"Siempre me encuentro a alguien a las dos de la mañana que me da la brasa"
"Yo soy el señor de la noche / yo soy el señor de la noche". Una canción a ritmo bakalao sale despedida a todo volumen por la ventana de una casa en el barrio de Carabanchel. Ningún problema. Bueno, sí: el bakala del segundo piso no debe saber que justo debajo se encuentra el local de ensayo del rockero español más célebre: Rosendo Mercado. Y, claro, esa superficial música maquinera por encima del agujero donde se fabrica el rock más auténtico, pues como que no.
Rosendo, carabanchelero de 54 años ("casado desde hace muchísimos años" y padre de un hijo de 30), luce esta mañana (¡sorpresa!) moderno: polo negro que podría llevar un chaval de 20 años, vaqueros y zapatillas bastante actuales. Eso sí, los calcetines blancos no se los quitan ni con alicates. Sigue viviendo en Carabanchel. Hace sólo cuatro años finiquitó la hipoteca. Anoche actuó en Las Ventas, junto a los navarros Barricada y Aurora Beltrán. Era la cuarta vez que el rockero madrileño enchufaba su guitarra en el mejor coso del mundo. La gira se llama Una noche sin dormir.
"No me cortaría la melena ni aunque el Atleti ganara la 'Champions"
"Si los Leño volvemos alguna vez será sin avisar"
Pregunta. ¿Cuál ha sido su última noche sin pegar ojo?
Respuesta. Pues hace tres días, en Logroño. Tocamos allí y acabamos a las dos de la madrugada. Estuve un rato en el camerino y luego me fui al hotel. Llegué a las cuatro de la mañana, sudando, porque hacía un calor tremendo. Me puse una toalla por todo el cuerpo para secar el sudor y me tumbé. Pero no pegué ojo. A las nueve conseguí dormirme y a las diez salía la furgoneta.
P. Me refería a una noche loca, de marcha.
R. Uf, eso ya no lo hago. Hace cinco o seis años que no salgo. Estoy de encierro. Es que tengo la psicosis de que me den la brasa. Siempre me encuentro a alguien que a las dos de la mañana me empieza a dar la brasa y acabo retrocediendo hasta acabar contra la pared.
P. ¿La brasa?
R. Sí: que si eres la hostia, Rosen; que por qué no tocas tal canción en directo; que cuándo vuelven los Leño...
P. Por cierto: ¿cuándo regresa Leño?
R. Pues te voy a contar algo que sabe muy poca gente: estuvimos a punto de tocar hace una semana, en Tarragona. Tony y Ramiro [los otros dos leños] son de allí, y yo actuaba en las fiestas. Les llamé para tocar. ¡Qué desilusión! Fuimos a la prueba de sonido, pero como era abierta al público nos dio no sé qué que se armara algo de revuelo. Así que lo dejamos. Si volvemos alguna vez será así, sin avisar. Hoy salimos los Leño al escenario y la estampa que damos es lamentable. No quiero cargarme el recuerdo de la gente.
P. Si no sale por la noche, ¿por dónde se mueve por el día?
R. De General Ricardos al puente de Toledo. O sea: de casa al local de ensayo. Y encima tengo una obra al lado de casa que es una locura. Salgo a la calle, y otra zanja nueva. Estoy quemao.
P. Siempre se puede huir al pueblo, ¿no?
R. Precisamente es lo que estoy pensando ahora. Mira que he peleado por Madrid, pero estoy pensando en hacerme una casita en un pueblo de Burgos, de donde es mi mujer. Es que no cuidan el sur de Madrid. Eso de poner parquímetros en Carabanchel Alto... Y ahí está la cárcel. Tocamos hace 10 años y dijeron que iban a hacer un hospital. Y hasta hoy.
P. ¿Terminó el concierto con Maneras de vivir? ¿Cómo surgió este clásico?
R. Llegué a casa por la noche con un riff de guitarra en la cabeza. Cogí la guitarra, me coloqué en cuclillas porque tenía un radiocasete de esos clásicos en el suelo, y lo grabé. Ahora, de cómo surgió la letra no me acuerdo.
P. ¿Por qué motivo se cortaría la melena?
R. Por ninguno. Ni siquiera si el Atleti gana la Champions.
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