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La memoria histórica también divide a Francia

Algunos maestros se niegan a leer la carta de un joven de la Resistencia

Conforme ordenó el presidente Nicolas Sarkozy el día de su toma de posesión, ayer fue leída en los colegios de Francia la emocionante carta que el joven militante comunista Guy Môquet escribió a sus padres antes de ser fusilado por los nazis, el 22 de octubre de 1941, a las afueras de Châteaubriand. Tenía sólo 17 años y escribió: "Mi querida mamaíta, mi adorado hermanito, mi amado papaíto: ¡Voy a morir! (...) Me hubiese gustado vivir, pero lo que deseo de todo corazón es que mi muerte sirva para algo".

La emblemática iniciativa, la primera que tomó como jefe de Estado francés, se inscribe en la sistemática apropiación por parte de Sarkozy de mitos y símbolos de la izquierda, y ha sido polémica hasta el punto de que hubo maestros y profesores que se negaron a secundarla, lo que forzó incluso al titular de Educación, Xavier Darcos, a anunciar que no habría sanciones contra quienes desobedecieran las órdenes del Ministerio. Hasta 10 ministros del Gobierno de François Fillon se desplazaron a centros escolares para asistir a la ceremonia, y dos de ellos fueron abucheados: Darcos y la titular de Justicia, Rachida Dati.

Protesta comunista

En París, frente al instituto Carnot, donde cursaba sus estudios el adolescente Môquet, se congregó un numeroso grupo de militantes de izquierdas, entre los que se encontraba la líder comunista Marie-George Buffet, para denunciar la "recuperación política" de Môquet, la "revisión de la historia" y el aparente silencio oficial sobre su condición de comunista.

La nota del Ministerio cambió incluso la palabra "camaradas" por la de "compañeros" del texto que debía ser leído. Pero en realidad fue elegido para ser fusilado en represalia por un ataque de la Resistencia que acabó con la vida del feldkomandant Karl Hotz, junto a otros 26 militantes, por ser hijo de Prosper Môquet, un conocido diputado comunista. En último término, señalan muchos historiadores, ni siquiera se le puede considerar como un resistente.

En la mayoría de centros educativos la carta se leyó sin incidentes. En muchos era ya una tradición y en otros se aprovechó la jornada para situar la carta del joven Môquet en su contexto histórico y discutir sobre los valores que representa. En Châteaubriand, donde fue fusilado, los profesores del liceo que lleva su nombre quisieron mostrar su perplejidad. "Ya costó mucho que le dieran el nombre de un comunista", explicaba uno de ellos, "y en los 30 años que existe este instituto, nadie ha venido a interesarse por lo sucedido. Ahora, de golpe, Sarkozy está interesado en crear nuevos héroes republicanos".

Sarkozy, que en principio debía acudir al Liceo Carnot, no acudió finalmente a ninguna escuela. Su consejero e intelectual de cabecera, Henri Guaino -probablemente el hombre que está en el origen de la incitativa-, explicó que la agenda del presidente, que viajaba a Marruecos, no le dejaba tiempo para ello. Para Guaino, el rechazo a leer la carta es "incomprensible" y concierne a "una pequeña minoría de gente que, por motivos que no tienen nada que ver con la ética, han abierto una mala controversia". Unos profesores, añadió, "a quienes no confiaría a mis hijos".

El primer ministro Fillon, que asistió a la lectura de la carta por un estudiante en el hotel Matignon, la sede del Ejecutivo, calificó la polémica de "irrisoria" y aseguró que el rechazo a leer la misiva era "bastante marginal". Para descartar cualquier tipo de sectarismo, recordó a los estudiantes que los miembros de la Resistencia al ocupante nazi tenían distintos orígenes y opiniones políticas muy variadas, y les pidió que consideren la carta como "la de un hermano que os dice adiós".

Manifestantes con un retrato del joven comunista Guy Môquet, en París alrededor del año 1945.
Manifestantes con un retrato del joven comunista Guy Môquet, en París alrededor del año 1945.AFP

La carta de Guy Môquet

- Mi querida mamaíta, mi adorado hermanito, mi amado papaíto: ¡Voy a morir! Lo que os pido, sobre todo a ti, mamaíta, es que seáis valientes. Yo lo soy y quiero serlo, así como todos los que han pasado antes de mí. Desde luego me hubiese gustado vivir. Pero lo que deseo de todo corazón es que mi muerte sirva para algo.

- Papaíto, sé que [...] te he causado bastantes penas y te saludo por última vez. Quiero que sepas que he hecho todo lo posible para seguir el camino que me has marcado.

- Un último adiós a todos mis amigos, y a mi hermano, al que quiero mucho. Que estudie bien para hacerse hombre.

- No puedo escribir más. Os dejo a todos. [...] P. S. A quienes os quedáis: sed dignos de nosotros, de los 27 que vamos a morir.

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