"La flota rusa no se irá de Crimea"
Leonid Kuchma, ex presidente ucraniano cercano a Rusia, analiza las relaciones entre ambos países
La presencia de la flota rusa del Mar Negro en la península de Crimea es una realidad con la que Ucrania debe vivir, porque Moscú "no se irá" de la base de Sebastópol, según Leonid Kuchma, ex presidente de Ucrania (1994 a 2004) y padrino político de Víctor Yanukóvich, el actual presidente. Entre estos dos mandatarios deseosos de estrechar los vínculos con Rusia, Ucrania fue dirigida por el proatlantista Víctor Yúshenko (2005-2010) y las relaciones de los dos países eslavos llegaron a ser pésimas.
En una entrevista con EL PAIS, Kuchma, de 71 años, no considera problemática la decisión de prorrogar hasta 2042 la estancia de la flota rusa, que debía concluir en 2017. Admite, con todo, haberse sorprendido por la forma en que Yanukóvich y el líder ruso Dmitri Medvédev vincularon la decisión con los suministros de gas.
"Desde el punto de vista militar y estratégico, la flota rusa no representa un peligro y su capacidad para renovar el equipo está limitada por el acuerdo de partición de la Flota (soviética). La seguridad de Ucrania, a su vez, está garantizada por el memorando de Budapest (1994), por el que Kiev renunciaba a su potencial nuclear", dice. Y añade: "¿acaso puede alguien imaginar que Rusia se irá, cuando se acabe el plazo? No se irá, porque no tiene adonde ir, porque la base de Novorosisk (en la costa rusa del mar Negro), que intenta construir, cuesta miles de millones. ¿Acaso cree que hay que luchar con Rusia o que alguien va a ponerse de nuestro lado? Estoy convencido de que ni la Unión Europea ni EEUU moverían un dedo, porque abandonar Sebastópol sería tal golpe moral para la psicología rusa que si un presidente ruso tomara la decisión (de retirar la flota), al día siguiente no sería presidente."
"Vivimos tiempos mucho más difíciles en los noventa, cuando Crimea intentó repetidamente la secesión, porque en Rusia había políticos que aventaban esa hoguera", afirma. "El presidente Borís Yeltsin, en cambio, cumplió su promesa de no inmiscuirse en el conflicto con la élite de Crimea, que era prácticamente rusa".
"La soberanía de Ucrania estaba más amenazada en época de Yúshenko cuando la economía se hundía y se agudizó la desconfianza entre la parte occidental y oriental del país", puntualiza. El equipo de la "Revolución Naranja" (Yúshenko y su primera ministra Yulia Timoshenko) deterioró la posición de Ucrania y cabe preguntarse si Yanukóvich tendrá la capacidad de Kuchma de "nadar y guardar la ropa" ante Moscú. Kuchma, que fue director de una fábrica de misiles soviética (Iushmash de Dnepropetrovsk), no quiere "inmiscuirse" en la política exterior de Yanukóvich, pero recomienda "pluralidad de vectores" y la "continuidad" que Yúshenko quebró.
Kuchma cree que el acuerdo sobre la flota debería haberse separado del acuerdo por el que el monopolio ruso Gazprom rebajó los precios del gas a la ucraniana Naftogaz. "No encuentro respuesta a algunas preguntas, como el precio de mercado por el transporte del gas y el precio por la permanencia de la flota en Sebastopol. Ha resultado un trueque; ellos nos rebajan el gas y nosotros les dejamos estar en Crimea." "Se han apresurado", opina, refiriéndose a la falta de claridad sobre el volumen de gas que circulará por Ucrania. Moscú planea conectarse a Europa Occidental por dos gasoductos que evitarán el suelo ucraniano (la corriente del Norte y la corriente del Sur) con una capacidad de transporte de 90.000 millones de metros cúbicos al año, explica. Si se construyen, "¿qué gas queda para el transporte por Ucrania? Dentro de un tiempo nuestros gasoductos estarán cargados al 30%".
Yanukóvich se ha visto condicionado por Yulia Timoshenko que puso "una soga en el cuello de Ucrania" al firmar en 2009 un gravoso contrato con Gazprom. "Rusia podía ahogarnos en cualquier momento. Era un contrato antiucraniano que no estábamos en condiciones de cumplir. El precio del gas era más caro que para Alemania. Rusia lo aprovechó ".
Menciona el ex presidente las oportunidades perdidas, como la participación de Ucrania en la explotación de yacimientos de hidrocarburos en Rusia o el consorcio ruso-europeo- ucraniano para modernizar sus gasoductos. De haberse realizado este plan concertado con el presidente Putin y el canciller Gerhard Schröder , "el gasoducto estaría reconstruido, hubiéramos aumentado el tránsito del gas y Rusia quizá no se habría planteado la corriente del Norte ni la del Sur. No se hubiera debido permitir que se politizara el gasoducto", dice y refiriéndose a los "pragmáticos" dirigentes rusos afirma: "Si construyen esos gasoductos, no tendrán otro remedio que llenarlos y amortizar la inversión y no les importaran ni los intereses ni los gasoductos de Ucrania".
Kuchma afirma que "sin relaciones estratégicas con Rusia Ucrania no tiene futuro" y apoya la colaboración en el sector aeronáutico, naval y energético, incluida la fabricación de centrales nucleares y de una instalación de enriquecimiento de uranio. El ex presidente está "categóricamente en contra" de la unión de Gazprom y Naftogaz Ucrania, por su dispar peso específico. ¿Es un peligro la penetración del capital ruso? "Canadá existe pese al capital norteamericano", responde. "La gente está cansada del descenso del nivel de vida y de las promesas de los políticos". Apoya Kuchma la auditoria internacional encargada por el gobierno para valorar la gestión de Timoshenko, a quien reprocha practicar el populismo con las arcas vacías. Ahora "sin créditos internacionales la economía no remontará", señala. En 2004, siendo Kuchma presidente y Yanukóvich, primer ministro, el PIB creció un 12%. La culpa del hundimiento posterior de la economía "es más de los políticos que de la crisis", afirma.
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