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La cuestión del agua fluorada

¿Es lícito emplear el agua de las redes públicas de distribución como vehículo de un medicamento? Ésta es la pregunta con la que se discuten los posibles beneficios de la fluoración del agua, que repercute en toda la población y no permite controlar los efectos secundarios que causa el flúor, una sustancia química beneficiosa para los dientes, pero que en altas dosis es considerada un veneno.

La caries no es una enfermedad por carencia de flúor, sino la consecuencia de una alimentación equivocada (en particular, la ingestión excesiva de azúcar y de productos azucarados) y de la mala higiene bucodental. Los hábitos perjudiciales que conducen a las caries no serán evitados por la fluoración, del agua potable. Existe un amplio abanico de posibilidades preventivas (alimentación racional, educación sanitaria, fluoración tópica, fluoración de la sal, administración de comprimidos, fluoración de los abastecimientos de agua).Para elegir el procedimiento a emplear deben tenerse en cuenta no sólo sus ventajas bajo el punto de vista de la sanidad preventiva, sino también las consecuencias negativas que algunos de entre ellos, como la fluoración de las aguas de consumo público, pueden tener para la naturaleza. No olvidemos que, como dijo hace pocos días el Príncipe de Asturias, "la tierra no es un ámbito de un solo uso", la protección del ambiente "es una tarea que compete y obliga a todos, ciudadanos e instituciones" y "es un imperativo moral la necesidad de su conversación".

La fluoración artificial del agua comenzó en Estados Unidos el año 1945. Desde entonces existe una dura controversia entre partidarios y enemigos de esta práctica. En opinión de Outerbridge (1986), no hay evidencia científica de las ventajas de la fluoración y añadir flúor al agua es también una manera cómoda de deshacerse, de una forma socialmente aceptable, de peligrosos residuos industriales.

Después de 45 años de su primera aplicación, continúa siendo una práctica casi exclusivamente estadounidense y de su área de influencia (sólo el 9% de la población mundial y el 1,9% de la europea recibe agua fluorada, frente al 45,34% de Estados Unidos). En Europa se valoran más los efectos desfavorables de la ingestión continua de flúor y la posibilidad de riesgos para las personas y la naturaleza. Esto ha llevado en algunos de sus países a la prohibición (Austria, Dinamarca, Holanda, Suecia) o a la suspensión (Alemania, Bélgica, Yugoslavia) de la fluoración de las aguas. Se tiende, en general, a responsabilizar al individuo y la familia, a la atención escolar y a la educación sanitaria.¿Por qué elegir el agua potable como vehículos para distribuir y administrar el flúor? Los promotores de la fluoráción del agua alegan que es una medida de salud pública ideal, ya que sus beneficios alcanzan a todos, independientemente de la situación socioeconómica o de la disponibilidad de servicios dentales y porque la eficacia del métodono depende de la participación activa de las personas. Argumentos de este tipo suponen aceptar la distribución de un medicamento por medio de agua potable y consentir la supresión de nuestro derecho a elegir lo que es saludable y seguro para nuestros hijos y para nosotros mismos. Esta disparidad de criterios no importaría si el flúor fuera una sustancia del todo inocua. Sin embargo, se trata de un veneno, de un inhibidor eficaz de los enzimas asociados con el metabolismo respiratorio y con el mecanismo de su oxidación celular.

Los partidarios de la fluoración Muestran la existencia de una correlación beneficiosa entre un determinado contenido de flúor en el agua para beber y la incidencia de caries dental entre sus consumidores. Por supuesto, no admiten que esta medida tenga riesgos sanitarios. Sin embargo, cada día son más numerosas las publicaciones científicas sobre los efectos perjudiciales del flúor.

Cáncer y mongolismo

Los doctores Burker, antiguo jefe de la división de citoquímica del Instituto Nacional del Cáncer, y Ylamouylannis, director científico de la Federación Nacional de Salud de Estados Unidos, informaron en 1975 del aumento de un 19% en el número de enfermos de cáncer en las ciudades con abastecimiento de agua florada. Rapaport (1963) destacó el significativo paralelismo existente entre la concentración de flúor en el agua para beber y la incidencia del mongolismo. Cadell (1977) sugiere la existencia de una relación entre la "muerte de los lactantes" y el exceso de flúor en la dieta.

