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Reportaje:Innovación 'made in Madrid'

El gran cambio

El diseño reinventa el ocio y los negocios de la capital

Anatxu Zabalbeascoa

"Do you want to sleep with me?" (¿Quieres acostarte conmigo?) invita la pancarta que cuelga de la fachada del hotel Óscar en la plaza de Vázquez de Mella. "Nos acostamos con nuestros clientes. Le digo a mis empleados: hagámosles el amor para que vuelvan", dice Kike Sarasola, uno de los fundadores de la cadena Room Mate, que ha revolucionado el diseño hotelero en Madrid. Y en el mundo. La ubicación céntrica, el ambiente cosmopolita, el diseño glamouroso, manzanas en la habitación y el precio (nunca más de 100 euros -"no pongas barato, pon lujo asequible"-) son la base de su éxito. El ambiente mundano que respiran los locales (todos con nombre de persona: Laura, Alicia, Mario, Emma... ) ha hecho que la iniciativa triunfe y despegue: tras el éxito de Grace en Nueva York, en enero inauguran Carlos (en Buenos Aires) y Valentina (en México DF). Gracias a esta cadena, y a las ideas de bastantes diseñadores y pocos empresarios, por primera vez en la historia, Madrid exporta diseño.

Madrid exporta diseño por primera vez gracias a empresas y expertos

¿Por qué ahora? ¿Qué ha sucedido para que la ciudad cambie callos por sushi y palillos en el suelo por diseño de vanguardia? "Madrid es como una amante con la que todo el mundo se acuesta pero nadie se casa. Nosotros nos hemos casado con ella. La gente venía aquí y luego se volvía al pueblo. Nosotros nos quedamos", explica la arquitecta italiana Teresa Sapey, en Madrid desde hace dos décadas. También ella exporta la idea de decorar los aparcamientos, que inició en el hotel Puerta América, "el parque temático del diseño", como lo llaman. Bromean, pero no ha sido fácil. Ambos han visto estrellarse muchos de sus proyectos. Teresa ha firmado 15 años de trabajos temporales hasta que, finalmente, negocios estables creyeron en el diseño: Custó, Isolé, Norema Salinas, y, sobre todo, los aparcamientos con la dignidad recuperada. "Me he convertido en la diseñadora de los no lugar", dice.

En cuestión de diseño, ambos creen que en Madrid el cineastra Pedro Almodóvar fue un pionero: "Sacó la cultura contemporánea española al extranjero". Pero coinciden en algo más: "El problema es que tuvo tanto éxito que no necesitó evolucionar". ¿Les gusta? "Somos fans. Pero ahora se ha parado, se ha convertido en un cronista social", dice Sapey. "Es el García Márquez español", continúa Sarasola. No se cortan. Y es que hay que ser atrevido para dejarse los días, y el dinero, en algo como el diseño que casi nadie más parecía capaz de ver. ¿Qué llevó a la cadena Room Mate a invertir en diseño? Sarasola constató que los madrileños habían cambiado. "Madrid cambió cuando el madrileño empezó a viajar. Con el viaje se acaban las manías. Y se abre la mente. Esa cultura lleva al diseño, y a la predisposición hacia el diseño", dice. "Nos lo hemos creído. Muchos hemos dejado de copiar a Philippe Starck", continua. En el show room de Stone Designs, en la calle de Segovia, 10, Cutu Mazuelos y Eva Prego firmarían esa idea. Son los primeros diseñadores madrileños que consiguen levantar vuelo internacional tras 15 años de esfuerzos. Comenzaron fabricando sus propios diseños. Hoy se los fabrica Rafael Rodríguez, un antiguo trabajador de una fábrica de matrices que asegura que el tipo de empresario que es lo explican sus manos curtidas. Rodríguez fundó su empresa RS para fabricar un futbolín de diseño. Hoy, gracias a Stone Designs, podría amueblar una casa. O una ciudad.

