Privatización y despilfarro
La construcción de los nuevos hospitales con financiación privada ha supuesto el comienzo del proceso privatizador de la sanidad pública en la Comunidad de Madrid. La fórmula elegida se ha demostrado muy cara y de dudosa calidad en el Reino Unido. La prestigiosa revista British Médical Journal de 1 de diciembre de 2007 publica un artículo, El mercado ha fracasado, muy ilustrativo a este respecto. Exponemos a continuación datos e ideas que muestran la ineficiencia y pérdida de calidad que ya sufre nuestra sanidad. Veamos.
1. Los nuevos hospitales han supuesto la irrupción en tromba del capital privado. A fecha de hoy, casi ningún nuevo hospital funciona, a excepción de las consultas externas y algunos servicios en Valdemoro. Este importante retraso en relación a la promesa electoral pone en entredicho la pretendida rapidez y eficacia que la presidenta Aguirre concedía a esta fórmula. Se han pagado importantes cantidades, en concepto de canon, por hospitales que están cerrados. Ineficiencia y despilfarro.
Los madrileños deben saber que la construcción del hospital de Majadahonda y su mantenimiento va a suponer pagar con dinero público a la empresa adjudicataria más de 1.500 millones de euros (para su funcionamiento hay que añadir gastos de personal, aparataje y material que pagará el Gobierno regional). La Consejería de Sanidad ha gastado más de cinco millones de euros en contratos de consultoría y asistencia a los nuevos hospitales, lo que nos lleva a preguntar si la Comunidad de Madrid concibe que el papel de sus técnicos y funcionarios es el de suministradores de datos al servicio del sector privado. Esto es una utilización inadecuada de recursos humanos muy cualificados y una gestión ineficiente que acumula gastos innecesarios.
2. No se ha publicado el nuevo mapa sanitario, imprescindible para realizar la nueva ordenación de recursos que requiere la aparición de los nuevos hospitales. Presentado en julio de 2006 a bombo y platillo, nada se ha vuelto a saber de él. ¿Este incumplimiento obedece a una casualidad? Creemos que no. El mapa es una herramienta de planificación para el uso racional de los recursos, favorece la coordinación de niveles asistenciales y garantiza la equidad y la accesibilidad.
Todo esto pierde sentido si lo que se quiere es privatizar y esto explica por qué la planificación ya no es una prioridad para el Gobierno regional. La política de conciertos con el sector privado ya obliga a muchos pacientes a realizar largos desplazamientos. La inauguración virtual del hospital de Valdemoro (sucursal de la Fundación Jiménez Díaz) ratificará nuestras afirmaciones. Los pacientes que necesiten pruebas complejas serán derivados a la Fundación Jiménez Díaz, sin pasar por el Doce de Octubre, referencia de su área. Más facturación para la empresa.
3. La privatización de servicios clínicos es ya una realidad. Tras la inauguración virtual del hospital de Valdemoro, las muestras sanguíneas de los centros de salud de Ciempozuelos, Valdemoro, Titulcia y San Martín de la Vega han dejado de ser enviados al centro público de especialidades de Aranjuez y se están remitiendo a un laboratorio privado. ¿Es generar estos gastos innecesarios una gestión eficiente?
Resulta paradójico contemplar tales niveles de ineficiencia y despilfarro cuando se han tenido que pedir créditos extraordinarios para la nómina de diciembre de los trabajadores de la sanidad pública.
4. La Consejería de Sanidad ha publicado la cobertura de plazas en los nuevos hospitales. Queda al descubierto la privatización del Gobierno de Aguirre, suprimiendo las plazas de especialistas en Análisis Clínicos, Microbiología, Inmunología y Bioquímica. Su ausencia en los nuevos hospitales supone, de facto, su externalización y privatización. Ello, según todos los expertos, disminuye la calidad de la asistencia, rompe la comunicación entre los profesionales y enlentece la toma de decisiones. ¿Por qué el Gobierno regional no escucha la opinión de una enorme mayoría de profesionales? Sencillamente, porque su prioridad no es la calidad asistencial, sino hacer del sector sanitario un gran negocio.
Estamos ante un programado debilitamiento del sistema sanitario público, realizado desde una mayoría absoluta, prepotente y que hurta el imprescindible debate social y político. La situación es grave: se privatiza, se gestiona con ineptitud y despilfarro y se pone en peligro la calidad asistencial. Como profesionales del sistema público, pedimos a Aguirre que rectifique. Estamos a tiempo de evitar el grave deterioro sufrido por la sanidad pública británica tras la irrupción allí de empresas privadas con la misma formula.
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