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Conflicto social en Grecia

"Los jóvenes ya no nos creen"

La violencia desatada en las calles pone de manifiesto la crisis institucional y política que agobia a los griegos

María Antonia Sánchez-Vallejo

La política, en Grecia, se lleva en el ADN, y no sólo entre la población, voraz consumidora de tertulias televisivas, sino especialmente entre los líderes. Apellidos como Karamanlis, Papandreu y Venizelos demuestran que el poder tiene algo de hereditario en la reciente historia de Grecia. El actual primer ministro repite el cargo que ya desempeñó su padre. Yorgos Papandreu, líder de los socialistas, es el tercer representante de la dinastía tras su abuelo, Georges, y su padre, Andreas, en labores tanto de Gobierno como de oposición. Y el apellido Venizelos, el del primer presidente de la Grecia independiente, se sienta más de un siglo después en el Parlamento.

Pero este sistema, basado en los clanes y las dinastías y, sobre todo, en un marcado bipartidismo, puede tener las horas contadas. La violencia desatada estos días ha puesto de manifiesto la crisis institucional, política y de concepto que arrastra el país. En las tertulias políticas que proliferan en todas las cadenas de televisión, se advertía ayer a los políticos que el sistema está en crisis. "Debemos preguntarnos qué policía queremos, qué policía necesitamos y para qué. Los ciudadanos han perdido la confianza en el Gobierno. ¿Qué crisis tenemos? ¿Es acaso una novedad? No, esto no es nuevo, no es de ayer", comentaba un tertuliano.

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El rector de la Universidad de Atenas, con 38 años de experiencia docente, no podía decirlo más claro en otro programa de opinión: "Los jóvenes ya no nos creen. Nos respetan, o nos toleran, pero ya no nos creen. Les hemos hecho perder la esperanza en el sistema".

A la monocorde alternancia de derecha e izquierda en el poder contribuye mucho la desunión de la izquierda. Hasta hace no mucho, había dos partidos comunistas, el del Exterior y el del Interior. El Partido Comunista de Grecia, heredero del tradicional prosoviético, y Sinaspismos, una reciente coalición de partidos de izquierda -incluido otro comunista con distinta filiación-, siguen enzarzados en una lucha sin cuartel, hasta el punto de que el diario To Vima titulaba ayer "Guerra civil en la izquierda" en alusión a sus desencuentros y sus andanadas casi diarias. Los secretarios generales de ambas formaciones, enemigos irreconciliables, fueron recibidos anteayer por el primer ministro Kostas Karamanlis, pero ninguno le brindó su apoyo para una concertación nacional que permitiera al país salir de la crisis. Alekos Alabanos, líder del Sinaspismos, se encaró incluso con los periodistas a la salida de Megaro Maximu, la residencia de Karamanlis. "¿Decís que celebro la violencia?", les espetó. El diario To Vima le recordaba ayer que, de momento, es lo único que aún no ha hecho.

Para atizar más los ánimos, una encuesta de opinión del instituto demoscópico BMR -realizada días antes de la crisis- ponía un caramelo en la boca a Yorgos Papandreu. Si se celebraran ahora elecciones, como reclama, su partido, el Pasok, aventajaría con el 32,2% de la intención de voto a Nueva Democracia, que obtendría el 27,4%. La tercera fuerza sería la coalición Sinaspismos (8,8%), seguida por el Partido Comunista de Grecia (7,6%), Laos (derecha populista, 4,3%) y los Verdes (3,2%).

Papandreu aprovechó la bonanza de los datos para sumarse a una manifestación silenciosa, con velas, en el centro de Atenas, mientras el resto de la ciudad se sumía en nuevos episodios de violencia, puede que recrudecidos por la falta de respuesta institucional al profundo malestar del país.

Manifestantes enarbolan en Atenas pancartas contra Karamanlis.
Manifestantes enarbolan en Atenas pancartas contra Karamanlis.AFP

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