Un escándalo inoportuno para Kirchner
El Gobierno argentino investiga a 23 funcionarios por la trama de sobornos en la empresa sueca Skanska, a sólo dos semanas de las elecciones a gobernador en Buenos Aires
Lo que comenzó siendo el descubrimiento de un pago de comisiones ilegales y ha derivado en una trama organizada de sobornos, amenaza con convertirse en el mayor escándalo de corrupción que salpica al Gobierno argentino, presidido por Néstor Kirchner. El llamado caso Skanska, por el nombre de una empresa constructora sueca encargada de construir dos gasoductos, acusada de pagar sobornos, ha costado por el momento el puesto a dos altos funcionarios de la Administración. Otros 21 son investigados por la justicia argentina.
A falta de sólo dos semanas para las elecciones a gobernador de Buenos Aires, en la polémica se han visto envueltos no sólo los jueces y las personas investigadas, sino también destacados miembros del Gabinete de Kirchner, estrellas de la televisión y, de refilón, el mismo Diego Armando Maradona. La presidencia de Kirchner termina en principio el próximo octubre, si no se presenta a la reelección, lo que todavía no está claro.
Además, en el punto de mira de la oposición se encuentra el poderoso ministro de Planificación Federal, Julio de Vido, hombre del círculo íntimo de Kirchner que lleva las relaciones del Gobierno con las empresas extranjeras que operan en Argentina. Sus compañeros en el Gabinete han salido en defensa del ministro recalcando que De Vido no se encuentra involucrado.
Las grabaciones, realizadas el año pasado y localizadas por un juez el pasado martes al ex gerente de Skanska Javier Azcárate, muestran que su empresa habría realizado pagos a funcionarios por valor de 200 millones de dólares (160 millones de euros) por obras de infraestructuras realizadas en todo el país. Cuando el juez federal Guillermo Montenegro llamó a declarar como imputados al presidente de la estatal Enargas y al gerente de Nación Fideicomisos, perteneciente al estatal Banco Nación, el Gobierno decidió destituirlos.
Ayer ya eran otros 21 funcionarios los investigados por la fiscalía en una trama de sobreprecios. En el sumario, sin que ello signifique todavía su complicidad, aparecen citadas también la principal siderurgia del país, la italo-argentina Techint, la principal petrolera, la hispano-argentina Repsol-YPF, y el Banco de Desarrollo de Brasil.
Eso sí, varios ministros han reconocido que a la Administración Kirchner le han marcado un tanto en una materia como la corrupción, de la que hasta ahora no se habían encontrado pruebas en su contra. Un gol que llega en un momento pésimo, a las puertas de una crucial votación en la capital federal en la que el candidato de Kirchner y ministro de Educación, Daniel Filmus, corre el riesgo de ser derrotado.
Una situación que ha hecho cundir el nerviosismo en las filas oficialistas y que ha llevado al Gobierno argentino a cometer algunos errores de manual. Como cuando el jefe de Gabinete de Kirchner, Alberto Fernández, mostró hace 11 días en una comparecencia ante el Congreso, sin que nadie se lo pidiera, presuntas facturas que demostrarían que la Gobernación de la Capital argentina (en manos de la oposición) también cobra sobornos. Algunas facturas llevaban el sello de la productora Ideas del Sur, perteneciente a una de las máximas estrellas de la televisión argentina, Marcello Tinelli, quien a la mañana siguiente lanzó durísimas acusaciones contra el Gobierno y comparó a Fernández con el ministro de la dictadura militar José López Rega.
Fernández se retractó, pero esa misma noche Tinelli llevó a su programa Bailando por un sueño a su amigo Diego Armando Maradona, quien apuntó al Gobierno como autor de los frecuentes bulos que circulan por Buenos Aires sobre su muerte. El astro acusó al Ejecutivo de Kirchner de crear cortinas de humo.
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