De Barajas al cielo...
El aeropuerto tiene siete salas de culto religioso, tres de ellas para católicos
El emperador Feld Carlos I va tres veces al día a misa. Con la suerte de que tiene la iglesia y el capellán en su casa. Desde hace cuatro años, este mendigo, con delirios de realeza y famoso en la Red (7.570 entradas en Google), vive en la terminal 1 del aeropuerto de Barajas, delante de la capilla, la mezquita y la sala multiconfesional. Pero no es el único área de culto del aeródromo; el de Barajas es el aeropuerto de España con más salas religiosas (seguida de Tenerife Sur, con dos, y Valencia, Málaga, Santander e Ibiza, con una). Tiene tres capillas, dos mezquitas y dos salas multiconfesionales, repartidas en la T-1, la T-2 y la T-4. Y, además, avisa cinco minutos antes de cada misa, y sólo de las misas. Las otras religiones carecen de su minuto de gloria por los altavoces, tienen salas más pequeñas y no cuentan con un guía religioso. Una asociación de ateos pide a AENA que acabe con los avisos.
El párroco Alberto lleva 20 años trabajando en Barajas. Pilotos, azafatas, controladores, personal de tierra... Todos le conocen. Él dice todas las misas. Los viernes le toca en la T-4. Manuel, de 35 años, y Maite, de 34, le escuchan desde la penúltima fila. Alberto, abriendo mucho los brazos, les da la bendición: "No somos una comunidad. Somos un sitio de paso. Podéis ir en paz". Manuel y Maite han partido de Valencia y están a punto de coger un avión hacia Egipto. Si han pasado por misa es porque... "Lo hemos oído por megafonía". De las cinco personas que había en misa el viernes a las diez de la mañana, cuatro acudieron porque lo escucharon por el altavoz. Ni AENA ni el cura saben decir cómo empezó el aviso. "Hace mucho de eso", divaga Alberto.
¿Cuántas personas usan el servicio? "Muchas, muchas", dice el párroco. Pero no da una cifra. Los usuales, según él, no son desesperados ni temerosos al avión, sólo "fieles de paso, monjitas que se van a Madagascar...". Pero los domingos acuden también muchas personas del municipio de Barajas a escuchar al párroco. Él lo niega. "Vienen del pueblo excepcionalmente. Esto es un sitio de paso", insiste.
La mezquita de la T-4 está enfrente de la capilla, con las luces apagadas. Es la mitad de grande. No hay un alma y no entra nadie en tres horas. Tampoco tiene imán. La Comunidad Islámica se queja de la desventaja de su confesión en Barajas. "Nadie nos ha consultado cómo organizar el culto", se queja Riay Tatary, presidente de la Unión de Comunidades Islámicas de España, que integra a 223 de las 539 entidades islámicas que tiene registradas el Ministerio de Justicia. Asegura que otros aeropuertos, como el de Orly (Francia), tienen imán.
Si Razvan Suma, músico, rumano y ortodoxo, quiere rezar tiene que ir a una de las dos salas multiconfesionales. La de la T-4 es luminosa, con ocho bancos de mármol en diagonal y un púlpito a juego. La de la T-1 es una habitación con 12 sillas de plástico y un atril sin micrófono. Razvan no sabía que existían. Pero le parece "magnífico": "Un amigo mío se casó en una capilla en Estados Unidos, y fue genial".
"La tendencia del aeropuerto es ir quitando mensajes y limitarlos", reconoce un portavoz de AENA. Pero jamás se han planteado acabar con las llamadas a misa. Aunque si las reclamaciones van a más, "tomarán medidas". Hasta ahora, han recibido 87 quejas. El emperador Feld Carlos I tampoco hará nada en su aeródromo imperial. En su reino, el catolicismo es la religión oficial.
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