El Rafita, en libertad tras su sexta detención desde que es mayor de edad
El acusado salió oculto de los juzgados en el maletero de un coche policial
Rafael Fernández García, de 21 años, conocido como El Rafita, entró cabizbajo en los juzgados de Alcorcón (164.300 habitantes). Casi pasó inadvertido para el medio centenar de periodistas y cámaras de televisión que le estaban esperando. Pero mejor fue su salida, metido en un coche camuflado del Cuerpo Nacional de Policía desde el garaje del edificio judicial. Fue la forma en que uno de los acusados de la muerte de Sandra Palo, en 2003, y ahora en libertad vigilada, evitó la presencia de decenas de curiosos.
El Rafita tenía que declarar ayer ante la titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 6 de Alcorcón. Fue detenido por la policía acusado de robar un radiocasete en el aparcamiento de la Fundación Hospital Alcorcón. En principio, se hizo con el equipo musical, pero la policía le detuvo días después, cuando el propietario del vehículo denunció el robo y se comprobó que él había sido el supuesto autor. En principio, tenía que haber comparecido en la sede judicial el pasado jueves pero ese día estaba detenido por la policía por un delito de tentativa de usurpación de bienes inmuebles de una vivienda situada en el número 29 de la avenida de Villaviciosa de Odón, en el municipio alcorconero.
El joven intentó burlar varias veces la persecución de los periodistas
La citación estaba fijada para las diez de la mañana. El Rafita acudió vestido con una sudadera con capucha de color verde y llegó unos 20 minutos antes de la comparecencia ante la magistrada. Subió por la rampa para minusválidos y se colocó en el juzgado antes de que se percataran los periodistas.
Minutos después llegó su abogada, que ya en la segunda planta le preguntó qué tenía previsto decir a la juez. En principio, tenía previsto decir que no era el culpable. Y hasta ahí la conversación porque minutos después entró en una sala hasta la llegada de la magistrada. Instantes después, llegaron tres agentes de policía que desalojaron a los periodistas del edificio por orden de la decana.
La declaración duró una media hora. Al tratarse de un robo en el interior de vehículo -un delito de gravedad menor-, la juez le dejó en libertad con cargos y sin fianza. La investigación judicial continúa, según fuentes judiciales.
A partir de ese momento, fue un ir y venir de El Rafita para intentar despistar a los informadores. Lo intentó por la entrada de las bodas civiles, pero enseguida llegó la nube de periodistas y cámaras. Y así durante varios amagos. Hasta que halló la solución: un Citroën C-4 camuflado del Cuerpo Nacional de Policía entró hacia las doce y media de la mañana en el garaje del aparcamiento de los juzgados. Unos 10 minutos después, los dos agentes de paisano salieron de nuevo. Pero algo más cargados. En el maletero y lejos de cualquier foco de cámaras, estaba El Rafita. Ahí se le perdió el rastro. Terminaba así la declaración por su sexto delito cometido desde que es mayor de edad. La libertad vigilada, tutelada por Instituciones Penitenciarias, termina el próximo mes de junio.
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