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"Si hace falta, se llama a los antidisturbios"

El consejero de Sanidad realiza una visita al Clínico, esta vez sin abucheos

Elena G. Sevillano

"Los del pijama que no pasen ni de coña", instruye una vigilante de seguridad a sus dos compañeros frente al auditorio del hospital Clínico. "Y si hace falta, se llama a los antidisturbios". Un gesto de conformidad y vuelta a sus puestos. El consejero de Sanidad está a punto de llegar. Al fin se abren las puertas del ascensor y sale Juan José Güemes, sonriente, rodeado de colaboradores y médicos del centro. Nada. Ni un silbido, ni un grito, ni una pancarta. Los vigilantes recuperan la posición de descanso.

Hacía muchos días que Güemes no visitaba un hospital, al menos en acto público. Ayer acudió al Clínico para inaugurar un simposio (sobre el "manejo endoscópico del esófago de Barrett"), dos días después de conocerse que el Defensor del Pueblo va a investigar la "saturación" de las urgencias de los hospitales madrileños. Este centro será, junto con el 12 de Octubre, objetivo prioritario de esa investigación.

El Clínico, además, fue escenario en septiembre pasado de la protesta más violenta de las muchas -hasta nueve en dos semanas- que se produjeron en esa época en los hospitales contra la gestión de la consejería. Tres personas fueron detenidas y la presidenta, Esperanza Aguirre, pidió a la fiscalía que estudiara si hubo agresiones al consejero. El fiscal archivó la investigación. Normal, con tales antecedentes, el celo de los vigilantes. Por si acaso, además, dos furgonetas de la Policía Nacional vigilaron la llegada y la salida del coche oficial de Güemes.

Fue una visita exprés. El consejero entró -20 minutos tarde-, inauguró el simposio con un breve parlamento y se marchó. No aprovechó para visitar las urgencias y comprobar por sí mismo si el Defensor tiene algo de razón. De haberlo hecho, se hubiera encontrado con que la sala A, la de enfermos agudos, estaba todavía más abarrotada que hace tres días, cuando, coincidiendo con la noticia de la investigación, la visitó este periódico. El miércoles había 25 enfermos en una sala diseñada para 18. Ayer eran 35. "Las obras para construir la nueva urgencia han estado paradas por falta de dinero", se lamenta Juan Antonio Alba, representante de UGT en el hospital. Los responsables de las urgencias aseguran que la saturación se debe a la gripe y es puntual.

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Sobre la firma

Elena G. Sevillano
Es corresponsal de EL PAÍS en Alemania. Antes se ocupó de la información judicial y económica y formó parte del equipo de Investigación. Como especialista en sanidad, siguió la crisis del coronavirus y coescribió el libro Estado de Alarma (Península, 2020). Es licenciada en Traducción y en Periodismo por la UPF y máster de Periodismo UAM/El País.

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