"Creo que vamos a ganar los Juegos Olímpicos. Si no son las del deporte, serán las del diseño. Si hay una ciudad que ahora tiene energía en Europa, esa ciudad es Madrid", clama Sapey. ¿Y de dónde le llega la energía? Responden a coro: "De nosotros: hemos creído en la amante que nadie quería". De nuevo, ¿qué lo ha hecho posible? "Madrid era un terreno virgen. No había tradición de diseño extendida. Al contrario de lo que sucede en Barcelona, no había nada que respetar, por eso ha entrado todo: del pop al minimal. Mientras, en Barcelona el diseño es más puritano", opina Sapey.

Muchos barceloneses han desembarcado en Madrid. Empresarios (el pionero Fernando Amat con Vinçon o el más reciente grupo Tragaluz) a diseñadores (Dani Freixes en el Pan de Lujo, Francesc Rifé en el Sula -ambos en la calle de Jorge Juan- o Sandra Tarruella en el Tomate, de Fernando el Santo, 26). Tal vez por eso, el nuevo diseño madrileño rompe el mito de que el diseño, en las ciudades, aflora con gobiernos de izquierdas. "Alberto Ruiz-Gallardón está detrás de este gran cambio", comparten. "Él me encargó el primer parking grande. Nos encanta. Nos está apoyando muchísimo", afirman Sarasola y Sapey. ¿Por qué? "Porque es un tío que viaja. Va a conseguir los Juegos Olímpicos", insisten.

¿Cómo se llevan inmigración y diseño? "El inmigrante por mentalidad se mimetiza con los locales. Quiere ser local, pero no innova", opinan. Aunque comparten que sí ayuda. "España ha abierto la puerta al mundo. Y Madrid es la puerta. Ése es el gran cambio", opina Sarasola. Con todo, a pesar de la manera en que se ha extendido por la ciudad, el diseño es un recién llegado. ¿Resistirá la crisis? "La crisis nos ha venido bien a todos", dice Sapey. "Nos ha limpiado. Han desaparecido los decoradores amateurs. La gente mira lo que gasta y exige mayor profesionalidad. La crisis va a enseñar a la gente que el lujo es tiempo, sensación y no posesión. Es hasta hortera llevar el último bolso", opina. "Mi modelo es para la crisis. A la gente le molesta tirar el dinero. Usa los hoteles para dormir, ducharse y desayunar. Si vas a Nueva York a ver una película en tu habitación es que eres gilipollas. Por eso he quitado el pay per view en mis hoteles", indica Sarasola.

Otro madrileño, Jaime Hayón, es el enfant terrible de la escena internacional. De trabajar en una cafetería de Goya ha pasado a exponer en las galerías de Design Art de Londres y Miami. Suyo es el restaurante barroco y tecnológico ("barroco digital" lo llama él) del Casino de Madrid. Hayón es hoy, con Patricia Urquiola, el referente internacional del diseño español. Pero también las grandes empresas internacionales están apostando por Madrid. Alessi acaba de abrir tienda en la calle de Claudio Coello. Y la gigante del diseño Vitra eligió la capital para su macrotienda en España (Marqués de Villamejor). "Madrid es otra ciudad: la puerta, la T-4, ya te indica que algo ha cambiado", insiste Sarasola. "Luego, la ampliación de Jean Nouvel en el Reina Sofía, CaixaForum de Herzog & de Meuron o el Matadero de Arturo Franco y Juan Arregui, te dejan claro que la ciudad es otra. El diseño no hace más que confirmar la amplitud mental que ha adquirido la ciudad".

Bar Reina Bruja.
Bar Reina Bruja.SANTI BURGOS

Un paseo por el Madrid del diseño

- Sula, de Francesc Rifé y Pan de Lujo, ambos en la calle Jorge Juan: "Un 10 arquitectónico, pero un poco antipáticos", según Teresa Sapey.

- Tomate: Diseño mestizo. "No hay otro igual aquí", según Sapey. Fernando el Santo, 26.

- Simsum: Templo del diseño nórdico. En Santo Tomé, 4.

- Vitra. "Los reyes del diseño. Todo es bonito", según Sarasola. Calle del Marqués de Villamejor.

- Gimnasio en Castellana, 82 y heladería Bajo Cero, en la glorieta de Bilbao: "Puro Tomás Alía. El otro grande de Madrid", dice Kike Sarasola.

- Stone Designs. Frescura made in Madrid. Segovia, 10.

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