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Columna
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Qué bueno que viniste

El martes se cumplen 40 años del asesinato de Che Guevara en Bolivia. Las relaciones del revolucionario con Madrid fueron fugaces, pero intensas, novelescas incluso. El 13 de junio de 1959, pocos meses después de ser derrocado Batista, Guevara pasó por aquí camino de El Cairo al frente de la delegación cubana en la Conferencia de Países No Alineados. Por extraño que parezca, Franco le permitió no sólo hacer escala en Madrid sino también pasear a sus anchas por la capital. Eso sí, vigilado por arriba y por abajo en todo momento. Pero él no se cortó un pelo y dio bastante trabajo al numeroso aparato policial que seguía sus pasos.

En poco más de 24 horas, visitó el Palacio Real, el barrio de los Austrias, Argüelles, la Ciudad Universitaria, la Facultad de Medicina; por la tarde, corrida de toros en la plaza de Vistalegre; por la noche, espectáculo flamenco en El Corral de la Morería. Y todo ello con el uniforme del ejército cubano, las barbas, la boina negra con la estrella y un ostentoso puro habano. Todavía no era muy conocido por el gran público porque la famosa instantánea de Alberto Korda salió a la luz un año después, convirtiéndose en una de las imágenes más reproducidas en toda la historia de la fotografía. Pero hubo algunos madrileños que lo reconocieron y se tentaban las carnes pensando ver visiones. Al volver de Egipto se hospedó en el Hotel Suecia, el preferido de Hemingway; y repitió corrida, esta vez en la plaza de Las Ventas. El fotógrafo César Lucas le acompañó y dejó amplia constancia gráfica del acontecimiento.

La tercera y última visita fue muy diferente. Ocurrió en octubre de 1966, justo un año antes de morir. Llegó con pasaporte uruguayo, se llamaba Ramón Benítez y llevaba la cabeza rapada. No se sabe muy bien a qué venía, pero parece que se entrevistó con el general Perón en el chalé de Puerta de Hierro. Entrevista bien extraña, desde luego. Hay quien afirma que también contactó con algunos miembros del clandestino Partido Comunista de España.

Cuando le mataron hace 40 años llevaba encima el mismo pasaporte que había presentado en Barajas.

Hasta luego, comandante.

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