kilómetros del estadio de La Peineta, la principal sede deportiva olímpica; en su contorno se hallan varios medios de comunicación; está igualmente cerca de la autopista A-II, Madrid-Barcelona y el aeropuerto madrileño. Aparentemente, cuenta con buenas condiciones de seguridad y logísticas. El edificio acaba de ser restaurado por la empresa Ortiz, con el impulso del Ayuntamiento de Madrid, con un presupuesto de 1.081.822 euros.

Además, se halla dentro de un jardín de 21,6 hectáreas, atendido por un equipo de 14 jardineros. El parque posee nueve bancales con miles de almendros, dispuestos en tresbolillo, olivos, álamos y árboles de gran porte, así como un estanque de 2.000 metros cuadrados, dos arroyos, manantiales y grutas.

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El jardín fue propiedad del conde de Torrearias, que en el año 1920 lo regaló al arquitecto alicantino César Cort Botí, profesor de Urbanismo en la Escuela de Arquitectura y concejal del Ayuntamiento. Construyó en él un jardín de tipo mediterráneo, donde predomina la vegetación levantina. A la muerte de Cort, en 1978, el parque quedó semibandonado. En 1982, sus herederos lo cedieron al Ayuntamiento de Madrid, a cambio de que siete de las 28,6 hectáreas con que contaba fueran destinadas a uso residencial.

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