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Hacia la república de Sudán del Sur

El nuevo Estado declara el sábado su independencia del Norte.- Las fricciones sobre reparto del petróleo y trazado de las fronteras amenazan la estabilidad

"Tengo dolor pero también estoy muy feliz", dice Nunu Abdalrhman mientras se aparta las moscas y trata de acomodarse en su cama en el Hospital de Juba. "No sé si el bebé será niño o niña, pero quiero llamarlo Referéndum y sé que su vida va a ser buena porque va a venir al mundo al mismo tiempo que nuestra independencia". Abdalrhman tiene 20 años, está embarazada y los médicos del hospital esperan que dé a luz la semana que viene. Su bebé nacerá en el que será ya un nuevo país, la República de Sudán del Sur, que este sábado declarará su independencia.

La separación entre norte y sur llega tras casi 50 años de enfrentamiento y un referéndum el pasado enero en el que casi el 99% de los sureños votaron por la secesión. La votación formaba parte del acuerdo de paz que en 2005 puso fin a una guerra que enfrentaba a ambas partes desde 1983. Unos dos millones de personas murieron y más de cuatro millones resultaron desplazadas a causa del conflicto, según cifras de Naciones Unidas.

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Sudán del Sur es un país por construir y, tras su independencia, pasará a ocupar los últimos puestos en las clasificaciones internacionales de desarrollo humano y económico. Entre otros problemas, el nuevo Estado cuenta con uno de los peores índices de mortalidad maternal del mundo. Y, como el parto de Abdalrhman, también el nacimiento del nuevo país se presume complicado. Juba, la capital, aún presenta cicatrices de la guerra. Edificios medio en ruinas y cabañas se alzan junto a modernos ministerios y hoteles. Sólo algunas calles están asfaltadas y por los caminos de tierra y polvo pasean cabras y vacas de grandes cuernos. El calor es enorme todo el año, no hay sistema de agua corriente y la red eléctrica cubre sólo parte de la ciudad.

El resto del país, con una extensión algo mayor que la de España y Portugal juntos, está aun menos desarrollado. La mayoría de los 9 millones de habitantes forman unas 500 tribus con más de 100 grupos lingüísticos y que viven en pequeños poblados dispersos. Casi todos se dedican a la agricultura de subsistencia. A pesar de las enormes dificultades que esperan al nuevo país, el ambiente en Juba es de esperanza y optimismo. Un pequeño ejército de hombres y mujeres barre las calles principales y pinta las fachadas de algunos edificios. Las banderas de Sudán del Sur son omnipresentes y el himno del nuevo país suena constantemente en coches, oficinas y teléfonos móviles.

La esperanza del petróleo

En Juba confían en el dinero del petróleo para desarrollar su país, ya que desde mañana el sur va a controlar el 75% de una producción diaria estimada en 500.000 barriles. Sin embargo, es en el norte donde se encuentran las refinerías y oleoductos que permiten procesar y exportar el crudo, por lo que ambas partes se necesitan. El acuerdo de paz de 2005 establecía que norte y sur se repartirían a partes iguales los ingresos provenientes del petróleo, pero ese pacto ha vencido y Jartum y Juba no han llegado a un nuevo acuerdo.

Pero ahí no acaban los problemas entre el norte y el sur. Aún quedan aspectos por decidir sobre la ciudadanía de los sureños que estén en el norte y viceversa, e incluso todavía tiene que decidirse el trazado exacto de la frontera. Además, Juba y Jartum siguen enfrentados por el control de la región de Abyei, donde viven miembros de la tribu Ngok Dinka del sur y adonde van en busca de pastos los Misseriya, tribus nómadas y árabes del norte.

Y desde el mes pasado, el Ejército del norte está bombardeando la provincia fronteriza de Kordofán del Sur, que aunque oficialmente está bajo jurisdicción de Jartum, se alió con el sur durante la guerra civil que acabó en 2005. Con la secesión del sur, finaliza la tormentosa historia de Sudán como país unificado. Entonces ambos Estados pasarán a compartir la frontera más larga del continente, que seguro aún va a seguir dando que hablar.

Poco después de las doce de la noche, cuando de manera oficial Sudán del Sur ya se convirtió en un nuevo país, fueron muchos los ciudadanos que salieron a las calles a celebrarlo. En la imágen, danzas en las calles de la ciudad de Juba.
Poco después de las doce de la noche, cuando de manera oficial Sudán del Sur ya se convirtió en un nuevo país, fueron muchos los ciudadanos que salieron a las calles a celebrarlo. En la imágen, danzas en las calles de la ciudad de Juba.ROBERTO SCHMIDT (AFP)

Bachir asistirá a la declaración de independencia

J. M. C., Juba

La medianoche de mañana repicarán las campanas y sonarán tambores en todo Sudán del Sur para marcar el inicio del día en que esta región conseguirá su independencia. Mañana tendrá lugar la ceremonia oficial en la que la República de Sudán del Sur será declarada un Estado independiente y el actual presidente de la región, Salva Kiir, nombrado su primer presidente. Casi todo está listo para la ceremonia del sábado, a la que está previsto que acudan 30 jefes de Estado africanos y numerosos dignatarios internacionales. Incluyendo a Omar Al Bachir, el presidente de Sudán y enemigo del sur hasta la paz en 2005. La ONU espera poder admitir al nuevo país como su miembro número 193 el día 14 de julio, y depende de cada Estado reconocer individualmente la existencia como país de Sudán del Sur.

El sur ha anunciado ya sus símbolos nacionales. La bandera consta de tres franjas: negra, roja y verde, que simbolizan respectivamente el pueblo sursudanés, la sangre vertida durante la guerra y la tierra del nuevo país. Un triángulo azul, que representa las aguas del Nilo, corta las tres franjas y contiene una estrella que significa la unidad de los diez Estados que conformarán la República de Sudán del Sur. El himno, que todos los niños han sido obligados a aprender en sus escuelas, se llama Dios bendiga a Sudán del Sur y relata la lucha del pueblo sursudanés por conseguir su independencia.

Pero construir un nuevo país tampoco acaba ahí. Sudán del Sur va a dejar de usar el prefijo telefónico +249, que pertenece a Sudán y que el norte va a mantener, aunque aún no se sabe cuál será el nuevo código. El sur quiere también una moneda propia, que probablemente se llamará Libra sursudanesa. Se trata de una cuestión más complicada y habrá aún que esperar al menos seis meses, según ha aclarado el Banco Mundial.

Para tener sus propias selecciones deportivas nacionales, Sudán del Sur tendrá que esperar aun más, ya que las federaciones internacionales exigen la existencia de competiciones nacionales y otras condiciones durante un periodo de tiempo antes de poder solicitar el ingreso. En cuanto a los pasaportes, "los tendremos listos el día 9", dijo el ministro de Información, Barnaba Marial Benjamin. "Los pasaportes de Sudán os los podéis quedar como recuerdos".

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