Un asentamiento sin solución desde hace tres décadas
La Cañada Real Galiana ha sido durante décadas el último vestigio de un sendero medieval de rebaños. A apenas 10 kilómetros de la Puerta del Sol conviven más de 30.000 personas que se han ido instalando desde los años setenta en chabolas, casas de ladrillo y chalés de lujo que paga el narcotráfico. Todas son ilegales, porque allí, al ser una cañada real, no está permitido edificar. Por eso las excavadoras municipales comenzaron en 2008 a derribar los sectores IV y V, donde habitaban la comunidad marroquí y rumana, respectivamente. Eso sí, tras largos procesos judiciales y manifestaciones, que a veces terminaron en graves altercados con la policía.
Entre un intenso olor a basura, proveniente de las plantas de residuos del complejo de Valdemingómez, malviven españoles -payos y gitanos-, marroquíes, búlgaros, rumanos, croatas, bosnios y serbios. Es habitual que lancen cables directos al tendido eléctrico. Cuando llueve, se convierte en un barrizal impracticable para los vehículos. El camino de los camiones de basura era tan peligroso, sobre todo por los niños que invadían la calzada, que el Ayuntamiento de Madrid decidió construir una carretera alternativa por detrás de las casas para evitar accidentes.
La Comunidad de Madrid llevó el año pasado a la Asamblea un proyecto de ley -que lleva estancado desde entonces- que se limitaba a establecer la desafección de esta vía pecuaria de 15 kilómetros sin resolver el realojo de los chabolistas. Además, establecía un plazo de dos años para cerrar un acuerdo social con los Ayuntamientos afectados, el principal escollo para que Madrid (PP), Coslada (PSOE) y Rivas (IU) le brinden su apoyo. Su rechazo a la ley se justifica en que si en ese plazo no se llega a un acuerdo, aducen, la ley permitirá vender el suelo.
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