La multitud indignada que espantó la orden de desahucio
Indignados, afectados por la hipoteca y vecinos del barrio de Tetuán logran frenar el desahucio de la familia de un panadero libanés en el paro
El piso tiene un distribución bastante extraña: son 45 metros cuadrados repartidos en dos plantas. Está en el barrio de Tetuán y en él residen Anuar, un inmigrante libanés de 55 años, su mujer y su hija adolescente.
El banco -que tasó el piso en 269.000 euros- le concedió a este panadero autónomo un préstamo de 215.000 euros a 37 años. Más otro de 35.000 para abrir una panadería. Pero la crisis y el desastroso derrotero del negocio hicieron el resto y Anuar dejó de hacer frente a estos pagos. Usó el segundo préstamo para hacer frente a los plazos de la hipoteca y después, dejó de pagar. El piso salió a subasta, pero al no haber interesados, el banco -siguiendo la Ley Hipotecaria- se lo adjudicó por la mitad de precio, 134.000 euros. Sin embargo, esto no zanja las obligaciones que Anuar -como tantos otros- firmó en su momento. A pesar de haber perdido el piso, Anuar aún le debe al banco más de 200.000 euros (la suma del préstamo hipotecario que todavía debe, los intereses y las costas judiciales).
"¡Anuar, amigo, estamos contigo!"
Ayer a las 10.30 estaba previsto el desalojo de Anuar y su familia. Pero 500 personas que acudieron a la convocatoria de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca de Madrid (PAH) para impedirlo, lograron frenar el desahucio. Al menos, de momento. De ellas, al menos dos se habían pedido el día libre en el trabajo para ir.
La concentración -ampliamente divulgada vía Internet- contaba con el apoyo de Democracia Real Ya, el grupo que convocó la manifestación del 15-M, así como de los acampados en Sol, que difundieron el llamamiento en las diversas asambleas de barrio nacidas del movimiento de los indignados. A la nueva Plataforma también se ha unido la Coordinadora Nacional de Ecuatorianos en España (Conadee), que lleva organizando protestas y prestando apoyo a los afectados desde 2008 por el impago de las hipotecas. Sus ocho representantes que ayer acudieron ante el inmueble donde todavía reside Anuar, en el barrio de Tetuán, no daban crédito ante el poder de la convocatoria y la repentina atención de un grupo tan nutrido de medios.
La operación arrancó a las seis de la mañana, cuando llegaron al piso de Anuar los primeros voluntarios para coordinar la protesta. En el piso no cabía un dedal. "Ay, qué lío", suspiraba desde una esquina el ahora panadero y exguerrillero libanés.
Poco antes de las 9.30, una hora antes de la cita judicial y con una treintena de personas ya en la puerta del edificio, llegó una lechera policial y se vivió un breve momento de tensión. Un agente pidió la documentación a los presentes y avisó de que las personas que no pudiesen acreditar su identificación podrían ser sancionadas.
Pero, como si de una película se tratara, en ese preciso momento empezaron a llegar decenas de voluntarios, que habían sido convocados a las 9.30 ante una de las salidas del metro de Tetuán. Los asistentes, primero 100, luego 200 y así hasta llegar a 500, corearon consignas y mensajes de apoyo a la familia afectada durante toda la mañana: "¿Qué pasa? ¿Qué pasa? ¡Que no tenemos casa!"; "¡No permitimos ningún desahucio más"; "¡Anuar, amigo, estamos contigo!".
Un miembro de la PAH recordó que en el primer trimestre de 2011 se desahuciaron a 15.450 familias en España (un 36% más que en 2010). De hecho, entre los asistentes había miembros de al menos otras dos familias que tienen pendiente un desahucio. "Yo he venido porque estaba en mi casa y no podía dormir", decía Roque, uno de ellos, que llegó a las 8.00.
"Yo estoy aquí porque me parece una indecencia que echen a la calle a gente que se ha quedado en el paro", decía una vecina del barrio. "Yo he venido porque no me gustan las injusticias. Voto a Izquierda Unida y mi marido y yo nos metemos en Internet, vemos las convocatorias, y allá que vamos los primeros", decía Juana Rubio, una jubilada de 63 años. "Yo estoy aquí porque también tengo una hipoteca y porque el sistema tiene una crisis de valores", apuntaba Carmen Rubio, maestra en paro "y feminista", que asistió a la convocatoria con dos amigas.
Ante el revuelo, el secretario judicial que debía ejecutar la orden de desahucio (el "lanzamiento", según la jerga técnica), decidió no asistir, posponiendo el desahucio. "Hemos ganado una batalla, aunque no la guerra, si me permitís el símil", dijo a los asistentes un portavoz de la asamblea de Tetuán nacida del 15-M. Poco después, el coordinador general de Izquierda Unida, Cayo Lara -que llegó a la concentración "a título personal" sobre las 9.30-, se dirigió a los medios, lo que desató la ira de muchos indignados, que le zarandearon y le tiraron agua al grito de "¡Oportunista!".
Después, un grupo menos numeroso de los concentrados se dirigió a la sucursal del BBVA que concedió el crédito a Anuar, situada también en el barrio, para pedir a su director que cancele las deudas pendientes relacionadas con el piso del panadero -es decir, la dación en pago-, uno de los objetivos prioritarios de la PAH. "Esos de ahí enfrente, desahucian a la gente", gritaron los asistentes, que pasadas las 14.00 fueron poco a poco marchándose. Los portavoces del Movimiento 15-M de Madrid condenaron anoche los actos de violencia de indignados en Madrid y Barcelona.
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