Brote de legionela en el centro de Madrid
Sanidad ha revisado 109 torres de refrigeración en busca del foco que afecta ya a 24 personas y ha causado un muerto - Se espera un "goteo de casos"Los técnicos envían muestras de agua para analizarlas en el laboratorio
Podría haber un foco o varios. Y se encontrarían en Centro o en Retiro, dos distritos limítrofes que suman casi 300.000 habitantes y en los que se concentra un número ingente de torres de refrigeración, fuentes ornamentales, equipos humidificadores, instalaciones de hidroterapia, spas, jacuzzis... Casi como buscar una aguja en un pajar. De momento, el brote de legionela ha afectado a 24 personas, una de las cuales falleció el martes pasado en el hospital Gregorio Marañón. Expertos de la Consejería de Sanidad y de los centros hospitalarios prevén que en los próximos días se produzca "un goteo de casos".
Mientras tanto, los inspectores del Servicio de Epidemiología trabajan contra el reloj para revisar todas las instalaciones susceptibles de haber producido la contaminación. A mediodía de ayer ya habían inspeccionado 109 torres de refrigeración de los dos distritos. Los técnicos se están centrando, según explicó ayer Jenaro Astray, jefe del área de Epidemiología, en las instalaciones próximas a las zonas en las que viven, trabajan, compran o pasean los afectados. A todos los que estaban en condiciones de hablar se les ha hecho una encuesta muy detallada para reconstruir dónde han estado en las últimas dos semanas.
El mal estado de algunas instalaciones hace sospechar que hay contaminación
El único fallecido tenía problemas respiratorios previos graves
La bacteria de la legionela es peligrosa cuando coloniza torres de refrigeración u otras instalaciones con agua estancada a temperaturas templadas. Si las bacterias se dispersan en el aire en forma de aerosoles (gotas minúsculas) pueden penetrar en las vías aéreas y causar neumonías. No se contagia de persona a persona.Las encuestas epidemiológicas permiten cruzar datos de todos los pacientes para encontrar puntos comunes y delimitar con mayor precisión las zonas en las que pueden estar los focos. Se les pregunta de todo: la dirección de su trabajo, de su casa, por dónde han paseado, dónde han comprado, dónde han ido al cine. Así se trazan rutas y probabilidades que luego se inspeccionan sobre el terreno. La mayoría de los afectados están ingresados en hospitales de Madrid capital (Gregorio Marañón, Princesa, Fundación Jiménez Díaz, Ramón y Cajal), pero también los hay en Móstoles, Alcorcón y Getafe. Estos pudieron contagiarse si trabajan en el centro de la ciudad o si estuvieron en la zona en la última semana y media.
A partir de los puntos marcados por los pacientes, los inspectores han estado revisando las torres de refrigeración en un radio de 500 metros. Lo han hecho a partir de un registro de torres y de condensadores evaporativos que gestiona la Comunidad de Madrid. Los propietarios y las empresas instaladoras están obligadas a notificar a la administración sanitaria, en el plazo de un mes desde que empiezan a funcionar, dónde están y qué características técnicas tienen.
Funciona un sistema de autocontrol. Son los titulares de las instalaciones los que se encargan de pasar las revisiones y de asegurarse de que no hay zonas sucias en las que se acumulen las bacterias de legionela. Pese a ello, explica Jenaro Astray, responsable de Epidemiología, hace tres años se realizaron vuelos a baja altura para identificar estas torres en las azoteas, de forma que los inspectores pudieran exigir a los propietarios que las dieran de alta en el censo y las controlaran periódicamente.
Ayer por la tarde, las inspecciones prácticamente habían cubierto todas las zonas señaladas por los pacientes, aseguró Astray. En algunas torres han encontrado anomalías. El mal estado de las instalaciones ha hecho sospechar que pueda existir contaminación, por lo que los técnicos han tomado varias muestras, que ahora deben analizarse. Los resultados tardarán 11 días en llegar. Generalmente, cuando se detecta que falta una revisión se ordena el cierre de la torre por precaución hasta que se conozca el resultado del análisis de laboratorio. Epidemiología reforzará la inspección esta semana y ampliará el radio de las revisiones.
El primer paciente afectado de legionelosis se detectó el sábado 16 en el hospital Gregorio Marañón. "Nos llamó la atención, porque no solemos tener casos", aseguró ayer Emilio Bouza, jefe del Servicio de Microbiología del centro. Cuando el domingo llegó otro caso y el lunes, un tercero, se disparó la alarma. El primer paciente, un hombre de edad avanzada que ya tenía una patología respiratoria grave, evolucionó mal y murió. Su estado era tan precario que cualquier infección respiratoria (una gripe, por ejemplo) hubiera tenido el mismo resultado, precisó Bouza.
Los casos de legionelosis suelen llegar a las urgencias de los hospitales como neumonías: fiebre, dolor torácico, pulmonía. La detección de la bacteria de legionela es rápida y sencilla, explica Bouza: con un test de antígeno en la orina. El tratamiento consiste en administrar antibióticos. Lo que es más complicado, y lleva más tiempo, es detectar si las bacterias proceden de una misma cepa. Es decir, si hay un único brote o varios. La bacteria del primer caso que tuvo el Marañón ya se ha cultivado y la muestra se ha enviado al laboratorio del Centro Nacional de Microbiología, en Majadahonda. Allí, mediante técnicas de tipificación molecular, se pueden comparar las cepas.
Solo uno de los 24 casos de legionelosis es nosocomial, es decir, adquirido cuando el paciente ya estaba en el hospital. Se trata de un hombre ingresado en el Marañón, aunque en el centro aseguran que el foco no está en su sistema de refrigeración, que se revisa puntualmente. El hombre paseaba todos los días por el exterior, lo que podría indicar que el origen está en las cercanías del hospital.
A los 23 casos que había contabilizados el sábado se sumó uno más ayer. De ellos, 19 son hombres y 6, mujeres. Veinte pacientes están hospitalizados, cinco de ellos en la UCI. Al Marañón no han llegado nuevos casos ni sábado ni domingo, lo que Bouza consideró "buenas noticias". Tampoco habían aparecido nuevos pacientes el fin de semana en el Ramón y Cajal, según el jefe de Microbiología, Rafael Cantón. Sin embargo, ni ellos ni los expertos de la Consejería de Sanidad descartan que vayan llegando esta semana. El periodo de incubación varía entre los dos y los 10 días, pero se han descrito casos de hasta 20 días.
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