Los envejecidos votantes de Chile
El Gobierno intenta atraer a las urnas a los menores de 30 años, que suman menos del 8% del padrón electoral
Con el lema Yo tengo poder, yo voto, una campaña publicitaria del Gobierno desplegada en televisión, radios y avisos en las vías públicas busca aumentar la inscripción de los menores de 30 años en el padrón electoral para los comicios presidenciales y parlamentarios del próximo 13 de diciembre. Los candidatos también despliegan esfuerzos propios para atraer a los jóvenes, cuya participación electoral ha caído desde representar un 35% del padrón electoral en el plebiscito de 1988, en el que el triunfo del no impidió que el dictador Augusto Pinochet se perpetuara en el poder, hasta menos de un 8% en los comicios municipales de 2008.
El poder electoral, que al restablecimiento de la democracia en 1990 estaba en manos de los menores de 35 años, hoy descansa entre quienes tienen 35 y 55. En la práctica, son casi los mismos votantes de hace 20 años, pero que ahora ya tienen sus primeras canas.
Un analista político ha descrito el fenómeno como el avance progresivo hacia una "democracia gerontocrática". Para el jefe de estudios de la empresa de estudios de mercado y opinión pública Adimark, Roberto Izikson, "el padrón electoral se ha envejecido y los que toman decisiones son los mismos que en 1990, pero más viejos". La situación se traduce en que será este segmento el decisivo en las elecciones y a ellos se dirigirán especialmente las campañas.
A diferencia de otros países, en Chile el voto es obligatorio, pero hay que estar inscrito previamente en los registros del Servicio Electoral. Para tener derecho a votar es necesario ser mayor de 18 años e inscribirse en una oficina del Servicio Electoral en la comuna de residencia.
El trámite, que cada vez realizan menos personas, debe efectuarse en oficinas públicas que sólo abren de martes a sábado. Las inscripciones para tener derecho a voto en los comicios de diciembre estarán abiertas hasta el 13 de septiembre, y el plazo es escaso para revertir la tendencia. Se trata de "un sistema arcaico", sostiene Izikson.
Pero el derecho a voto, que tampoco es universal, porque no se ha ampliado a los chilenos que residen en el exterior por el rechazo de la derecha, se transforma para los inscritos en una obligación vitalicia y bajo amenaza de multa si no acuden a votar.
Una reforma constitucional transformó en marzo la inscripción en automática e hizo voluntario el voto, pero sólo tendrá efecto a partir de las elecciones municipales de 2012.
Con la inscripción automática, por el sólo hecho de tener 18 años, en 2012 se incorporarán al padrón más de tres millones de personas, un tercio de los votantes. El nuevo caudal de votos tornará más impredecible el resultado de los comicios y algunos temen que pueda subir la abstención por la pérdida de la obligatoriedad del sufragio.
La apatía es mayor entre los más jóvenes. En 1988, quienes tenían entre 18 y 24 años representaban el 20% del total del padrón electoral, pero hoy son sólo el 3%. Algunos lo atribuyen al desinterés de los jóvenes por la política, un fenómeno mundial sólo roto por la elección de Barack Obama en Estados Unidos, y que crece en la medida que los resultados de los comicios son menos traumáticos para las sociedades. Para otros, la responsabilidad en el caso de Chile es de un sistema electoral restrictivo, concebido en dictadura y que todavía no ha sido reformado a fondo.
Según las encuestas, el voto de los jóvenes tiende a favorecer en primer lugar al candidato opositor Sebastián Piñera, que representa a la derecha, y en segundo término a Marco Enríquez-Ominami, un diputado que renunció al Partido Socialista y se presentó como independiente después de que no le permitieran competir en las primarias de la coalición gobernante. En cambio, el ex presidente Eduardo Frei, el abanderado de la Concertación, tiene más apoyo entre los mayores de 55 años.
Enríquez-Ominami, que asegura haber conseguido más de las 36.000 firmas necesarias para presentarse como candidato independiente a la presidencia, acompañó a un grupo de jóvenes a inscribirse en la oficina central del Servicio Electoral el pasado lunes. Pero las oficinas estaban cerradas. "En esta elección presidencial como en ninguna otra hay una fuerza creativa, productiva, pensante, que va a quedar fuera del sistema electoral", criticó.
Las campañas que han desarrollado los partidarios de los candidatos para inscribir jóvenes tampoco han dado resultados. Uno de los hijos de Piñera ha recorrido el país en un autobús para incentivar a los menores de 24 años con el lema Mójate por Chile. El Servicio Electoral y el estatal Instituto de la Juventud han hecho un llamamiento a los estudiantes para que se inscriban hoy en una jornada especial.
Los sondeos coinciden en situar a Piñera primero en la elección, seguido por Frei y Enríquez-Ominami en una competencia reñida, en la que el primero tiene una leve ventaja. El apoyo a Piñera y Frei aparece estancado o con leves variaciones, mientras Enríquez-Ominami ha crecido hasta quedar muy cerca de Frei.
Una encuesta de IPSOS publicada el miércoles muestra por primera vez que en una eventual segunda vuelta contra Piñera, Enríquez-Ominami lograría un 40,3% contra un 43,6% de aquél, un resultado mejor al que obtendría Frei (38,1%) frente al candidato de la derecha (45,5%).
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