Además, la noción, inherente al tratamiento masivo, de que lo que es bueno para uno es bueno para todos, es refutada por los hechos. Los individuos tienen sensibilidades muy diferentes a diferentes sustancias, y el flúor no es la excepción. Se consideran poblaciones de riesgo a pacientes con diabetes, nefritis crónica, artritis reumatoíde y fluorosis esquelética. El centro de información de medicamentos de la Seguridad Social (abril de 1982) considera que el empleo del flúor deberá evitarse en estos casos, así como durante el embarazo o la lactancia, debido a que no se conocen los posibles efectos sobre el feto o el lactante.Los partidarios de la fluoración alegan que esto . sólo ocurre a altas concentraciones, pero ¿dónde está realmente la evidencia de que el flúor añadido al agua y en concentraciones de hasta 1 rng/1 sea inocuo? Su inocuidad no ha sido demostrada y existe una creciente evidencia en el sentido contrario. En opinión del Ministerio del Ambiente de Quebec (1979), estamos en presencia del estudio toxicológico más grande emprendido desde el principio de la humanidad, y que se efectúa sin el consentimiento de la población implicada.La fluoración del agua potable supone un impacto contaminante que puede traer consecuencias muy graves para los ecosistemas hídricos y su diversidad biológica. Está claramente reconocido que los seres vivos, cuando ingieren flúor, lo acumulan en gran parte en su organismo, lo que puede ocasionarles alteraciones bioquímicas y morfológicas. Estos cambios pueden modificar, directa o indirectamente, las biocenosis en los sistemas naturales y disminuir la capacidad de los organismos para mantener su posición ecológica.

Afectar a los peces

Aunque las concentraciones de flúor no provoquen necesariamente una toxicidad letal, no es menos cierto que producen efectos subletales, a veces considerables. Diversos estudios nos indican que los fluoruros tienen un efecto mutagénico potencial (Quellet, 1983), inhiben el crecimiento de las algas (Smith y colaboradores, 1965) afectan la a embiogénesis de los huevos de los peces (Weiber, 1969) e impiden que los huevos de las truchas eclosionen normalmente (Newhold y Sigler, 1960).La fluoración de las aguas de Madrid supondrá el aporte de 600 toneladas/año a los ríos Henares y Jarama. Si la práctica se extendiese a toda España, ¿qué ocurriría en la fauna de nuestros ríos?

La importancia de los abaste cimientos de agua para la protección de la salud pública y la conservación de los ecosistemas es primordial. La reducción de la contaminación del agua es imprescindible para evitar el empleo de tratamientos duros que puedan dar lugar a la formación, de subproductos con posibles efectos indeseables en la salud de los consumidores.

El principio de la protección de los recursos naturales nos impone, sin duda, evitar toda carga contaminante suplementaria. No se puede invocar una vez su pequeñez relativa para justificarla; el principio del tratamiento por dilución ha contribuido a la degradación de nuestros ríos y no es aceptable. Además, aforismos como "el que contamina paga" están siendo sustituidos por el de "el mejor tratamiento es no tratar", que refleja la necesidad de instaurar una política de producción limpia o ecológica.

La fluoración del agua va contra todas las tendencias reseñadas por el hecho de emplear un producto químico suplementario que, además, no contribuye de forma alguna a mejorar la potabilidad del agua. Tampoco conviene olvidar que el efecto inhibidor del flúor sobre los enzimas influye negativamente en los tratamientos biológicos y en la autodepuración.

Como puede verse, la fluoración del agua para beber tiene una serie de implicaciones para las empresas abastecedoras, para los consumidores y para la opinión pública, entre las que pueden destacarse las siguientes:

- La responsabilidad de los abastecimientos es garantizar la buena calidad del agua, no la prevención de las caries.

- La fluoración del agua no contríbuye de forma alguna a mejorar la potabilidad del agua.

- El tratamiento de las caries incumbe a los médicos, y la expedición de medicamentos, a las farmacias, no a los abastecimientos.

- La fluoración del agua potable como medida profiláctica contra la caries debe considerarse como una medicación y como un precedente de tratar obligatoriamente a toda la población con otros medicamentos. ¿Es lícito emplear el agua como vehículo de un medicamento?

- La estrechez de la franja terapéutica de la medicación a base de flúor está científicamente aceptada. La denominada dosis óptima de concentración (1 mg F/1) se acerca peligrosamente a la dosis para la cual son de esperar efectos perjudiciales a largo plazo. Una cercanía tan extrema a la dosis tóxica no es usual en la práctica farmacológica. ¿Se puede garantizar la ausencia de riesgo para los consumidores de agua fluorada?

Mariano Santos Comendador es jefe del departamento de ingeniería de calidad del Canal de Isabel II.

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