Hallada en Vicálvaro una necrópolis visigoda con 900 enterramientos
Data del siglo VI y es la más grande de cuantas se han descubierto
Madrid posee una riqueza en arqueología visigoda muy superior a la que se suponía hasta ahora. Así lo demuestra el reciente hallazgo de la mayor necrópolis de aquella civilización posromana en el territorio de la región y, presumiblemente, de toda España. Ha sido excavada en un valle situado en Vicálvaro, entre Vallecas y Mejorada del Campo, y data de una época que los historiadores sitúan entre los siglos VI y VII de nuestra era. Alberga más de 900 sepulturas, por su entidad un número insólito para este tipo de enterramientos, según la catedrática de Historia Antigua de la Complutense, Rosa Sanz.
La detección del nuevo cementerio visigótico se produjo hace ahora un año y su excavación comenzó el pasado diciembre. Entonces nadie imaginaba la extensión real, medida ahora con precisión: ocupa 1,5 hectáreas de una planicie otrora cerealera surcada por dos arroyos y con minas para la extracción de sílex. Las fosas sepulcrales fueron cavadas a unos 30 centímetros de profundidad. Muestran las específicas cistas visigóticas, lajas de piedra que bordean su perímetro. Miden entre 160 y 170 centímetros de longitud y medio metro de anchura. En ellas fueron depositados más de 900 cadáveres de adultos con los cráneos orientados hacia el Este. Unos 700 han sido ya exhumados. A ello hay que añadir una veintena de sepulturas de pequeño tamaño para niños. Empero, algunos infantes fueron enterrados en sepulturas para tres cadáveres.
Las sepulturas se hallaban a 30 centímetros de profundidad
El área contiene también vestigios romanos y medievales
A diferencia de los sarcófagos utilizados por los romanos, los visigodos sepultaban a sus deudos con sus ajuares dentro de cajones de madera, sellados por herrajes y clavos que, en esta ocasión, sí se han conservado. Entre los hallazgos destacan un puñal de la época goda y algunos aros, hebillas y broches de bronce a los que se atribuye valor sólo documental. El enclave de la necrópolis sugiere a la catedrática Rosa Sanz la cercanía de una urbe de considerable tamaño, aún no localizada. "Alcalá de Henares (que dista unos 20 kilómetros) sí fue un enclave visigodo de importancia", señala.
En el mismo paraje donde se encuentra esta necrópolis -no lejos del Cerro Almodóvar, la gran meseta de sílex que domina el barrio de Santa Eugenia, junto a la autovía de Valencia- se han documentado también importantes vestigios altoimperiales romanos, otros de la Alta Edad Media, algunos restos islámicos y numerosos otros de la etapa bajomedieval cristiana hasta el siglo XIV. Se trata de cuevas convertidas en habitáculos, además de silos subterráneos para el almacenaje de granos y basamentos de construcciones de poca entidad, pero desplegados por una superficie de seis hectáreas. Por todo ello, la zona en su conjunto compone, por su secuencialidad, uno de los escenarios documentales más completos de la historia arqueológica madrileña, con sedimentaciones consecutivas yuxtapuestas.
Los visigodos llegaron a España procedentes de Escandinavia y de la Europa oriental tras la declinación romana. Implantaron un sistema de vasallaje del que surgiría el feudalismo. Trocaron su paganismo originario por el cristianismo y protagonizaron una sangrienta guerra civil entre ortodoxos y arrianos, para sucumbir ante el empuje musulmán tras la alianza entre el conde Julián y huestes islámicas procedentes del Norte de África.
Cuatro son las grandes zonas en las que se ubican los yacimientos ahora descubiertos por el equipo de hasta 18 arqueólogos, así como antropólogos, geólogos, paleontólogos, y topógrafos de la empresa Argea que, con los de las compañías Arquex y Area, operan en la zona. Han sido contratados para las juntas de compensación de Los Berrocales y Los Ahijones, entidades cooperativas, para analizar el sustrato arqueológico donde la compañía Sacyr planea erigir centenares de viviendas en las inmediaciones de la ermita de la Virgen de la Torre, histórico lugar de culto.
Laura Rivero es, desde el lunes, la titular de la Dirección General de Patrimonio Histórico de la Comunidad de Madrid. Este organismo, por ley, supervisa la excavación, registro y documentación de los hallazgos. Cuando culminen los trabajos decidirá qué proporción de los yacimientos encontrados podrá ser musealizada. Rivero sustituye en el cargo a José Luis Martínez Almeida, director general desde 2007.
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