Historia de una rubia
Una exposición cuenta los orígenes de la fabricación de cerveza en Madrid
Los amantes de la cerveza tienen hasta el 10 de noviembre la posibilidad de conocer el origen de la fabricación de esta bebida en Madrid mediante fotografías, documentos y utillaje fabril empleado por la compañía fundada por Casimiro Mahou, de origen alsaciano, desde su instalación en la calle de Amaniel, en el último tramo del siglo XIX, hasta nuestros días, cinco generaciones después.
Con imágenes procedentes del Archivo Gráfico Santos Yubero, integrado en el Archivo Regional de la Comunidad de Madrid de la calle de Ramírez de Prado, sede de la exposición y antigua fábrica de cervezas El Águila, la muestra relata cómo se abrió paso el consumo de la bebida rubia en la ciudad desde la llegada del maestro cervecero Konrad Stauffer hasta acreditarse en campeonatos de bebedores, celebrados en la década de 1950, de los que numerosas imágenes dan noticia. En ellas cabe ver también el retrato del conocido Román, ufano vendedor de refrescos de la plaza de toros de Las Ventas, o del torero Joaquín Rodríguez, Cagancho, apostado en la barra de un bar donde la ingesta cervecera es, en Madrid, inmemorial rito.
Llama la atención una denominada fuente dorada, de profusa grifería, ornamentada con motivos goyescos, con la cual se tiraban las cañas encima del mostrador de cinc de una céntrica taberna. Se exhiben además potentes estructuras metálicas empleadas en los procesos de germinación de la malta que, ayudada con arroz y maíz, según las épocas, componían con la cebada las materias primas de la elaboración tradicional de la cerveza. Precisamente, un documento de 1937, en plena Guerra Civil, informa de que la ausencia de malta impuesta por la extensión de los combates haría peligrar la fabricación cervecera y llevaría a posponer su producción cinco meses, con los consabidos "efectos sobre los combatientes". El Gobierno republicano decidió entonces importar malta de Polonia.
Capítulo aparte lo compone la colección de botellas de la firma, que en un principio, en los modelos chatos Steinberg, tuvieron etiquetas de papel -como la que aparece en el célebre cuadro de José Gutiérrez Solana La tertulia del café de Pombo, con los retratos de Ramón Gómez de la Serna, Tomás Borras y José Bergamín, entre otros- hasta las que, posteriormente, mostrarían la etiqueta serigrafiada o los cuellos alargados. Modelos tipo Pilsen y Múnich, más la botella precedente de la conocida litrona, se muestran asimismo al público, junto con las inconfundibles cajas de madera con cajoncillos o las barricas de roble forradas interiormente de pez, sustituidas ya en nuestros días por los barriles plateados. Mención aparte la compone una variada documentación sobre los trabajadores del gremio cervecero, con referencias a marcas provinciales como La Estrella de Gijón; San Juan de Valladolid; Damm de Barcelona; Knorr de Vitoria y La Zaragozana, La Salmantina y La Gaditana, entre otras.
La exposición, sin comisariar y de bajo presupuesto, acompaña a la firma de un acuerdo entre el vicepresidente del Gobierno regional, Ignacio González, y la firma cervecera para la digitalización de sus archivos que, con los de Galerías Preciados, componen la principal cuota hoy del patrimonio archivístico comercial privado que acoge el Archivo Regional de la Comunidad de Madrid en sus cuatro edificios de 30.000 metros cuadrados, con 85 kilómetros de anaqueles y expositores para alojar valioso material documental.
Archivo Regional de la Comunidad de Madrid. De lunes a jueves, de 9.00 a 20.30, y viernes, hasta las 14.00. Calle de Ramírez de Prado, 3. Entrada libre.
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