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El exilio cubano se harta de Obama

El congresista Díaz Balart pasará su lucha anticastrista al campo privado

El exilio intransigente cubano se ha hartado de Barack Obama. No admite la política conciliadora del nuevo Gobierno de Estados Unidos hacia la isla. Su abanderado más importante, el congresista republicano Lincoln Díaz Balart, aprovechó el cierre de Washington por la gran tormenta de nieve para anunciar en Miami lo que ya tenía decidido. No se presentará a la reelección en noviembre y a partir de 2011 seguirá su lucha contra el régimen castrista desde la vida civil. La razón fundamental, su frustración porque la actual Administración tiene congelada la ayuda a los disidentes. No es el único caso, pero sí el más significativo.

La Agencia para el Desarrollo Internacional de Estados Unidos (USAID) ya casi no destina dinero a Cuba y a muchas organizaciones que recibían fondos se les han cortado tras los escándalos por mala administración surgidos el año pasado. En 2008, aún bajo la presidencia de George W. Bush, el Congreso aprobó 40 millones de dólares para dos años. Con Obama ha llegado la congelación y más aún tras la detención el pasado diciembre de un miembro de la USAID, un judío estadounidense que repartía productos electrónicos a miembros de su comunidad en la isla. Alan Gross fue calificado como agente por Cuba, pero Estados Unidos lo desmintió.

Hace unos días, varios congresistas republicanos, entre ellos los tres de Florida, escribieron una carta a la secretaria de Estado, Hillary Clinton, quejándose de que el Gobierno estaba tratando de "contentar" al Gobierno cubano y también le pedían que no se celebraran las nuevas reuniones migratorias previstas para el próximo día 19.

Díaz Balart no ha aguantado más y dijo en su anuncio de retirada política que quiere dedicarse a promover La Rosa Blanca, organización a favor de la democracia en Cuba fundada por su padre, Rafael (cuya hermana Mirta fue la primer esposa de Fidel Castro). Ministro de Gobernación con Fulgencio Batista, huyó a Estados Unidos en 1959, nada más triunfar la Revolución. Lincoln tenía apenas cinco años cuando salió con él.

"Es altamente frustrante ver que tras haber votado en el Congreso grandes cantidades de recursos para llevar a los héroes que luchan dentro de Cuba por la libertad, la Administración, que se supone tiene que cumplir las leyes, no las está distribuyendo". Incluso recordó unas palabras de Anuar el Sadat: "Hay un poder externo que determina el curso de los acontecimientos humanos y que lo dirige más allá de nuestro control".

Por eso cambia de campo: "La lucha sigue. En el próximo capítulo de nuestra lucha podré ser más útil para la libertad de Cuba", dijo ante un grupo de fieles y dirigentes de otros grupos afines. También estaba su hermano y también congresista Mario, que aprovechó para anunciar que en las próximas elecciones se presentará en el distrito que deja vacante su hermano. En su distrito se dejó entrever que quieren promover a David Rivera, otro férreo defensor de la línea dura contra Cuba. Inamovible sigue la tercera baza anticastrista, Ileana Ross-Lehtinen, que no dejó de recalcar la importancia de la causa cubana en cualquier posición, oficial o no.

Díaz Balart señaló que volverá a su profesión de abogado, lo que le podría reportar más dinero que como político. "Pero sólo es de cara a la galería", comentó Roberto, un funcionario jubilado: "Lo que querría ser es un nuevo Jorge Mas Canosa, aunque lo tiene difícil. Sólo se parece en que es de los más odiados por el régimen de Cuba".

Orgulloso del embargo

El congresista no se recató en recordar una de las cosas que le han hecho sentirse más orgulloso en sus 18 años en Washington, tras empezar en 1986 como legislador en el Estado de Florida, "fue la codificación del embargo de Estados Unidos contra la tiranía de Castro. El haber convertido en ley el embargo". De esta forma consiguió que sólo pueda ser derogado por una mayoría del Congreso, no por el presidente.

La ofensiva del exilio cerrado contra cualquier concesión o diálogo con la tiranía, como la denomina Lincoln, viene desde distintos campos. La noche anterior, durante un programa de televisión, Willie Chirino, una de las voces más emblemáticas de la diáspora cubana, lanzó la propuesta de formar un grupo o asociación para recaudar fondos y ayudar a los disidentes.

Los envíos de dinero a la oposición cubana no sólo han sido canalizados oficialmente, sino de múltiples formas alternativas y en muchos casos, ilegales. Han seguido caminos similares a la multitud de triquiñuelas usadas por los cubanos para enviar remesas o viajar burlando las leyes más estrictas en determinados momentos. Pero esto ya no es necesario para el cubano común en Estados Unidos desde el levantamiento de restricciones decidido por Obama.

Díaz Balart añadió que le quedan 10 meses como congresista y aún mucho trabajo. Espera que salga adelante la reforma migratoria y no dejó de fustigar a los demócratas. Tras criticar a la presidenta del Congreso, Nancy Pelosi, por bloquearla, se refirió a la "catastrófica deuda de Estados Unidos, que va a acabar con la clase media". Pero no citó a George W. Bush.

El congresista Lincoln Díaz Balart, durante una conferencia de prensa el jueves en Miami.
El congresista Lincoln Díaz Balart, durante una conferencia de prensa el jueves en Miami.AP

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